En el mismísimo Santiago Bernabéu, el Real Madrid, urgido para sumar de a tres ante su gente, recibió al Barcelona, el líder, por la jornada 26 de la liga española. Este fue el famoso Clásico Español del desempate, donde ambos equipos llegaron con un total de 72 victorias por bando, mismo número de derrotas y 35 empates para cada uno en un total de 179 juegos.
Pese a estar en casa Zidane, salió más conservador desde el inicio con un 4-1-4-1 con Casemiro como escudero de los centrales; mientras que Benzema fue en solitario la punta de lanza para los merengues.
Barcelona salió también con sus reservas, pero con mucha gente de buen pie y dos especialistas en la marca como lo son Arturo Vidal y Sergio Busquets. El chileno se sumaba en el dibujo táctico por un extremo del campo, eso hizo intuir que el juego de sociedades sería importante sobre todo por el centro, y no tanto cerca de la línea de cal para los catalanes.
Similar situación pasó con el Real Madrid, donde Valverde, un mediocampista mixto, fue colocado en la banda para marcar a De Jong y colaborar con Carvajal en las subidas de Jordi Alba por la izquierda.
3 – Thibaut Courtois ha parado 30 de los últimos 36 remates a portería que ha recibido con el @realmadrid en @LaLiga (tres paradas en la primera parte ante el Barcelona). Valladar. pic.twitter.com/tyeRVn7ZZa
— OptaJose (@OptaJose) March 1, 2020
Han sido 200 minutos desde que el último gol se anotó en #ElClasico
Casi se cumple un año entero desde que hubo un gol de Rakitic en victoria 1-0 el 2 de marzo del 2019 pic.twitter.com/K2Vq1TV351
— ESPN Datos (@ESPNDatos) March 1, 2020
Con intenciones muy similares por parte de ambos clubes, el partido se desarrolló con notable intensidad desde el primer minuto ya el Barcelona apostaba por una tenencia rápida del balón, pero sin vértigo, para llegar paso a paso al arco de Courtois. El Madrid desarrolló una idea distinta, la de llegar por las puntas y lo más rápido que podía con Valverde y Vinicius Junior, secundados tibiamente por Marcelo y Carvajal. En el Barcelona los laterales fueron mucho más conservadores aún.
El Barcelona amagó una y otra vez con arribos por el centro de Messi, Griezmann y De Jong, pero ninguno de ellos encontraba el socio ideal para inquietar al portero belga, quien veía cómo se trasladaba el balón de un lado a otro a una exagerada cantidad de revoluciones. El Madrid por su parte, estaba más fino en el traslado rápido de balón, pero no encontraba la definición más notable de quienes rompían por las puntas.
Ninguno de los arqueros fue exigido de gran manera en la primera media hora, pero el número de veces que el balón merodeaba en ambas áreas daba la sensación que el peligro era inminente, pero tan solo eso, sensaciones.
A los 33 minutos Courtois tuvo la primera gran definición en un mano a mano con Arthur quien llegó hasta el borde del área y disparó de derecha; ante ello, el belga logró desviar con la punta de los guantes a córner y evitó el primer grito de gol en el partido. Al brasilero le faltó levantar más el balón para romper el cero y su remate a media altura fue agradecido por la “Ultra Sur” merengue, que aplaudió con fuerza la resolución de Thibaut.
En síntesis, cada centro al área no fue preciso, o fue despejado por la defensa de turno, o una entrega equivocada, salvo uno que recibió Griezmann pero la sacó del estadio.
Al término del primer tiempo del partido el mejor futbolista para el Real Madrid terminó siendo Courtois por su paradón ante Arthur. Los mejores del Barcelona fueron Semedo -conteniendo a Vinicius Jr. y a Marcelo- y también Busquets, imperial, minimizando con puro oficio a Kroos e Isco, quienes con sus recursos poco o nada lograron hacer para avanzar por cuenta propia y menos aún para crear conexiones peligrosas para sus compañeros.
Para el segundo tiempo una incógnita fue saber si ambos equipos seguirían jugando a mil por hora, o le bajarían un cambio en busca de ahorrar fuerzas para ganarlo con más seso que músculo.