¿Te imaginás un concierto donde la melodía se mezcla con aromas? Así es el show de Daniel Portillo

A sus 30 años, Daniel Portillo ha aprendido que la música no solo se escucha: también se huele, se siente y se recuerda.

La historia de este cantautor salvadoreño es la de alguien que aprendió a abrazar el drama, el desamor y su propia independencia para construir un universo musical que busca impactar más allá del escenario.

Con un estilo de balada pop cargado de emociones intensas, toma a El Salvador como escenario para presentar uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera: un concierto inmersivo en el Teatro Nacional que fusiona melodías, aromas y memorias personales.

¿Pero cómo llega Portillo a la música? El inicio de su relación es tan cotidiano como entrañable: una vecina que, sin saberlo, lo inició en la escuela de la balada romántica.

Entre Ana Gabriel, Amanda Miguel, Marisela y Camilo Sesto, el niño de 11 años descubrió el poder de una voz y la ilusión de un día sonar en la radio junto a ellos. Desde entonces, el género romántico se convirtió en su refugio natural.

Aunque ha explorado otros estilos, siempre regresa a la balada porque, asegura, es donde encuentra su verdad.

Esa autenticidad también marca su forma de componer. Portillo reconoce que sus canciones son, en su mayoría, radiografías emocionales de su propia vida.

Incluso cuando escribe inspirado en historias ajenas —como un tema para un amigo que no sabía cómo terminar una relación— termina dejando parte de su “propia cosecha”.

Su esencia, resume, es “dramática”, palabra que abraza sin reservas. Cree que el drama, especialmente el que sigue a una ruptura, suele durar más que la etapa del enamoramiento y que esa intensidad humana es terreno fértil para crear.

Una experiencia fuera de lo común: aromas, emociones y nuevas historias

Ese espíritu emocional es el que lo llevó a diseñar un concierto que trasciende lo convencional. La idea nació en Argentina, país donde vivió ocho años y donde presentó por primera vez un formato inmersivo que combina música con estímulos sensoriales.

Su equipo propuso jugar con los sentidos y él encontró en los aromas un puente directo hacia las emociones más profundas del público.

En la experiencia, los asistentes reciben una venda para concentrarse únicamente en lo que oyen y en lo que huelen, creando un ambiente íntimo y personal.

La reacción en el primer concierto fue inesperada incluso para él: personas llorando al escuchar canciones que nunca habían oído. No era tristeza, explica, sino la potencia de los recuerdos que despiertan ciertos olores; una conexión emocional que sincroniza a la audiencia.

Para su concierto en El Salvador, Portillo incorporará nuevos elementos, incluidos sabores, y presentará un tema en colaboración con Karol Gils, acompañado del aroma Florent de Bach, una esencia significativa en la historia de la cantautora.

El show marca un hito personal para el cantautor, que ya presentó este formato en Argentina y Guatemala y ahora apuesta por conectar con el público local a través de una propuesta inmersiva construida con música, aromas y emociones.

Las entradas están disponibles a través del Instagram del artista: @danielportillomusica.para que vivás algo diferente este viernes 28 de noviembre, en el Teatro Nacional de San Salvador, a las 7:30 p.m.

Incluso sintiéndose preparado para el escenario, Portillo admite que presentarse en el Teatro Nacional como artista principal le provoca temor. No por el escenario, sino por la incertidumbre de la respuesta del público salvadoreño.

Afirma que en otros países los show han llenado salas con facilidad, pero que en El Salvador las audiencias reducidas han sido un reto.

Entre las muchas anécdotas que guarda de estos shows, una destaca especialmente. Una señora se le acercó después de un concierto para contarle que su canción “Simple amor”, escrita tras una ruptura, le recordaba a su esposo fallecido.

Ella interpretó el tema desde la gratitud por todo lo que él sí cumplió. Esa reinterpretación lo marcó profundamente y le recordó que cada oyente encuentra su propia historia en una melodía, a veces alejándose por completo de la intención original del artista.

Por eso esta presentación representa un acto de fe: regresar desde Argentina para apostar por su país y comprobar que puede, como él dice, “ser profeta en su propia tierra”.

Tras este concierto, Portillo continuará impulsando proyectos paralelos a su carrera musical. Dirige la Fundación SOS Música, una iniciativa que ofrece herramientas y formación para artistas emergentes, un apoyo que él mismo no tuvo al inicio

Además, prepara un programa llamado “Cantando por El Salvador”, con el que planea visitar institutos para motivar a jóvenes a perseguir carreras artísticas sin sentirse limitados por su entorno.

Su nuevo álbum, “Protagonistas”, es quizá su proyecto más personal. Nace de su propia crisis de los 30 y del conflicto entre las expectativas externas y sus propios ideales.

El disco aborda temas como la presión familiar, los tiempos de la vida adulta y el derecho a crear un camino propio.

Se estrenará el 28 de noviembre, el mismo día del concierto, y quienes adquieran su entrada recibirán acceso anticipado al álbum.

Con colaboraciones por revelar y un futuro artístico en crecimiento, Portillo tiene claro que su misión va más allá de cantar. Quiere dejar una huella emocional, despertar sensaciones y recordarle al público que cada uno merece ser protagonista de su propia historia.