El Alianza y el Águila disputarán el 31 de enero la final de un Apertura atípico por la pandemia del coronavirus, que obligó a modificar el torneo salvadoreño para dar prioridad a las medidas sanitarias para evitar los contagios.
El torneo comenzó en octubre de 2020, luego siete meses de paro por la covid-19, con la división en tres grupos de acuerdo con la zona geográfica de origen de cada equipo (en total doce), para evitar que los jugadores se trasladarán a otras localidades.
Solo se permitió que los equipos viajarán a otras zonas en la fase de cuartos de final y en las semifinales.
El Alianza, dirigido por el salvadoreño Milton ‘Tigana’ Meléndez, goleó por 3-0 en el juego de ida al FAS y empató 0-0 en la vuelta del encuentro jugado este domingo.
Los albos dominaron desde el comienzo el partido y su defensa cubrió todos los espacios por donde podría llegar la delantera del FAS, cuyos jugadores no lograron inquietar al guardameta aliancista” Mario González.
El Alianza disputará así su octava final y buscará su decimoquinto título.
El Águila consiguió un marcador global de 2-1, tras caer por 1-0 en el juego de ida contra el Jocoro y conseguir una apretada victoria de 2-0 en el partido de vuelta disputado en el oriental departamento de San Miguel.
El salvadoreño Andrés Quejada y el brasileño Marlo da Silva dieron la victoria a los “aguiluchos”, dirigidos por el argentino Ernesto Corti.
La última final disputada entre Águila y Alianza fue en mayo 2019 para el Clausura, cuando los Aguiluchos venció por 3-1 a los albos en la tanda de penaltis.
Los ataques de los aficionados a los jugadores volvieron al fútbol salvadoreño. Esta vez los hinchas del FAS atacaron el autobús en el que se conducía el plantel del Alianza.
Según informó el periódico deportivo El Gráfico, retomando declaraciones del gerente de Alianza, Edwin Abarca, un grupo de hinchas de FAS lanzaron piedras y quebraron las ventanas al autobús.
El hecho sucedió cuando el autobús de los albos ingresó al estadio Óscar Alberto Quiteño, en Santa Ana (occidente).
“Increíble y lamentable la seguridad, justo nos estaban esperando y ya todo estaba premeditado”, dijo Abarca a los medios de comunicación.