Elmer Robles, capitán de la Selecta Playera: “Esta medalla la llevo en mi corazón”

Elmer Atilio Robles, capitán de la Selecta playera, levantó con orgullo una medalla que significa mucho más que un título. A sus 35 años, el usuluteco de la Isla San Sebastián volvió a subirse a lo más alto del podio en los XII Juegos Centroamericanos Guatemala 2025, al conquistar el oro junto a sus compañeros tras vencer 5-2 a Panamá y 5-4 a Guatemala en la triangular regional.

“Esta medalla la llevo en mi corazón”, dijo emocionado Robles en entrevista con el INDES, quien admitió que vivió esta competencia con sentimientos encontrados. “La he vivido como una de las últimas de mi carrera. Tengo que sentar cabeza con mi esposa e hijos para ver qué será de mí. Solo yo he sobrevivido de la generación dorada, porque aún tengo energía y esas ganas de ver triunfar a la selección”, comentó con la humildad que lo caracteriza.

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El legado de un líder

Robles, parte del histórico equipo que alcanzó el cuarto lugar en el Mundial de Rávena 2011, es hoy el único representante activo de aquella generación dorada que marcó una época en el fútbol playa salvadoreño. Con cuatro participaciones mundialistas —Rávena 2011, Tahití 2013, Rusia 2021 y Seychelles 2025—, el jugador ha sido un símbolo de entrega, disciplina y amor por la camiseta.

“Ya no están Agustín Ruiz, Rubén Batres ni Frank Velásquez, pero el profe (Rudis Gallo) tiene el objetivo de llamar nuevos jugadores que vengan con esa misma energía y talento, y lo hemos demostrado ahora”, explicó. Para Robles, más allá de los resultados, lo más importante es transmitir la mística de compromiso y esfuerzo que caracterizó a su generación.

Como capitán, lideró con ejemplo y humildad a una selección en proceso de renovación. “Me han dado el honor de portar el brazalete, pero siempre hay que ser humilde, porque los jóvenes observan todo lo que uno hace. Creo que el profe me eligió por la experiencia, y eso les ayuda a motivarse”, señaló.

Reconocimiento del cuerpo técnico

El entrenador Rudis Gallo, quien ha acompañado a Robles en buena parte de su trayectoria, no escatimó elogios hacia su capitán. “Es un jugador muy aplicado y un estandarte de la selección desde 2011. Es un ejemplo de trabajo, lucha y humildad. Tiene toda nuestra confianza y es un referente para las nuevas generaciones”, destacó el técnico nacional.

Esa confianza ha sido clave para que Robles mantenga su lugar en un equipo que ha sabido reinventarse con el paso de los años. En un torneo marcado por la renovación y la juventud, el veterano jugador fue el ancla emocional y deportiva de un grupo que volvió a demostrar por qué El Salvador sigue siendo potencia en el fútbol playa centroamericano.

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Orgullo, experiencia y futuro

Durante la premiación en la cancha del Complejo Deportivo Greenfield, Robles entonó con emoción el himno nacional, consciente de que esta medalla podría marcar uno de los capítulos finales de su carrera. Sin embargo, su mensaje fue de esperanza y compromiso hacia el futuro del fútbol playa salvadoreño.

“Creo que esta selección va a seguir creciendo. Solo yo he quedado de esa generación, pero invito a los jóvenes a que vengan y tomen nuestro lugar, porque un día daremos un paso al costado, y los que lleguen deben hacerlo mejor”, afirmó el capitán, con la serenidad de quien ha entregado su vida a la camiseta azul y blanco.

Con más de 15 años de trayectoria, Robles no solo deja una huella imborrable en la arena, sino también un legado de inspiración para las nuevas generaciones que buscan mantener viva la llama del fútbol playa salvadoreño. Su medalla de oro no es solo un trofeo: es un símbolo de perseverancia, orgullo y amor por El Salvador.