A la fecha, a ningún candidato presidencial le he escuchado una propuesta deportiva para el país, una política nacional que permita ayudar a tantas mentes insanas, violadas, secuestradas, desaparecidas, dañadas por la violencia económica, política y social que viven los salvadoreños.
Ni siquiera les he escuchado una “propuesta” banal, de esas ideas que se suelen lanzar en campaña en las que se promete algo pero no se explica cómo la cumplirán. El deporte acá sigue viéndose como mera actividad lúdica. Es una pena que los candidatos presidenciales, las cúpulas de los partidos, los diputados y sus cientos de asesores no vean en el deporte una oportunidad clave en distintas vías.
Dos parlamentarios del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), presentaron un recomendable para reorientar el dinero que INDES daba a la Fesfut
Es cierto que contribuye a la parte lúdica, pero también a la salud. Está comprobado que los países desarrollados invierten muchísimo en políticas públicas deportivas porque es más barato como medida de prevención que tratar enfermedades como la obesidad, artritis, depresión, entre otras.
No ven, no leen los tomadores de decisiones (o no les interesa) que el deporte puede servir para que todo el odio que muchos salvadoreños sienten a diario, por las injusticias que observan o sufren, puede ser canalizado de una manera más sana que pelearse con el vecino, desquitarse con la pareja o con los hijos.
El deporte también permite mejorar las capacidades para aprender, no sólo sobre valores y convivencia, sino en educación formal. Además, los entrenadores pueden jugar un papel clave de formadores en la desmembrada familia salvadoreña .
Nuevo estira y encoge entre ambas instituciones, tocan ahora al fútbol playa
Eso sin hablar que, bien planificado y ejecutado, el deporte sirve para crear nuevo tejido social, tan deteriorado por las exclusiones, el desplazamiento forzado, las desapariciones, renta, etc,. Se imaginan torneos intercantonales, intermunicipales, coloniales… de fútbol, ajedrez, baloncesto… entre niños, niñas, adultos mayores, padres de familia… entre todos.
Si bien hay ciertos esfuerzos nacionales, torneos colegiales y universitarios, en el país hay un mundo inexplorado de redes que podrían crearse a través del deporte. En cuerpo sano…
En el mundo
Esta situación no es particular de El Salvador. De hecho, es común en los países subdesarrollados. En términos generales, obviando particularidades muy específicas y casos excepcionales, no en vano los países desarrollados son los que más apuestan a políticas públicas sobre deportes.
Estados Unidos invierte fuertemente en el deporte colegial y universitario, desde la empresa privada pero también desde el gobierno. Alemania relaciona directamente el deporte con espacios públicos y convivencia ciudadana, igual que Chile. En Brasil, la cultura deportiva es impresionante y les permite, por la misma demanda de la ciudadanía (en unos estados más que en otros), una inversión importante en deporte. Quizás porque todos estos países han relacionado al deporte con otras áreas importantes para la vida de la ciudadanía, y para otras áreas fundamentales.
En Estados Unidos, por ejemplo, de manera paralela y de la mano se desarrolla toda una industria que genera billones de dólares al año, que promueve la industria deportiva, la salud y el consumo.