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Sora, la nueva app de OpenAI, alcanzó más de un millón de descargas en cinco días y generó un intenso debate global sobre identidad digital y derechos de autor.

Sora de OpenAI revoluciona el video con IA y desata debate global

La nueva app de OpenAI supera el millón de descargas en cinco días y abre una discusión mundial sobre identidad digital y derechos de autor.

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Por Agencias
Publicado el 11 de octubre de 2025

 

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Sora, la nueva app de OpenAI, alcanzó más de un millón de descargas en cinco días y generó un intenso debate global sobre identidad digital y derechos de autor. La plataforma ofrece videos creados totalmente por inteligencia artificial, con la opción de usar avatares hiperrealistas llamados “cameos”. Aunque celebra la creatividad y el entretenimiento generativo, plantea desafíos legales y éticos, así como preocupaciones por su alto consumo energético. OpenAI busca limitar abusos y encontrar modelos sostenibles, mientras competidores como Google DeepMind avanzan en la generación conjunta de audio y video. Sora marca un hito en la evolución del contenido digital.

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En menos de una semana desde su lanzamiento, Sora, la nueva aplicación de OpenAI, superó el millón de descargas y se convirtió en la plataforma más comentada del ecosistema tecnológico. Su propuesta es tan simple como disruptiva: un flujo ininterrumpido de videos generados por inteligencia artificial, en un formato similar a TikTok, pero donde nada es real.

El éxito fue confirmado por Bill Peebles, responsable del proyecto, en declaraciones a MIT Technology Review. A pesar de que Sora solo está disponible por invitación y exclusivamente para dispositivos iOS desde el 30 de septiembre, su adopción inicial superó incluso la de ChatGPT en su debut.

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Un nuevo lenguaje audiovisual impulsado por algoritmos

Sora permite desplazarse por clips de hasta diez segundos generados completamente por IA, sin intervención humana directa. Su función más llamativa es el “cameo”, un avatar hiperrealista que reproduce la apariencia y la voz del usuario, y que puede insertarse en videos propios o ajenos según los permisos configurados.

Esta opción ha generado inquietudes sobre el control de la identidad digital, especialmente porque también permite incluir cameos de otras personas. Para reducir riesgos, Peebles anunció el 5 de octubre nuevas restricciones que impiden su uso en videos políticos o con lenguaje ofensivo. Sin embargo, expertos advierten que los abusos serán difíciles de evitar del todo.

El contenido más popular dentro de la aplicación abarca desde grabaciones simuladas de cámaras policiales hasta clips humorísticos protagonizados por personajes ficticios o históricos. Abundan los videos con SpongeBob, Scooby Doo, Martin Luther King Jr. o representaciones de Jesucristo en contextos contemporáneos. Esta mezcla de creatividad y absurdo ha generado tanto entusiasmo como preocupación.

Un exinvestigador de OpenAI calificó la app como una “máquina infinita de basura de TikTok generada por IA”, según MIT Technology Review. Pero otros usuarios la defienden: “Es reconfortante porque sabés que todo lo que ves no es real. Aquí no hay dudas, todo es IA, todo el tiempo”.

Entre el asombro y la controversia

El fenómeno de Sora plantea preguntas sobre el tipo de contenido que domina la atención en redes. Para algunos, su éxito refleja la curiosidad inicial por la tecnología generativa; para otros, marca el inicio de una nueva era en la creatividad digital, donde los límites entre realidad y simulación se vuelven difusos.

OpenAI, sin embargo, enfrenta varios desafíos. El primero es legal: la app permite crear videos con música, rostros o personajes protegidos por derechos de autor, abriendo un campo de disputa jurídica sin precedentes. Según The Wall Street Journal, la empresa notificó a titulares de derechos que deberán solicitar la exclusión de la plataforma si no desean que su material sea usado, una práctica poco común en la industria.

El CEO de OpenAI, Sam Altman, reconoció que “estamos recibiendo muchas solicitudes de titulares de derechos que quieren más control sobre cómo se usan sus personajes en Sora”. Aseguró que se trabaja para ofrecer herramientas más precisas, aunque advirtió que “puede haber casos límite de generaciones que se cuelen y no deberían”.

La plataforma ofrece videos creados totalmente por inteligencia artificial, con la opción de usar avatares hiperrealistas llamados “cameos”.
La plataforma ofrece videos creados totalmente por inteligencia artificial, con la opción de usar avatares hiperrealistas llamados “cameos”. Foto: AFP

La otra cara: sostenibilidad y costo energético

El auge de la generación de video con IA también tiene un precio ambiental y económico. A diferencia de la creación de texto o imágenes, los videos generados por IA exigen un consumo energético mucho mayor. Aunque Altman afirmó que el impacto de una consulta a ChatGPT es “insignificante”, no ha revelado el costo de producir un video de diez segundos en Sora.

OpenAI participa en un proyecto de medio billón de dólares para construir centros de datos y nuevas plantas de energía, pero el uso intensivo de recursos genera dudas sobre su sostenibilidad. El propio Altman admitió el 3 de octubre que “tendremos que encontrar la manera de monetizar la generación de video”, sin ofrecer detalles. Entre las alternativas posibles se mencionan anuncios personalizados y compras dentro de la app.

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La tecnología detrás de la ilusión

El motor técnico de Sora combina modelos de difusión latente con transformers, una arquitectura que revolucionó la generación de imágenes y video. El sistema entrena una red neuronal para reconstruir secuencias visuales a partir de ruido aleatorio, creando videos coherentes y fluidos.

Según Tim Brooks, investigador principal de Sora, la clave está en dividir los videos en “pequeños cubos de datos” que se procesan como secuencias, garantizando coherencia entre fotogramas y estabilidad visual.

Mientras tanto, Google DeepMind presentó Veo 3, un modelo que añade generación simultánea de sonido y video. Su CEO, Demis Hassabis, destacó que “estamos saliendo de la era muda de la generación de video”. La integración permite sincronizar voces, efectos y ambiente dentro del mismo modelo de difusión.

Estos avances demuestran que la frontera entre los modelos de lenguaje y los de video se está difuminando. Incluso, DeepMind experimenta con aplicar la difusión a la generación de texto, buscando reducir el consumo energético.

Un futuro entre creatividad y simulación

Sora aún funciona con acceso limitado, pero su impacto cultural y tecnológico ya es evidente. La gran pregunta es si las audiencias estarán dispuestas a sustituir la realidad por un flujo infinito de simulaciones.

Mientras la inteligencia artificial redefine el entretenimiento, plataformas como Sora, Veo 3 o Gen-4 de Runway apuntan hacia un futuro donde la línea entre creador y espectador será cada vez más delgada. En esa transición, el reto no será solo tecnológico, sino también ético, ambiental y humano.

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