Danny Ocean hizo bailar a San Salvador con su Reflexa Tour

La noche del viernes 10 de octubre, Danny Ocean llenó de emoción a San Salvador con su Reflexa Tour, una gira que ha llevado su energía y romanticismo por distintas ciudades de Latinoamérica. Esta fue la cuarta vez que el artista venezolano se presentó en el país, y lo hizo ante un público eufórico que llenó el Parque Nacional de Pelota Saturnino Bengoa, convertido esa noche en una pista de baile bajo la lluvia y las luces de neón.

A pesar de las condiciones climáticas y de que ese mismo día la Selecta jugaba un partido importantísimo, miles de fanáticos se dieron cita para ver al intérprete de “Me rehúso”, que se ha ganado el cariño de los salvadoreños desde su primera visita. Desde temprano, las calles cercanas al estadio se llenaron de jóvenes con carteles, banderas de Venezuela y El Salvador, y cámaras listas para capturar cada momento del concierto.

Antes de comenzar, el ambiente para quienes llegaron desde las seis de la tarde ya era de fiesta. La música del DJ puso a todos a bailar y corear temas urbanos mientras se encendían las luces del escenario principal. Media hora antes del inicio oficial, Dasokeiy Gaby Nieto se encargaron de animar al público como teloneros, preparando el terreno para lo que sería una noche de emociones y ritmo.

Alrededor de las 9:30 p. m., el momento esperado llegó: Danny Ocean apareció en el escenario con una sonrisa inmensa, vestido con su estilo relajado y moderno, y saludó al público salvadoreño con un “¡Buenas noches, San Salvador!” que desató gritos ensordecedores. Durante una hora y media, el artista ofreció un espectáculo lleno de energía, luces, visuales coloridos y una conexión constante con sus fans.

Desde el primer tema, el público respondió a todo pulmón. En el setlist sonaron “Vitamina”, “Volaré”, “Binikini”, “Mónaco”, “Fuera del mercado”, “Vuelve”, “Ojalá”, “Amor” y “Ay Mami”, cada una acompañada por coreografías espontáneas, celulares iluminando el recinto y una vibra cálida que no decayó en ningún momento. Cada canción fue recibida como un himno por quienes han seguido su carrera desde sus inicios.

Además de salvadoreños, el artista sabía que entre la multitud había compatriotas suyos de Venezuela, quienes ondeaban la bandera de su país con orgullo. También sabía de nicaragüenses que asistían a su concierto, y Danny se mostró emocionado al saber que su música traspasa fronteras.

La noche estuvo llena de momentos especiales. Uno de los más emotivos fue cuando recordó que uno debe amar a las personas por quienes son, y no por quienes queremos que sean.

Entre los momentos inesperados, el músico sorprendió al interpretar “Oye mi amor”, de Maná
, y “Mi niña bonita”, de los venezolanos Chino y Nacho. Ambas versiones fueron coreadas a todo pulmón por el público, que disfrutaba cada guiño musical.

Durante un descanso del show, Danny dedicó un homenaje a María Corina Machado, justo el día en que fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz 2025. En las pantallas se proyectó la frase “Mi niña de Venezuela”*, mientras de fondo sonaba suavemente la canción de Dsnny Ocean que lleva este nombre.

Para cerrar con broche de oro, el artista interpretó “Me rehúso”, la canción que lo lanzó al estrellato mundial. En ese momento, Danny se colocó la bandera de El Salvador sobre los hombros y pidió al público cantar junto a él. En las pantallas se proyectaban mensajes de fans y tomas en vivo de las personas saltando, abrazándose y viviendo la última canción como un cierre perfecto de la noche.

La previa

Horas antes del inicio, el *Parque de Pelota Saturnino Bengoa ya mostraba el entusiasmo de cientos de personas que hacían fila para ingresar. El acceso fue rápido y ordenado, y el colorido era protagonista: *outfits llenos de tonos tropicales —celestes, amarillos, verdes, rosados o blancos— inspirados en la estética veraniega del último disco de Danny Ocean, Babylon Club.

Además del concierto, el evento incluyó una mini feria de emprendedores, donde los asistentes podían adquirir productos alusivos al cantante: ilustraciones, stickers, cámaras digitales, cuadros con letras de canciones, uñas press on y hasta tatuajes temporales. La experiencia fue pensada no solo como un show musical, sino como una celebración del estilo y la cultura pop que rodea al artista.

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