Récord de remesas: $6,535 millones llegan en 8 meses
El Salvador recibió 6.535,2 millones en remesas hasta agosto, un alza del 18.9 % interanual que confirma su peso decisivo pero también su fragilidad económica.
Por
Evelyn Alas
Publicado el 25 de septiembre de 2025
El Salvador alcanzó un nuevo récord en ingresos por remesas familiares durante los primeros ocho meses de 2025. Según el Banco Central de Reserva, el país recibió 6.535,2 millones de dólares, un aumento del 18,9 % respecto al mismo periodo del año anterior. Este flujo equivale al 23,9 % del PIB y consolida a las remesas como motor económico, aunque también acentúa la dependencia externa. El repunte responde al anuncio de un impuesto del 1 % en EE. UU., la incertidumbre migratoria y la digitalización de los envíos.
El Salvador cerró los primeros ocho meses de 2025 con un nuevo récord histórico en el ingreso de remesas familiares. Según datos del Banco Central de Reserva (BCR), entre enero y agosto llegaron al país $6,535.2 millones de dólares, lo que representa un crecimiento interanual del 18.9% frente al mismo periodo de 2024.
Este monto equivale al 23.9% del Producto Interno Bruto (PIB), consolidando a las remesas como el principal sostén de la economía salvadoreña, aunque también refuerza la dependencia estructural del país respecto al dinero enviado por su diáspora, principalmente asentada en Estados Unidos.
Un crecimiento sin precedentes
El flujo de remesas superó en más de $1,049 millones de dólares al registrado entre enero y agosto del año pasado, cuando el acumulado fue de $5,485.5 millones. La diferencia refleja un dinamismo inusual, ya que el crecimiento histórico de las remesas rara vez supera tasas de dos dígitos.
El mes más destacado fue mayo, con $899.08 millones de dólares, la cifra mensual más alta reportada en lo que va del año. Los promedios también marcaron hitos: en mayo, el monto promedio por envío alcanzó los $347.80 dólares, el mayor de la serie, de acuerdo con el BCR.
La evolución mensual muestra un flujo sostenido: enero ($677.1 millones), febrero ($729.2 millones), marzo ($863.3 millones), abril ($805.9 millones), mayo y los mencionados $899.08 millones, junio ($862.9 millones), julio ($872.5 millones) y agosto ($824.9 millones). La tendencia apunta a que 2025 cerrará con una recaudación récord de remesas, posiblemente cercana a los 10.000 millones de dólares.
¿Dónde va el dinero?
De acuerdo con los registros del BCR y análisis académicos, la mayor parte de las remesas se destina a alimentación, vivienda, educación y servicios básicos. Estos fondos son decisivos para millones de hogares: cerca del 25% de las familias salvadoreñas recibe remesas, y para muchas representan su principal ingreso mensual.
El impacto es directo en la reducción de la pobreza, pero especialistas advierten sobre un patrón de “consumo importado”. Con dólares en mano, las familias tienden a gastar en productos y servicios externos, lo que limita el efecto multiplicador en la producción nacional.
“Las remesas son un alivio inmediato, pero no necesariamente generan transformación estructural. Si no se canalizan hacia inversión productiva, el país se mantiene vulnerable a los vaivenes de la economía estadounidense”, explica un análisis de la Universidad de El Salvador.

Factores detrás del repunte
El auge de 2025 responde a una combinación de elementos coyunturales y estructurales:
- Nuevo impuesto en EE. UU.
En marzo, el Congreso estadounidense aprobó un gravamen del 1% a las remesas, que entrará en vigor el 1 de enero de 2026. Analistas coinciden en que este anuncio ha generado un efecto de envíos adelantados, ya que los migrantes buscan evitar el futuro cobro. - Incertidumbre migratoria
La intensificación de controles migratorios y el aumento de las deportaciones en Estados Unidos han impulsado a muchos salvadoreños a enviar mayores cantidades de dinero mientras mantengan empleo y estatus legal. - Digitalización de envíos
El crecimiento de plataformas digitales de envío rápido y con menores comisiones ha permitido transferencias más frecuentes. El acceso a la tecnología y la competencia entre operadores reducen costos y fomentan mayor volumen de operaciones. - Resiliencia del mercado laboral migrante
Pese a la inflación y las tensiones económicas en EE. UU., sectores como la construcción, servicios y manufactura —donde se emplea buena parte de la comunidad salvadoreña— han mostrado dinamismo, lo que ha mejorado la capacidad de envío.
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Un peso decisivo en la economía
El Salvador figura entre los países más dependientes de las remesas en América Latina. Según el Banco Mundial, solo Honduras supera el peso relativo de estos flujos en el PIB, con un 27%. En comparación, Guatemala registra un 20% y México apenas un 4%.
La importancia de las remesas en El Salvador va más allá de las cifras macroeconómicas: también determinan la estabilidad social y política. “Son un pilar de la vida cotidiana. Su interrupción tendría efectos inmediatos en pobreza, consumo y hasta gobernabilidad”, señala un informe de Bancolombia sobre vulnerabilidad regional.
El reto: transformar remesas en inversión
Si bien las remesas han sido clave para la reducción de la pobreza, también representan un riesgo de dependencia crónica. La economía salvadoreña se vuelve extremadamente sensible a factores externos, como el desempeño laboral de los migrantes, las decisiones políticas de EE. UU. o el costo de los envíos.
Los expertos coinciden en que la clave está en convertir parte de estos recursos en inversión productiva. Programas de ahorro, fondos de apoyo a emprendimientos y esquemas de coinversión público-privada son algunas de las propuestas en debate.
“El desafío es cómo pasar de una economía sostenida por el consumo financiado desde el exterior a un modelo con generación interna de empleo y productividad”, resume el economista Ricardo Castaneda, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI).
Mirando hacia adelante
El récord alcanzado en 2025 confirma la fortaleza de la diáspora salvadoreña, pero también revela la fragilidad de un país cuya economía depende casi en una cuarta parte de los dólares que llegan del extranjero.
La discusión sobre el impuesto en Estados Unidos, la incertidumbre migratoria y la evolución del mercado laboral norteamericano marcarán el futuro de las remesas.
Mientras tanto, el reto interno es claro: aprovechar el flujo histórico no solo para aliviar necesidades inmediatas, sino para sentar las bases de un crecimiento más sólido y sostenible.
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