El Real Madrid mostró su solidez como líder y cerró su mala racha de derbis ligueros en el Santiago Bernabéu, con un triunfo (1-0) ocho años después gracias a un tanto de Karim Benzema, que castigó a un Atlético de Madrid lastrado por las bajas y por su falta de gol en un primer tiempo que dominó, antes de ceder ante el empuje madridista.
Al Real Madrid se le comienza a poner cara de campeón. Resta mucha Liga, pero es pura solidez. Ya tiene seis puntos más que el Barcelona, que juega este domingo, y trece de ventaja respecto al Atlético tras superar uno de esos partidos grandes que se le atragantaban. Se mantuvo en pie en un derbi con dos partes diferenciadas. Inferior a un rival que fue incapaz de plasmar su mejoría en el marcador en la primera. Desatado en la segunda con un movimiento táctico de Zinedine Zidane que fue clave.
Simeone lo volvió a desactivar con sencillez. Su pasión en la banda la plasmó en el terreno de juego Morata, incansable en el intento, y a su espalda apareció Vitolo para hacer daño al espacio. El Real Madrid encontraba problemas a espaldas de sus medios y con el balón no encontró soluciones en el primer acto. Los detalles de calidad de Isco estaban lejos de una zona de peligro. En el carril que debía aparecer Bale, que ya no cuenta, actuó Valverde.
Ese movimiento de Zidane no tuvo el efecto esperado por el técnico francés. El uruguayo es pura pasión en el campo. Lo intenta siempre. Pero pegado a cal perdió gran parte de su potencial. Solo el balón parado o el factor sorpresa desde segunda línea habrían adelantado al Real Madrid, pero a Sergio Ramos le faltó el acierto de otras citas. Remató de zurda arriba un centro de Kroos nada más nacer el duelo y desperdició una acción estratégica en el único fallo de concentración del equipo rojiblanco, que jugaba como si de una final se tratase, consciente de que gran parte de la temporada le iba en el choque.