Desde temprano, la gente se empezó a acercar a los alrededores del estadio Cuscatlán. Ya el tráfico en las calles aledañas, a las 5:30 p.m., era un caos. Adentro, casi nadie. Las respectivas chelas para levantar el espíritu en las afueras del recinto deportivo no podían faltar.
Pero desde las 7, el ingreso de la afición blanca comenzó a ser notorio, hasta poblar en buen número el “Vietnam”, quizás en un 70% de su capacidad. Ni por ser septiembre, se respetó el himno.
Fito Zelaya despluma al Águila con un fabuloso triplete
Alianza bajó de la nube al Águila y ya es segundo en la tabla. Le pegó un baile en el primer tiempo de un juego en el que Zelaya fue figura
Y la fiesta inició temprano. Con el gol de penal de Zelaya, todo era alegría y una excusa para seguir bebiendo.
Del otro lado, del negronaranja en sol sur, los cánticos no paraban. Total, el partido estaba en pañales. Pero tras el golazo de tiro libre de Zelaya, un silencio desde ese lado contrastaba con el bullicio casi ensordecedor en la popular paquiderma. Es que no se le ganaba a cualquiera, más allá de que no ha visto una últimamente Águila frente Alianza, era una noche especial, que presagiaba más.
Y cómo no, los aplausos de todos, hasta la admiración de algunos negronaranja en platea, despertó la acción colectiva del tercero, que dejó pidiendo explicaciones a los centrales de Águila, sin encontrarlas ante el dominio rival.
La afición local armó un carnaval en septiembre, se lo regaló su equipo, en un gran partido, quizás, el mejor de los albos en lo que va de torneo, sin duda, al menos, el mejor primer tiempo. Y, más allá de papel contómetro y un láser (ambos en el sector de la barra de Águila), las aficiones se comportaron durante el juego.