Una mamá denuncia al entrenador por un supuesto "jalón" de pelo a su hija de 16 años en el entretiempo de un partido oficial. El entrenador lo niega rotundamente y las jugadoras -excepto la denunciante y dos compañeras- muestran su expreso apoyo al técnico. En el medio, denuncia en la policía de Trinidad y Tobago y la suspensión provisoria para el técnico, sin dirigentes de la Fesfut en el lugar. Todo esto en el medio de un Premundial de Concacaf, con el entrenador de la Sub-17 de El Salvador, Eric Acuña.
La Comisión Normalizadora de la Fesfut tiene una misión, quizás la más complicada -junto con los estatutos- desde su llegada: investigar a fondo y dar un veredicto cuanto antes. Será crucial hablar con todas las partes y tratar de reconstruir lo que pasó en el entretiempo del ya "famoso" partido contra Honduras. Es imprescindible llegar a la verdad. ¿Quién miente? También la Comisión deberá hacer una intensa autocrítica: El equipo viajó al Premundial sin un dirigente que estuviera a cargo de la delegación, solo viajó con el cuerpo técnico y las jugadoras un delegado de prensa. Un error inconcebible en el seno de una Federación nacional dirigida por emisarios de la FIFA.
El tema ha dividido como pocos a la afición del fútbol: por un lado están los que van contra el entrenador y sus "supuestos" malos tratos. Por el otro, la defensa acérrima de Acuña, que cuenta con el apoyo explícito de jugadoras de todas las categorías, incluidas protagonistas de la Selección mayor. Infaltable, claro el desconocimiento y acusaciones -de un lado y del otro- sin sustento en las redes sociales, casi un clásico, al que no se le debe dar mayor importancia en todo este lío.
En lo deportivo es innegable que lo de Eric Acuña y las selecciones femeninas ha sido una historia de superación y éxito. Desde que él agarró las selecciones femeninas en la Fesfut, el crecimiento deportivo ha sido innegable y ha puesto a El Salvador en el mapa regional de este deporte. Hoy la Selecta femenina es un equipo a respetar en todas sus categorías. Y aquí un interrogante que surgía, quizás antes de este Premundial: ¿No sería más productivo que otros entrenadores pudieran hacerse cargo de las divisiones menores, siempre con la supervisión general de Acuña como una especie de director del fútbol femenino? Evitaría desgastes y compromisos superpuestos.
La pelota está ahora en la Comisión Normalizadora. Esperemos que no sea un remate desviado…