Jon Stewart y Jimmy Kimmel cambian las reglas de la TV nocturna en EE. UU.
Jon Stewart, Jimmy Kimmel y Stephen Colbert transforman la TV nocturna en un escenario donde la sátira enfrenta la censura y el poder político.
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Agencias
Publicado el 19 de septiembre de 2025
La televisión nocturna en Estados Unidos vive un giro inesperado. Lo que antes eran entrevistas ligeras y humor inofensivo, hoy es un escenario político. La suspensión de Jimmy Kimmel por ABC, bajo presiones vinculadas a la administración Trump, provocó la reacción inmediata de Jon Stewart, quien regresó con un monólogo satírico en The Daily Show. Stephen Colbert, Seth Meyers y Jimmy Fallon también mostraron apoyo a su colega, cuestionando la censura. Este cambio refleja cómo la comedia nocturna pasó de entretener con chistes cotidianos a convertirse en un espacio con influencia política y peso cultural.
La televisión nocturna en Estados Unidos atraviesa un momento de tensión inusual. Lo que durante décadas fue sinónimo de entretenimiento liviano, entrevistas con celebridades y bromas de actualidad, hoy se ha convertido en un espacio con peso político.
El detonante más reciente fue la decisión de ABC, respaldada por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) y su director Brendan Carr, de suspender indefinidamente a Jimmy Kimmel. Esta medida fue interpretada como una ofensiva directa desde sectores cercanos al expresidente Donald Trump, quien ha señalado públicamente a Kimmel, Seth Meyers y otros comediantes como blancos a cancelar.
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En respuesta, Jon Stewart apareció a mitad de semana en The Daily Show, fuera de su calendario habitual, con un monólogo que satirizó la censura política. Inició con una presentación estilo propaganda patriótica y exagerada, que lo describía como “presentador patriótico y obediente aprobado por el gobierno”, aludiendo irónicamente a un supuesto nuevo formato del programa bajo supervisión estatal.

Durante 20 minutos, Stewart parodió al expresidente, cambió nombres de países (como "Aberbaiyán" en guerra con Albania), e interrumpió a su audiencia cada vez que intentaban reír o abuchear: “¡Cállense, nos van a arruinar esto!”.
Kimmel no está solo: una defensa en cadena
La suspensión de Jimmy Kimmel no pasó desapercibida en la comunidad de la televisión nocturna. Stephen Colbert revivió su antiguo personaje hipernacionalista del Colbert Report, como parte de una defensa más amplia. Seth Meyers, conocido por su tono directo, también se pronunció. Incluso Jimmy Fallon, que generalmente evita los temas políticos, mostró apoyo a Kimmel con indirectas tenues hacia el expresidente.
Lo que antes era un terreno neutral, donde la política se trataba con cautela para no dividir a la audiencia, se ha convertido en una plataforma para la crítica frontal. Presentadores que solían centrarse en segmentos de entretenimiento ahora asumen roles que los colocan en el centro del debate político.

Durante décadas, figuras como Johnny Carson y Jay Leno dominaron el horario nocturno con una neutralidad estratégica. Carson evitaba profundizar en temas serios, aunque ocasionalmente invitaba a políticos como Bill Clinton, quien usó su aparición para mejorar su imagen pública. Jay Leno adoptó un enfoque similar, enfocado en mantener a toda la audiencia, sin tomar partido.
Aun así, la política nunca estuvo del todo ausente. Entre enero y septiembre de 1998, los programas de Leno, Letterman, Conan O'Brien y Bill Maher produjeron más de 1400 chistes solo sobre el caso Clinton-Lewinsky. En retrospectiva, algunos de esos chistes fueron duramente criticados, pero marcaron el inicio de una televisión nocturna con mayor influencia política.
El cambio más notorio llegó con el surgimiento de The Daily Show bajo la conducción de Jon Stewart. Aunque conservaba el formato tradicional de escritorio, traje y entrevistas, su contenido se volvió más crítico y político. Bill Maher, desde otra línea editorial, también profundizaba en debates polémicos. Su programa fue cancelado por ABC luego de comentarios sobre el 11-S, y fue reemplazado por un nuevo presentador: Jimmy Kimmel.
Durante los años siguientes, la televisión nocturna pareció alejarse de la política. Sin embargo, la llegada de Trump alteró esa dinámica. Como figura polémica y de alto perfil mediático, generó una avalancha de contenido satírico en estos espacios, marcando una nueva etapa donde la comedia se convirtió en comentario político.
Un espacio vulnerable, pero con voz
En un entorno donde los índices de audiencia han disminuido y las decisiones empresariales se cruzan con intereses políticos, los programas nocturnos son particularmente vulnerables. La presión para ajustarse a ciertas líneas editoriales es cada vez más visible.
Aun así, el acto de censura contra Kimmel ha tenido el efecto contrario: ha otorgado mayor relevancia y visibilidad a estos presentadores. En su discurso al recibir el premio Mark Twain en 2022, Jon Stewart resumió esta paradoja con una frase que resuena hoy más que nunca:
“Los comediantes son la cáscara de plátano en la mina de carbón. Somos los primeros en ser expulsados”.
Por ahora, tanto Stewart como sus colegas siguen usando la sátira como herramienta para cuestionar el poder, sin intención de ser silenciados.
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