Skincare seguro: cómo cuidar tu piel sin caer en malos consejos de redes sociales

La rutina de cuidado facial, conocida popularmente como skincare, ha ganado un lugar destacado en redes sociales. Limpiadores, sérums, tónicos y protectores solares se presentan como el camino para lograr una piel radiante. Pero detrás de esta tendencia, muchas veces hay desinformación y riesgos que no todos ven venir. ¿Vale la pena seguir lo que recomiendan en TikTok o Instagram? Según la dermatóloga Carmen Carranza, del Hospital Clínico San Carlos, lo primero es asesorarse con un profesional.

“La mayoría de estas recomendaciones virales no están respaldadas por médicos”, explicó Carranza en una entrevista con EFE Salud. Y agrega que muchas rutinas de 10 o más pasos son innecesarias y hasta perjudiciales si no se adaptan al tipo de piel de cada persona.

Primero lo primero: consultá con un especialista

La piel es un órgano complejo y único en cada persona. Por eso, antes de aplicar cualquier producto, es clave visitar a un dermatólogo. Según la experta, usar cremas sin conocer su efecto puede provocar irritaciones o empeorar condiciones como el acné. Aunque un cosmético pueda verse prometedor en redes, eso no garantiza que sea adecuado para tu piel.

“En pieles con acné, lo fundamental es acudir al dermatólogo. Muchos de estos productos pueden tapar más los poros y agravar los brotes”, advierte.

El protector solar, tu mejor aliado

Carranza señala que, para pieles maduras o secas, el protector solar es esencial. La exposición solar es uno de los principales factores de envejecimiento, por lo que protegerse todos los días es clave, incluso cuando está nublado o no salís de casa.

Hoy existen protectores que se adaptan a distintos gustos, incluso con efecto maquillaje, facilitando su uso diario. Además, recomienda aplicar una crema hidratante antes del protector para mantener la piel saludable.

Menos es más: no necesitás una rutina interminable

Muchas veces se piensa que más productos significan mejores resultados, pero no es así. Carranza aconseja usar solo dos o tres productos por la noche, momento ideal para aplicar agentes transformadores como el ácido retinoico o los alfahidroxiácidos, que ayudan a mejorar la textura y luminosidad de la piel.

Eso sí, no todo se puede mezclar. Por ejemplo, el retinol y el ácido glicólico juntos pueden irritar la piel. Es mejor alternarlos y seguir las indicaciones de un experto.

Cuatro claves para una rutina efectiva y segura

1. Entendé lo que usás: No comprés un producto solo porque lo viste en redes. Preguntate qué hace y por qué lo necesitás.

2. No mezcles todo: Combinar demasiados activos puede dañar la piel. Mejor mantenerlo simple y funcional.

3. Día y noche, diferentes necesidades: Hay productos que deben usarse por la mañana y otros por la noche. Por ejemplo, los retinoides pierden eficacia con la luz solar.

4. Cuidá la zona T: Esta parte del rostro suele ser más grasa. Por la noche, es buena idea aplicar ácidos como el glicólico o salicílico para controlar el sebo.

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Cuidado con los más pequeños

Un punto importante que resalta Carranza es el uso de skincare en niños. “Los niños no necesitan rutinas de skincare”, afirma con firmeza. Su piel es sensible y debe protegerse principalmente del sol, ya que las quemaduras en la infancia aumentan el riesgo de cáncer de piel en la adultez.

La base de una buena rutina: cinco esenciales

Para quienes quieren empezar con el pie derecho, la dermatóloga recomienda estos cinco productos básicos:

1. Limpieza facial: Puede ser con solución micelar o espuma. Es el primer paso de cualquier rutina.

2. Agente transformador: Como el ácido retinoico o alfahidroxiácidos, ideales para la noche.

3. Antioxidantes: Vitamina C o ácido ferúlico ayudan a dar luminosidad y uniformidad.

4. Hidratante: Sobre todo después del verano o si sentís la piel tirante.

5. Protector solar: Indispensable todos los días, sin importar la estación.

Invertí en tu piel con conciencia. Elegí calidad por encima de cantidad y no te dejes llevar por la moda. Cuidar tu piel es un acto de amor propio, pero también de responsabilidad.