Águila cambia de vuelo, Daniel Messina deja el banquillo y se convierte en director deportivo
El club migueleño anunció que Daniel Messina deja la dirección técnica y asume un nuevo rol como director deportivo y coordinador de fuerzas básicas.
El club migueleño confirma la salida de su entrenador principal en medio de una racha negativa. El nuevo rol de Messina apunta a consolidar las bases del proyecto aguilucho, mientras se espera al sustituto que levante el rumbo del equipo.
Una decisión que cambia el juego
En medio de una temporada con más preguntas que goles, el Club Deportivo Águila anunció un movimiento clave: Daniel Messina deja de ser el director técnico del primer equipo y asume un nuevo rol como director deportivo y coordinador general de las categorías inferiores.
La noticia se dio a conocer este miércoles 25 de septiembre a través de un comunicado oficial del equipo oriental. Aunque no se usaron términos como “destitución” ni “despido”, el anuncio confirma lo que ya se comentaba en pasillos y redes: el proyecto deportivo de Águila necesitaba un golpe de timón.
Y es que los resultados no acompañaban. Según los integrantes del equipo negro naranja acumulan seis derrotas consecutivas en el Apertura 2025 y estaban alejándose peligrosamente de los puestos de clasificación.
No es adiós, es reubicación estratégica
En lugar de cortar vínculos, la directiva optó por reubicar a Messina en un cargo de planificación. Así lo explicó el comunicado del club, donde se resalta “el compromiso, la dedicación y el profesionalismo demostrado durante su gestión”.
Ahora, desde su nuevo cargo, Messina tendrá la responsabilidad de alinear la filosofía de juego desde las inferiores hasta el primer equipo, un modelo que busca resultados a largo plazo.
La presión de los resultados
Lo cierto es que los números ya pesaban. El equipo no solo perdía, también se veía desconectado en la cancha. En varias conferencias, el propio Messina admitió la dificultad del momento.
“El puesto siempre es el primer fusible cuando las cosas no salen”, dijo tras una de las recientes derrotas, en palabras recopiladas por elsalvador.com. También afirmó que había momentos en que el equipo gustaba, pero reconocía que había muchas cosas que corregir.
Incluso cuando se le cuestionó por la sequía goleadora —casi 300 minutos sin marcar—, respondió con serenidad: “200 minutos tampoco es una eternidad”, bajándole el tono a la presión, pero sin evitar el escrutinio del entorno.

¿Y ahora qué?
La salida del técnico argentino deja un espacio abierto en el banquillo aguilucho. Aunque el club no ha confirmado quién tomará las riendas, se espera que en los próximos días se anuncie al nuevo entrenador.
Mientras tanto, el equipo tendrá que trabajar bajo la conducción interina del cuerpo técnico auxiliar, que deberá evitar que la incertidumbre se convierta en crisis.
Desde la afición ya se barajan nombres y estilos. Algunos piden un técnico de corte ofensivo, que devuelva la garra que caracteriza al equipo. Otros sueñan con un perfil más táctico, capaz de reorganizar un plantel que ha mostrado desconexión en los últimos juegos.
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Messina: del banquillo al tablero
Esta no es la primera vez que Daniel Messina dirige al Águila. Su regreso en mayo de 2024 fue visto como una apuesta por la continuidad y el trabajo estructurado. Durante ese período, llevó al equipo a etapas importantes, aunque sin alcanzar títulos.
Ahora, con más experiencia, el argentino tendrá en sus manos la planificación deportiva completa: desde la captación de talentos hasta la formación técnica de juveniles, pasando por el desarrollo metodológico del club.
Y ojo, que este tipo de estructuras no son comunes en el fútbol salvadoreño. Muy pocos clubes tienen un director deportivo con influencia real en el modelo de juego. Por eso, lo que pase en los próximos meses será clave para evaluar si este giro institucional es una visión de futuro o un simple reacomodo temporal.
Un nuevo capítulo en el nido aguilucho
Con este cambio, Águila manda un mensaje claro: el proyecto no se termina con una mala racha, pero necesita ajustes urgentes. El reto ahora será doble: encontrar un entrenador que rescate la campaña actual y lograr que la nueva estructura deportiva dé frutos en el mediano plazo.
Para los hinchas, toca acompañar con paciencia, aunque eso cueste cuando el equipo no responde en la cancha. El fútbol es resultado, pero también proceso. Y Águila, con todo y sus caídas recientes, parece apostar por lo segundo.
Porque en San Miguel, como bien saben los fieles del Barraza, se puede caer… pero nunca se deja de volar.
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