El hecho que el fútbol nacional entrara a su fase eliminatoria, hacía creer que el distanciamiento social que se había cumplido con relativa cabalidad en la fase de grupos regional y en las hexagonales podía dejar de darse. Al final, eso fue lo que pasó.
Durante los cuartos de final, uno de los partidos que más llamaba la atención era el Firpo – Águila en Usulután, ya que en la primera fecha del torneo se suspendió debido a la gran cantidad de aficionados en las gradas y la falta del distanciamiento, la serie tuvo afición, pero salvo pequeños aglomeramientos, no tuvo mayor complicación. Mismo caso en la serie Limeño – Jocoro.
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Pero en las series 11 Deportivo – Alianza y Sonsonate – FAS, principalmente cuando fueron locales los ahuachapanecos y cocoteros fue donde más se puso en evidencia que el porcentaje fue claramente superado, así como la afición en casos puntuales, no contaba con la mascarilla o la portaba de manera incorrecta, siendo una conducta de riesgo ante el coronavirus.
Previo a esa ronda se consignó que la figura del Comisario de Bioseguridad desapareció porque no había un reglamento para que funcionara. Este personaje era el encargado de controlar el tema del aforo de aficionados, cuya presencia provocó un par de llamadas de atención durante partidos de 11 Deportivo y FAS para que se respetara el distanciamiento en las gradas.
Las semifinales dejaron más en evidencia el tema de la falta de distanciamiento social, ya que los cuatro equipos que participaron en ella tuvieron capacidades visiblemente superiores al 30 por ciento. Para el caso, un ejercicio práctico de las capacidades de los estadios en esta instancia: Cuscatlán (32,425), Óscar Quiteño (17,500), Tierra de Fuego (3,000), Barraza (17,500).
Ya con capacidades ajustadas al 30 por ciento, quedan así: Cuscatlán (9,750), Óscar Quiteño (5,250), Tierra de Fuego (900), Barraza (5,250). Pero en redes sociales por medio de videos y fotografías quedó evidenciado que las capacidades se vieron superadas en casi todos los estadios, incluso en Tierra de Fuego hasta colocaron más graderíos para incrementar el porcentaje de gente.
Por otro lado, Alianza FC, fue el único equipo que informó en la ronda eliminatoria cuánta afición llevó a su estadio, como fue el caso de la semifinal donde 8,487 personas llegaron al Coloso de Monserrat.
Si bien en cuanto al protocolo de bioseguridad previo al ingreso de los equipos a los estadios siempre se procura el alcohol gel y la toma de temperatura para jugadores de fútbol masculino y femenino, con la afición no siempre se controla esta situación.
La gran final trae un reto importante, porque si ya se tiene por enterada la capacidad reducida del Estadio Cuscatlán, el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad es una responsabilidad de los equipos finalistas, la Primera División y un trabajo que debería en conjunto con las autoridades de salud, para evitar que el fútbol se convierta en una causa de rebrote del Covid-19.