Centroamérica crecerá 3.4% en 2026 y se posiciona como región clave para inversiones

La Comisión Económica para América y el Caribe (CEPAL) proyecta un crecimiento de 3.4% para Centroamérica en 2026, por encima del promedio latinoamericano. Descubrí cómo esta tendencia puede beneficiar a emprendedores e inversionistas en El Salvador y la región.

Centroamérica superará el promedio regional en 2026, según la CEPAL

Centroamérica avanza hacia un horizonte económico alentador. Según el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2025, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la región centroamericana crecerá un 3.4% en 2026, una cifra que supera con claridad el promedio proyectado para América Latina (2.2%) y para América Latina y el Caribe en su conjunto (2.3%).

Este crecimiento está impulsado principalmente por países como Guatemala (4.0%), Honduras (3.8%), Costa Rica (3.7%) y Nicaragua (3.4%), con un desempeño también relevante en El Salvador, que se prevé alcance una expansión del 2.7%. Aunque esta última cifra no lidera la tabla, representa un avance por encima de economías más grandes como México (1.0%), Chile (2.2%) o Brasil (2.0%).

El Salvador ante una oportunidad estratégica de desarrollo

Para El Salvador, el crecimiento proyectado del 2.7% es más que una estadística: es una señal de confianza que puede ser aprovechada tanto por actores locales como internacionales. Este impulso, en combinación con mejoras en infraestructura, digitalización de servicios públicos y una mayor estabilidad macroeconómica, coloca al país en un punto de partida favorable para atraer inversiones y fomentar el emprendimiento.

Además, al formar parte de un bloque regional que crece por encima del promedio, El Salvador se beneficia del llamado "efecto de vecindario", que genera sinergias en comercio, logística, turismo y cooperación financiera.

¿Qué beneficios puede traer este crecimiento a los negocios y las inversiones?

Las implicaciones prácticas de este escenario positivo se traducen en al menos cinco grandes oportunidades para quienes hacen negocios en la región:

1. Ambiente de mayor consumo y dinamismo comercial
   El crecimiento económico va de la mano con un aumento en el ingreso disponible y el consumo. Esto crea un entorno favorable para el lanzamiento de nuevos productos y servicios en sectores como alimentos, tecnología, educación, salud y entretenimiento.
   
2. Revalorización del mercado centroamericano ante inversionistas globales
   Con tasas de crecimiento superiores al promedio regional, Centroamérica se vuelve más atractiva para fondos de inversión, empresas multinacionales y actores del ecosistema de venture capital. Países como Panamá y República Dominicana ya están aprovechando esta visibilidad, pero El Salvador tiene margen para posicionarse con propuestas sólidas.
   
3. Expansión del nearshoring y oportunidades en manufactura ligera
   Las tensiones geopolíticas y la búsqueda de cadenas de suministro más cercanas a Estados Unidos han acelerado el fenómeno del nearshoring. Centroamérica, por su ubicación estratégica, bajo costo operativo y mano de obra calificada, es una alternativa viable frente a Asia. Esto podría beneficiar especialmente a parques industriales, zonas francas y startups logísticas.
   
4. Estabilidad para acceder a financiamiento
   Un entorno macroeconómico estable reduce el riesgo percibido por bancos, fondos y cooperantes internacionales, lo cual facilita el acceso al crédito para empresas y emprendedores. También mejora la calificación país, lo que podría traducirse en tasas de interés más competitivas a mediano plazo.
   
5. Impulso a la inversión local y a la diáspora
   Un crecimiento sostenido envía un mensaje positivo a la diáspora salvadoreña, que busca oportunidades para invertir en su país. Sectores como bienes raíces, turismo sostenible, servicios digitales y agricultura tecnificada pueden beneficiarse del retorno de capitales familiares o comunitarios.
   

Lo que los emprendedores deben considerar a partir de esta proyección

Más allá de los grandes números, el crecimiento proyectado representa una invitación a planificar con visión estratégica. Para los emprendedores salvadoreños, este es el momento de:

• Analizar tendencias de consumo en sectores con mayor crecimiento.
  
• Desarrollar modelos de negocio escalables regionalmente.
  
• Prepararse para competir por financiamiento con una propuesta sólida y alineada con el desarrollo sostenible.
  
• Usar la narrativa del crecimiento como herramienta para atraer socios o aliados comerciales.
  

Del lado de los inversionistas, conviene observar los sectores que concentran mayor inversión extranjera directa (IED) en la región, como energía, telecomunicaciones, agroindustria y servicios digitales, así como identificar políticas públicas favorables, incentivos fiscales y tratados de libre comercio vigentes.

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Un llamado a actuar: transformar crecimiento en bienestar

“América Latina y el Caribe necesita crecer más y mejor. Un mayor crecimiento económico es necesario, pero no suficiente: debe ser sostenido e inclusivo, con inversión productiva y transformación digital para reducir brechas estructurales”, expresó José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL, al presentar el informe.

Las proyecciones optimistas de la CEPAL no garantizan un desarrollo automático. El verdadero reto está en transformar ese crecimiento esperado en bienestar concreto, empleo de calidad, innovación y mayor competitividad.

El Salvador y sus países vecinos tienen ahora la posibilidad de consolidarse como un bloque regional atractivo, dinámico y resiliente. Para lograrlo, será clave fortalecer el diálogo público-privado, mejorar la eficiencia institucional y apostar por sectores con alto potencial de escalamiento.

El crecimiento del 3.4% proyectado para Centroamérica en 2026 es una señal clara de que la región tiene potencial para convertirse en un hub de negocios y oportunidades. Para El Salvador, representa una plataforma desde la cual escalar ideas, atraer inversión y construir una economía más inclusiva. Queda en manos de empresarios, gobiernos y ciudadanos convertir este momento en un punto de inflexión hacia una nueva etapa de prosperidad regional.