Salvadoreño hace historia en el fútbol de Italia
El salvadoreño Antonio Henríquez Granillo lleva ya varios años formando jugadores en el fútbol italiano, y ahora quiere venir a formar futbolistas cuscatlecos.
Desde joven, Antonio Henríquez Granillo combinaba sus estudios con la pasión por el fútbol. Jamás imaginó dejar su país, pero el deseo de superarse lo llevó a tomar una decisión que cambiaría su vida, migrar para Italia. "Un amigo de la infancia llegó de vacaciones desde Milán. Yo cursaba segundo año de bachillerato y acababan de seleccionarme para jugar en la segunda división con el Club Leones de Sonsonate", recuerda Henríquez.
El Salvador, participaba en torneos en El Cafetalón y el oratorio de Santa Tecla, además de torneos navideños en su natal Lourdes, de ahí saltaría al fútbol federado.
En 1989, Henríquez decidió irse a Italia junto a su amigo. "Éramos ocho hermanos y mis padres se esforzaban por mantenernos a todos. Yo ganaba 25 colones por partido. Pensé: 'Mejor me voy, soy joven, hago cinco años y regreso para seguir con mi carrera futbolística'". De eso han pasado ya 36 años.
En Italia comenzó a trabajar para cumplir la promesa de devolver el dinero invertido en su viaje. Pasado un año, se presentó a las pruebas para conformar una selección salvadoreña para participar en campeonatos italianos, y fue seleccionado desde la primera convocatoria.
Jugó varios años en esa selección, la mayoría como capitán, en torneos de alto nivel frente a clubes italianos.
Durante ese tiempo levantó varios trofeos. Además, se involucró en proyectos comunitarios para apoyar a personas con dificultades en su país, a través del grupo Monseñor Romero en el Centro Schuster de Milán.
En 2007, ya retirado, lo buscaron algunos jugadores y dirigentes de la selección salvadoreña en Italia, que atravesaba una mala racha. Junto a un amigo empresario, decidió asumir el reto de dirigirla. "No se cuántos billetes metió ese hombre en el proyecto, pero quería volver a ver a la selección triunfar", comenta.
Uno de los grandes objetivos era conquistar el prestigioso torneo Milano Mundo, donde cada comunidad extranjera presentaba su selección. En 2008, tras una preparación intensa, El Salvador se proclamó campeón del torneo por primera vez, con Henríquez como director técnico. "Fue algo soñado. El estadio estaba lleno, teñido de azul y blanco. Fue ahí donde comenzó mi carrera como entrenador federado".
Al finalizar ese torneo, un director deportivo le ofreció un puesto como asistente técnico del Brera Calcio, club de cuarta división, fue un salto importante.
Henríquez inició entonces sus estudios para obtener licencias de entrenador. Comenzó a dirigir en categorías juveniles. Después obtuvo otra licencia, que le permitió entrenar en ligas regionales juveniles, y finalmente una tercera, que lo habilita para dirigir en categorías juveniles nacionales y hasta la quinta división italiana. Ha recibido instrucciones de entrenadores de la Serie A, como Arrigo Sacchi y Eugenio Corini.
Ahora quiere lograr la equivalencia de sus títulos en El Salvador para formar a jóvenes en las canteras y reservas del país. "Formar a jóvenes italianos ha sido mi mayor experiencia laboral en el fútbol. Me gustaría aportar todo ese conocimiento en mi tierra natal", dice.
Actualmente, el consulado de El Salvador en Milán lo ha nombrado director técnico de proyectos de fútbol dentro de la comunidad salvadoreña. "Según los datos, soy el único salvadoreño con licencia de entrenador acreditado en Italia y registrado en el Álbum de Oro de los entrenadores italianos. Tengo toda la documentación oficial emitida por la FIGC", expresa.
Actualmente trabaja con la academia Rogoredo 84, afiliada al AC Milan, donde continúa formando nuevas generaciones de futbolistas.
Esta experiencia, afirma, es fruto de una pasión profunda por el deporte. No obstante, para poder sostenerse económicamente, Henríquez también trabaja como empleado en una empresa. "Uno de los fines de este proyecto es también combatir el ocio y la mediocridad en la juventud, promoviendo una integración real en el tejido social italiano a través de la disciplina, la honradez y la solidaridad", asevera.
Su labor como entrenador no se limita a dirigir entrenamientos: es un trabajo que requiere disciplina, técnica, estrategias claras y, sobre todo, la capacidad de valorizar a cada jugador en el rol que mejor exprese su potencial.
Antonio Henríquez Granillo continúa escribiendo su historia entre la pasión, el sacrificio y la esperanza, dejando huella dentro y fuera del campo.

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