El Día de Muertos conquista al mundo con su color y tradición

El Día de Muertos en Ciudad de México se consolida como uno de los eventos culturales más vibrantes del planeta, atrayendo a turistas de todas partes con su mezcla de historia, arte y simbolismo ancestral. Más de 8.000 participantes desfilaron desde el Bosque de Chapultepec hasta el Zócalo capitalino, mostrando la riqueza cultural de México en un recorrido que exaltó la vida a través de la memoria de los que ya partieron.

Esta celebración, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, combina elementos prehispánicos con tradiciones católicas, convirtiéndose en un espectáculo visual que une generaciones. Cada año, la cita suma más asistentes, tanto locales como extranjeros, fascinados por cómo una cultura puede celebrar la muerte con tanta alegría.

Carlos Ramírez, uno de los asistentes al desfile, explicó que esta fiesta no busca temerle a la muerte, sino convertirla en un motivo de encuentro y gratitud: “Es el pretexto perfecto para celebrar la vida”. Esa filosofía, profundamente humana, es parte del magnetismo que ha llevado al Día de Muertos a cruzar fronteras culturales y emocionales.

Del cine a la realidad: el impulso global del Día de Muertos

El auge internacional del desfile tiene raíces cinematográficas. Desde que películas como Coco y 007: Spectre llevaron sus colores a la gran pantalla, el mundo comenzó a mirar hacia México con una nueva admiración. Estas producciones no solo difundieron su estética, sino también su mensaje espiritual: la conexión con los antepasados como fuente de identidad y esperanza.

Entre los visitantes inspirados por esas películas estuvo Manuel Torres, quien viajó desde Puerto Rico junto a su familia para vivir la experiencia. “Mis hijos soñaban con estar aquí desde que vieron Coco. Queríamos que sintieran lo que significa recordar a los que amamos con alegría”, contó mientras lucía el rostro pintado con las clásicas calaveras mexicanas.

También se unieron turistas de Costa Rica, Estados Unidos y Europa. Paola Rojas, costarricense, señaló que le atraía conocer las ofrendas y el significado detrás de cada símbolo: “Es diferente a lo que tenemos en mi país. Aquí todo tiene una historia, un porqué. Es una manera hermosa de enseñar a los niños sobre la vida y la memoria”.

El Zócalo, un jardín de cempasúchil

El evento, que duró más de cuatro horas y reunió a más de 1,4 millones de personas según cifras oficiales, convirtió al Zócalo en un jardín de flores de cempasúchil, la flor naranja que representa la luz del sol que guía a las almas en su regreso. La multitud, entre música, danzas y figuras monumentales, vivió una jornada que unió pasado y presente en un solo latido colectivo.

Pero el Día de Muertos no se limita a la capital. En cada rincón del país se celebra de forma distinta, con altares, comidas tradicionales y procesiones que reflejan la identidad de cada región. Lo que hace singular al desfile de Ciudad de México es su carácter integrador: reúne las expresiones de todo un país en un solo espacio urbano, como un mosaico en movimiento.

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Para Ana Montiel, visitante del estado de Sonora, participar en el desfile fue una manera de reconectar con sus raíces: “Allá en el norte celebramos más Halloween, pero aquí se siente algo más profundo. Es simbólico, alegre, y al mismo tiempo espiritual. Todo está explicado con color y emoción”, relató tras horas de espera para ver pasar a los contingentes.

Turismo cultural en expansión

Este fenómeno cultural refleja una tendencia global: el turismo motivado por experiencias auténticas y emocionales. En los últimos años, el Día de Muertos ha sido adoptado en ciudades de Estados Unidos, España y América Latina, donde comunidades locales recrean altares y desfiles inspirados en la tradición mexicana. Más que una moda, representa la expansión de una forma distinta de entender la muerte y el recuerdo.

Las redes sociales también han jugado un papel clave. Cada año, millones de publicaciones en Instagram y TikTok muestran las ofrendas, maquillajes y desfiles, convirtiendo el evento en una experiencia compartida a nivel mundial. Esa visibilidad ha impulsado el interés por visitar México durante estas fechas, generando un impacto positivo en el turismo cultural.

Detrás del espectáculo, la esencia del Día de Muertos sigue siendo íntima y familiar. Las ofrendas, los aromas del incienso, las velas y los retratos de seres queridos conforman un lenguaje simbólico que conecta a las personas con sus ancestros. Es una tradición que habla de amor, continuidad y respeto por la historia personal y colectiva.

Una celebración que une al mundo

El desfile de 2025 reafirma así el poder de las tradiciones para unir culturas y trascender fronteras. En tiempos donde el mundo busca sentido y conexión, el Día de Muertos ofrece un recordatorio luminoso: la memoria no es tristeza, sino celebración. La vida continúa en cada historia compartida, en cada flor, en cada canto que cruza generaciones.

Con su colorido desfile y su mensaje universal, México no solo celebra a sus muertos: inspira al mundo a honrar la vida.