Veintidós años después de aquel 19 de febrero de 1997, el Rayo Vallecano, con un gol de Adrián Embarba de penalti, volvió a ganar al Real Madrid en Liga y sumó tres puntos vitales que le mantienen con vida en Primera a falta de tres jornadas en las que el conjunto blanco, tercero de la clasificación, no tendrá nada en juego.
En la previa del partido, Paco Jémez, entrenador del Rayo, advirtió que el Real Madrid era mejor que ellos en todo, salvo en una cosa, “la necesidad”. Precisamente por eso, el equipo vallecano saltó al césped con una marcha más que su rival, al que desde el principio sometió a un ritmo muy alto de juego.
Con la baja por lesión de su jugador más en forma, el francés Karim Benzema, Zinedine Zidane dio la titularidad a Mariano Díaz en el ataque y en la portería también sorprendió la apuesta por el belga Thibaut Courtois, que relegó al banquillo al costarricense Keylor Navas, así como la no participación de Sergio Ramos por decisión técnica.
A los 22 minutos, y tras recurrir al VAR, González Fuertes pitó penalti por una falta de Vallejo sobre Javi Guerra. Embarba, desde los once metros, acertó con su disparo ante Courtois. Con ventaja en el marcador, el Rayo aprendió de sus errores de antaño, cuando nada más ponerse por delante se echaba atrás y jugaba a merced de su rival. En esta ocasión no lo hizo y siguió tuteando al Real Madrid.
Fue el momento en el que Paco Jémez movió su banquillo buscando pausa con Medrán y Álvaro García, pero no la consiguió del todo porque Brahim, con muchas ganas, e Isco y Lucas Vázquez, que también salieron como revulsivo, intentaron hasta el final lograr el empate. Los seis minutos de prolongación desesperaron a la afición local, que acabó festejando el triunfo al grito de “Sí, se puede”.
Con este resultado, el Rayo sigue en descenso con 31 puntos a seis de la salvación que marca el Girona, mientras que el Real Madrid, con 65, se queda a nueve del segundo, el Atlético.