Rusia-Ucrania: el conflicto sigue más vivo que nunca

Venezuela y su nueva ofensiva contra el narcotráfico, el conflicto en Gaza entre Israel y Hamás, la proliferación nuclear en Irán y Corea del Norte, las tensiones en el Congo, Sudán, el Sáhara Occidental, el mar de China o la guerra comercial global… Los focos de crisis y conflictos no escasean hoy en el panorama internacional.

La 80ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), celebrada recientemente, puso de relieve la creciente fragmentación del orden mundial, que aparece cada vez más desarticulado y tensionado.

Entre todos los temas abordados, uno destacó por su peligrosidad y su potencial de generar consecuencias a gran escala: el giro inesperado del presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, respecto al conflicto entre Rusia y Ucrania.

Un giro sorpresivo de Washington

Mientras muchos recordaban aún la reunión bilateral del pasado 28 de febrero de 2025 en la Casa Blanca —en la que Trump insinuó un posible retiro del apoyo estadounidense a Kiev—, el mandatario sorprendió en Nueva York al declarar que Ucrania “podría recuperar sus territorios en su forma original, e incluso ir más allá”.

“Ya son tres años de una guerra que Rusia libra sin una dirección clara, una guerra que una verdadera potencia militar habría ganado en menos de una semana”, añadió, rompiendo así con la postura que, hasta la cumbre de Alaska del 15 de agosto pasado, parecía favorable a Moscú.

Desde hace semanas, Trump ha mostrado su decepción —algunos hablan incluso de “frustración”— con Vladimir Putin, justo cuando los ataques sobre Kiev y otras zonas ucranianas se intensifican.

Moscú responde y redobla la ofensiva

El uso de drones y las operaciones terrestres en el este de Ucrania se han convertido en parte del día a día de un conflicto enquistado en el tablero geopolítico internacional. Las recientes declaraciones del presidente estadounidense dieron al Kremlin la oportunidad de reafirmar que Rusia no tiene “otra opción que continuar su operación militar especial” para garantizar sus intereses y alcanzar los objetivos definidos por Putin “desde el inicio”.

“Actuaremos así durante las generaciones venideras. No tenemos otra alternativa”, declaró Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.

Provocaciones en el espacio aéreo europeo

La tensión ha escalado en los últimos días: tras el uso de drones de ataque en Polonia y la incursión de cazas MiG-31 en el espacio aéreo de Estonia, ahora se han detectado drones de reconocimiento sobre Dinamarca y Noruega. Estos aparatos desconocidos llegaron incluso a paralizar el tráfico aéreo sobre Copenhague y Oslo, revelando posibles intentos de “intrusión” en el espacio aéreo de países miembros de la OTAN.

Europa debate ahora cuál debe ser la respuesta adecuada ante estas provocaciones. Los 32 países aliados afirmaron el pasado martes que “utilizarán, en el marco del derecho internacional, todos los instrumentos militares y no militares necesarios (…) para eliminar cualquier amenaza, venga de donde venga”.

El primer ministro de Polonia advirtió que su país “no dudará en derribar cualquier objeto que viole nuestro espacio aéreo”. La OTAN, por su parte, ha demostrado su capacidad de reacción: interceptó un MiG-31 y reforzó su dispositivo defensivo a través de la operación “Centinela Oriental” ante la presencia inédita de drones hostiles.

OTAN: firmeza, pero sin escalar

Por ahora, la Alianza Atlántica mantiene una postura estrictamente defensiva, evitando una escalada mayor, aunque con un mensaje de firmeza hacia Moscú. El objetivo es gestionar el riesgo de escalada y responder con acciones “proporcionadas”.

Los aliados consideran que Rusia está probando posibles debilidades en el sistema de defensa occidental y en la capacidad de reacción de sus equipos. Es un escenario preocupante que demuestra que el conflicto sigue muy presente y que Putin apuesta por el factor tiempo, esperando divisiones dentro del bloque occidental.

Sin embargo, Moscú también está bajo presión: Ucrania ha intensificado sus operaciones con drones en territorio ruso, un tipo de arma que se ha mostrado particularmente eficaz en este tipo de conflictos y que está siendo replicada en otros escenarios del mundo.

Drones: de Europa a América Latina

Recientemente, un dron FPV fue utilizado por grupos ilegales en Colombia contra un helicóptero UH-60L Black Hawk de la Policía Nacional cerca de Medellín, causando la muerte de sus 12 ocupantes.

En el actual contexto del Caribe y la “nueva guerra contra el narcotráfico” impulsada por Washington —con Caracas en el centro del problema—, el uso de drones confirma su papel estratégico en escenarios de conflicto. El caso de Ucrania y Rusia ilustra cómo estas tecnologías pueden tener repercusiones incluso en conflictos “asimétricos”, como los que se viven en América Latina, especialmente en la lucha contra el narcotráfico.

Politólogo francés y especialista en temas internacionales