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El Salvador enfrenta un nuevo reto país: frenar el avance de la pobreza extrema

En 2024 bajó la pobreza total en El Salvador, pero creció la extrema. El país enfrenta el reto urgente de no dejar atrás a sus sectores más vulnerables.

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Por Agencias
Publicado el 08 de octubre de 2025

 

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Aunque El Salvador logró reducir la pobreza total en 2024, el aumento de personas en pobreza extrema plantea un desafío urgente y estratégico. El país enfrenta el reto de diseñar políticas que no solo impulsen el crecimiento, sino que también lleguen a quienes más lo necesitan. ¿Qué está en juego y cómo se puede construir una economía más inclusiva?

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Aunque El Salvador logró reducir la pobreza total en 2024, el aumento de personas en pobreza extrema plantea un desafío urgente y estratégico. El país enfrenta el reto de diseñar políticas que no solo impulsen el crecimiento, sino que también lleguen a quienes más lo necesitan. ¿Qué está en juego y cómo se puede construir una economía más inclusiva?

El Salvador en cifras: menos pobreza relativa, más pobreza extrema

El reciente informe de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) 2024, publicado por el Banco Central de Reserva (BCR), revela un contraste que obliga a reflexionar:

  • La pobreza total bajó 5.93% en un año, con 114,097 personas menos en situación de pobreza.
  • Pero la pobreza extrema aumentó en 21,355 personas, un alza del 3.62%.

Esto significa que más salvadoreños quedaron sin capacidad para cubrir siquiera la canasta básica alimentaria, mientras otros lograron salir de la pobreza relativa, que mide a quienes no alcanzan a cubrir la canasta básica ampliada.

En total, 1.809.206 personas vivían en alguna condición de pobreza en 2024, lo que representa un 28.5% de la población salvadoreña.

El verdadero desafío: no dejar atrás a los más vulnerables

Este fenómeno expone un reto país claro: cómo evitar que el desarrollo económico excluya a los sectores más frágiles. No se trata solo de crecer, sino de asegurar que ese crecimiento se traduzca en mejores condiciones para todos.

Actualmente, los salvadoreños con menos educación, los hogares liderados por mujeres y las zonas rurales son los más propensos a caer en pobreza extrema. Por ejemplo:

  • Un hogar con solo 1 a 3 años de educación formal promedia ingresos mensuales de $252.21.
  • En contraste, los hogares con 13 años o más de escolaridad superan los $750.
  • Las mujeres jefas de hogar ganan en promedio $417.77 mensuales, frente a $488.90 los hombres.

Reducir la pobreza extrema no puede depender únicamente del mercado. Se necesita una estrategia integral que combine inversión social, formación productiva, acceso al crédito, educación de calidad y una infraestructura que conecte a todo el país.

Certificados previsionales como los COP y CFT representan más del 89 % de los activos administrados por las AFP en El Salvador, según el FMI.
¿Qué porcentaje de interés ofrecen las cooperativas comparado con los bancos? / Foto Freepik.

¿Qué se requiere para afrontar este reto nacional?

1. Programas focalizados e inteligentes
Transferencias condicionadas, subsidios alimentarios o ingresos mínimos pueden ayudar a amortiguar la pobreza extrema, pero deben ser bien focalizados. La eficiencia y la transparencia serán claves para no malgastar recursos.

2. Capacitación y formalización del trabajo
Los datos reflejan que el empleo informal y la baja escolaridad siguen siendo los principales obstáculos. Capacitar a los trabajadores, facilitar la inserción laboral formal y fortalecer el acceso a tecnologías puede cambiar la historia de miles de hogares.

3. Inversión en las zonas rurales y empobrecidas
Infraestructura, agua potable, caminos, conectividad digital, acceso a mercados y educación técnica en el interior del país deben ser prioridad si se quiere cerrar la brecha territorial.

4. Educación como herramienta de transformación
Ninguna estrategia de largo plazo será sostenible sin una mejora en la educación básica y media. Más años de estudio se traducen en mejores ingresos, menores riesgos de pobreza y mayor productividad.

5. Alianzas público-privadas con propósito social
El sector empresarial puede ser un gran aliado si se involucra activamente en el desarrollo local, la creación de empleos dignos y el impulso al emprendimiento.

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¿Por qué importa tanto este reto?

Porque la pobreza extrema no es solo una estadística. Son personas que viven con hambre, sin acceso a servicios básicos, sin oportunidades reales. Un país no puede avanzar si su base social más frágil se resquebraja.

Además, la percepción ciudadana lo confirma: el 75.8 % de los salvadoreños considera que el principal problema del país hoy es la economía, según datos del Iudop-Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).

No hay seguridad sostenible sin bienestar. La gobernabilidad se construye también con estabilidad económica, con esperanza, con futuro compartido.

Hacia una nueva narrativa de desarrollo salvadoreño

El Salvador ha demostrado que puede superar enormes retos. Ya logró avances en seguridad. Ahora, el gran reto país es que ninguna salvadoreña ni ningún salvadoreño tenga que elegir entre comer o pagar un pasaje.

Esto requiere liderazgo, visión a largo plazo, compromiso de todos los sectores y políticas públicas valientes.

En este cierre de 2025, el reto a nivel país es es sentar las bases de una economía más inclusiva, resiliente y con rostro humano.

No se trata solo de erradicar la pobreza extrema. Se trata de construir una nación donde cada persona cuente.

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