Criptomonedas en crisis: 2025 marca récord histórico de robos y fraudes
Con más de US$ 4.000 millones robados, 2025 se convirtió en el año con mayores pérdidas en cripto. Fallos técnicos y humanos dejaron expuestos a todos.
Por
Evelyn Alas
Publicado el 28 de noviembre de 2025
El año 2025 marcó un récord negativo en el universo cripto: más de US$ 4.000 millones fueron robados en ataques, estafas y fallos de seguridad. Solo en el primer semestre, los robos superaron los US$ 2.170 millones, dejando atrás el total de 2024. Casos como el hackeo al exchange Bybit (US$ 1.500 millones) y errores en contratos DeFi como Balancer expusieron debilidades estructurales. A esto se sumaron estafas de phishing que afectaron a miles de usuarios. A pesar del crecimiento institucional, la seguridad sigue siendo una deuda pendiente para el ecosistema global de criptoactivos.
El 2025 quedará marcado en la historia del criptomundo como el año con pérdidas récord por hackeos y fraudes. En apenas la primera mitad del año ya se habían sustraído $ 2.17 mil millones, una cifra superior al total de 2024, y las proyecciones apuntaban a que los fondos desviados podrían superar los $ 4,000 millones para fin de año. Esta ola de incidentes sacudió la confianza en un sector que, paradójicamente, mostraba signos de maduración con fuerte entrada de inversores institucionales.
Un año de pérdidas históricas: cifras que alarman
Según el reporte semestral de Chainalysis, durante los primeros seis meses de 2025 se robaron criptomonedas por un valor de $ 2.17 mil millones, superando el total de 2024.
Por su parte, la firma de seguridad blockchain CertiK reportó que solo en febrero se perdieron casi $ 1.53 mil millones, siendo el ataque al exchange Bybit – valuado en alrededor de $1.5 mil millones – el evento más significativo del año.
Manteniendo este ritmo, muchos analistas estiman que las pérdidas totales por hackeos, fraudes y estafas podrían superar los $ 4.000 millones al cierre de 2025.

Cómo se produjeron los grandes robos de 2025
El mega‑hack a Bybit: cómo cayó un gigante
El 21 de febrero de 2025, Bybit sufrió un ataque que explotó vulnerabilidades en su proveedor de custodia externa, Safe{Wallet}. Hackers vinculados a Lazarus Group, presuntamente respaldada por Corea del Norte, inyectaron código malicioso en infraestructuras del proveedor, alteraron la firma de transacciones y redirigieron 400.000 ETH (aproximadamente $1.5 mil millones) hacia billeteras bajo su control.
Ese episodio, considerado el mayor robo individual en la historia del ecosistema cripto, generó un shock global y puso en evidencia que incluso plataformas consolidadas siguen siendo vulnerables por fallos en terceros.
Fallos en contratos inteligentes y vulnerabilidades DeFi
No solo los exchanges centralizados estuvieron en la mira. Protocolos de finanzas descentralizadas (DeFi) también sufrieron ataques. En 2025 se registraron exploits en contratos inteligentes — como en el protocolo Balancer — que generaron pérdidas superiores a $100 millones.
Errores lógicos, auditorías superficiales y lanzamientos apresurados permitieron retiros no autorizados, afectando no solo al protocolo principal sino también a proyectos derivados que dependían de su liquidez.
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Estafas, phishing y robo a usuarios individuales
Mientras los grandes incidentes copaban titulares, ataques dirigidos a usuarios particulares continuaron con fuerza. Según informes de CertiK, las pérdidas derivadas de phishing y robo de credenciales alcanzaron $410 millones, representando un 23.35 % del total robado en la primera mitad del año.
Este dato revela que la llamada “ingeniería social” sigue siendo tan efectiva como los ataques técnicos: muchos inversores pierden sus fondos por errores humanos más que por vulnerabilidades informáticas sofisticadas.
Contradicción aparente: auge institucional vs. debilidad estructural
Irónicamente, mientras el mercado cripto sufría golpes gigantescos, también mostraba señales de madurez. En 2025 ingresaron a través de fondos cotizados (ETF) alrededor de $5,950 millones, según reportes actuales del sector, y empresas como MicroStrategy (ahora “Strategy”) continuaron añadiendo posiciones en Bitcoin.
Este fenómeno revela una tensión central: por un lado, hay creciente institucionalización, regulación y adopción corporativa; por otro, la infraestructura técnica y de seguridad no avanza al mismo ritmo. La sofisticación de los ataques en 2025 demuestra que muchos actores maliciosos aún están un paso adelante.
Lecciones para inversores en países emergentes como El Salvador
Para vos, que participás en el ecosistema cripto desde El Salvador —ya sea con inversiones personales, emprendimientos fintech o simplemente por interés — hay varias conclusiones clave:
- Siempre usá plataformas con custodia reconocida y verificá que tengan auditorías independientes recientes. Un proveedor externo inseguro puede comprometer incluso los exchanges más grandes.
- Diversificá riesgos: no pongás todos tus criptoactivos en un solo sistema. Utilizá billeteras frías propias cuando no necesités liquidez inmediata.
- Educate contra fraudes: muchos robos ocurrieron por phishing o ingenierías sociales. Verificá siempre URLs, activá autenticación de múltiples factores, cuidá tus claves.
- Entendé que DeFi sigue siendo un terreno riesgoso: contratos inteligentes nuevos pueden tener fallas. Invertí solo lo que estés dispuesto a perder.
Conclusión: 2025 redefinió el riesgo en criptoactivos
El 2025 dejó claro que el potencial del ecosistema cripto va acompañado de vulnerabilidades estructurales profundas. Que haya entrada de capital institucional y adopción creciente no significa que el riesgo haya desaparecido. Al contrario: los incidentes de este año muestran que la seguridad, la gobernanza y la educación del usuario son tan importantes como la innovación.
Para los usuarios e inversionistas en América Latina —y particularmente en El Salvador, donde criptoactivos ya forman parte del discurso financiero y social—, esta realidad exige prudencia, diversificación y un entendimiento claro de los riesgos. Sólo así se podrá aprovechar el potencial de las criptomonedas sin exponerse a pérdidas catastróficas.
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