Cierre del Gobierno de EE. UU. se extenderá hasta el lunes tras fracaso de propuestas

El Gobierno federal de Estados Unidos permanecerá cerrado al menos hasta el lunes 6 de octubre, luego de que dos propuestas presupuestarias fracasaran este viernes en el Senado. La falta de consenso entre demócratas y republicanos mantiene paralizadas las operaciones de la Administración Central desde el pasado miércoles, en el primer cierre federal en siete años.

De acuerdo con la agencia EFE, cerca de 900,000 empleados federales fueron suspendidos de sus labores, mientras otros 700,000 continúan trabajando sin recibir salario.

Pese a la paralización, los servicios considerados esenciales, como el control aéreo, la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) y la Seguridad Social, continúan funcionando con normalidad.

La próxima votación en la Cámara Alta está prevista para el lunes por la tarde, cuando ambas bancadas presentarán nuevos proyectos para financiar temporalmente las operaciones gubernamentales. Mientras tanto, la incertidumbre política mantiene en pausa buena parte de las funciones públicas y genera preocupación por su impacto económico inmediato.

Impacto económico y político del cierre en Estados Unidos

La suspensión del Gobierno ha retrasado la publicación de varios informes económicos clave. El Buró de Estadísticas Laborales (BLS) aplazó este viernes los datos de empleo correspondientes a septiembre, y si el bloqueo persiste hasta el lunes, también podría verse afectada la difusión de la balanza comercial de septiembre, programada por el Buró de Análisis Económico (BEA) para el martes.

De prolongarse la paralización, los índices de inflación previstos para el 15 de octubre también podrían demorarse. Estos reportes son fundamentales para los analistas y la Reserva Federal (Fed), que debe decidir en su próxima reunión si aplica o no una nueva rebaja en las tasas de interés.

Entre tanto, las culpas cruzadas continúan. Los republicanos responsabilizan a los demócratas de promover el cierre para presionar por más fondos destinados a servicios sanitarios, los cuales —según aseguran— beneficiarían a “inmigrantes ilegales”. Los demócratas niegan esa acusación y afirman que el oficialismo está utilizando la crisis con fines políticos.

El presidente Donald Trump, por su parte, ha aprovechado la coyuntura para insistir en su objetivo de reducir el tamaño del Estado. Según EFE, ordenó a la Oficina de Gestión y Presupuesto identificar programas clasificados como no esenciales con el fin de activar despidos en caso de que el cierre se prolongue.

Un cierre con implicaciones más allá de Washington

Aunque la paralización tiene su epicentro en la capital estadounidense, sus consecuencias podrían extenderse más allá de las fronteras del país. La ausencia de datos oficiales sobre empleo, comercio e inflación complica las decisiones de inversión y el seguimiento de la evolución económica de la principal potencia mundial.

Para países como El Salvador, que mantienen estrechos lazos con la economía estadounidense a través de las remesas, el comercio y la inversión, una prolongación del cierre podría influir indirectamente en la estabilidad del dólar y en las expectativas de crecimiento regional.

En medio de la incertidumbre, cientos de miles de empleados federales permanecen a la espera de una resolución. Los analistas coinciden en que alcanzar un acuerdo temprano en el Senado será esencial para restablecer la confianza en la economía estadounidense y evitar mayores repercusiones a nivel global.