Mauricio Cienfuegos, sobre la Selecta: “Sin base no habrá milagros"

Mauricio Cienfuegos volvió al primer plano mediático con una intervención tan frontal como pedagógica en el programa “Jorge Ramos y su Banda”. El ex referente de la Selecta y del LA Galaxy repasó el estado del fútbol salvadoreño, su labor actual como formador en Estados Unidos y los pasos —largos, pacientes y estructurales— que, a su juicio, el país debe dar si quiere volver a competir en serio.

De asistente de selección a arquitecto de base en Santa Mónica

Tras su etapa como asistente de Hugo Pérez, Cienfuegos se involucró con el club Autobank, en Santa Mónica, donde diseña y aplica una metodología integral para niñas y niños de 5 a 11 años. “Ahí es donde se ponen las bases”, explicó. Complementa su trabajo con cursos de formación de una firma española, estudio constante y visitas técnicas (cuando puede) a proyectos europeos que lo inspiran: Athletic Club (“me encanta cómo compiten y cómo se entregan a su afición con una identidad clara”), Lyon, Países Bajos y Alemania, además de seguir de cerca los modelos de Bélgica, Croacia, Austria y el reciente impulso formativo de Marruecos.

También fue tajante con parte de Sudamérica: “Se han quedado en la individualidad. Hoy el fútbol no se juega solo con talento; si a los 15, 16 o 18 no te enseñaron el juego, te vas a quedar”.

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La Selecta y la raíz del problema: canchas, método y tiempo

Consultado por el presente de la Selecta y las Eliminatorias, Cienfuegos no habló de “involución” o “estancamiento”; habló de atraso estructural: “Nos quedamos en el tiempo. Seguimos preparando al jugador un mes antes y así no alcanza”. Para él, el déficit comienza en la base: no hay suficientes canchas, muchos clubes de Primera ni siquiera tienen un campo propio para entrenar todos los días, y las juveniles no están obligadas ni acompañadas por un modelo país.

Recordó anécdotas que duelen: el Cuscatlán en condiciones impropias para fútbol profesional, la cancha sintética del complejo federativo usada por la Mayor “de la peor calidad y medidas”, y el episodio con Manuel Lillo, quien —afirmó— pidió dos canchas de primer nivel para trabajar y no se construyeron. “Sin infraestructura y método, el jugador llega a Primera ‘por lo que se ve el domingo’, no por un proceso”.

Qué hacer (y cuánto tardará)

El plan, según Cienfuegos, no tiene atajos:

• Diagnóstico nacional real: “Ir a las raíces, tomarse hasta un año y decirle la verdad a la gente: quizá competiremos de verdad en 20 años”.
• Iniciar a los 5–8 años con psicomotricidad (cognitiva, socioafectiva y motora); de 8–12, fundamento técnico; luego, táctica individual, grupal y colectiva.
• Centros y canchas: “Alemania tiene más de 200 centros para observar y formar. Aquí, primero hay que asegurar dónde entrenan los clubes y luego exigir juveniles con método”.
• Calendario y continuidad: mantener a los talentos compitiendo y aprendiendo todo el año, no solo en picos.

Como ejemplo de planificación, citó el caso de Japón y su meta a 2050, basada en diagnóstico y hoja de ruta. “En El Salvador hay talento; lo que falta es desarrollarlo”.

¿Bolillo, otro técnico… o el mismo laberinto?

Cienfuegos fue claro: el debate del banquillo es secundario sin estructura. “Pongan a quien pongan, no pasará nada si no hay base. Guardiola o Mourinho aterrizan, ven que no hay condiciones y se van. No es culpa del técnico de turno ni del jugador: sin canchas, sin método y sin plan, no habrá milagros”.

También explicó por qué se truncó el ciclo de Hugo Pérez: los resultados no acompañaron y costaba armar un once competitivo en puestos básicos —mencionó la dificultad para encontrar laterales de nivel—, síntoma del embudo formativo.

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Política, dirigentes y una oportunidad que no se puede volver a perder

Aunque no ha sido contactado por las nuevas autoridades del fútbol, estaría dispuesto a colaborar “si se habla de un proyecto serio de base, no de prometer un Mundial en cuatro años”. Rechaza el cortoplacismo: “El dirigente que llega quiere clasificar ya. Así, no se construye nada”.

Cerró con una hoja de ruta emocional y realista: dejar de esperar que nazcan 11 ‘Mágicos’; formar cientos de buenos futbolistas con método, canchas y competencia, decirle la verdad al aficionado sobre los plazos y sostener un plan país sin interrupciones. “Sin base no habrá milagros. Con base, trabajo y tiempo, El Salvador volverá a competir”.