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Salvadoreños retornados que decidieron apostar por El Salvador al regresar, convirtiendo su experiencia en nuevas oportunidades de negocio.

Negocios con propósito, historias de salvadoreños retornados que invierten en su tierra

Cada vez más salvadoreños retornados invierten en emprendimientos locales, generando empleo y transformando comunidades con sus ahorros y experiencias.

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Por Evelyn Alas
Publicado el 19 de septiembre de 2025

 

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Volver a El Salvador ya no significa empezar de cero. Muchos salvadoreños retornados están convirtiendo sus ahorros y aprendizajes del extranjero en negocios sostenibles. Desde panaderías y sastrerías hasta restaurantes y talleres artesanales, sus iniciativas fortalecen la economía local y generan oportunidades de empleo. Programas de apoyo han brindado capital semilla, capacitación y acompañamiento, lo que ha permitido que decenas de emprendimientos prosperen en distintos departamentos. Estas historias muestran que el retorno puede ser un nuevo comienzo, donde la resiliencia y la visión empresarial se convierten en motores de desarrollo para sus comunidades.

Muchos salvadoreños retornados están usando sus remesas, ahorros o aprendizajes adquiridos en el extranjero para poner en marcha emprendimientos en El Salvador. Estos negocios, en rubros como gastronomía, artes, producción agrícola o comercio, no sólo les permiten generar ingresos sostenibles, sino también revitalizar sus comunidades locales.

Aquí cuatro historias reales de salvadoreños que regresaron y apostaron por emprender en su tierra.

1. Tony Solís y Ton Pollo (Meanguera, Morazán): de la cocina familiar al negocio formal

Tony Solís, originario de Meanguera, Morazán, vivió en Estados Unidos durante dos años y medio, donde ejerció oficios diversos. Al regresar a El Salvador, constató que las oportunidades de empleo escaseaban, así que decidió montar su propio negocio: Ton Pollo, especializado en pollo entero, alitas, pechugas y combos empanizados.

‘’Considero que tengo todas las herramientas para desarrollar mi negocio. Lo que más me llevo de la experiencia de participar del proyecto y del programa de emprendimiento es reconocer bien el cliente, comprender qué es lo que vendemos y qué tan rentable somos. En tercer lugar, buscar nuevos mercados o nuevos productos’’, expresó Tony Joel Solís Sánchez. 

Gracias a un capital semilla de $1,500, obtenido a través del programa Géne-Sis de Nuevas Oportunidades (NuOp) está financiado por la Unión Europea e implementado por Swisscontact en El Salvador.  Tony pudo adquirir una freidora semi-industrial que mejoró su capacidad productiva. Hoy provee empleo local, compra su materia prima de productores del área, y participa en programas de formalización, capacitación e incubación.

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2. María Ángela Sánchez Vda. de Villatoro: panadería comunitaria en La Unión

María Ángela Sánchez regresó a El Salvador con incertidumbre pero con una idea clara: empezar algo propio. Ella dirige una panadería en La Unión con apoyo del proyecto PERSPECTIVAS, financiado por la cooperación alemana y ejecutado por Swisscontact, la cual incluye fases de preincubación, incubación y acceso a mercado. 

Su emprendimiento no solo le da ingresos propios, sino que crea empleo local y dinamiza servicios en la zona. También capacita en administración y atención de clientes. 

3. Ruth Noemy Lazo Castro y Sastrería La Bendición: el arte textil con propósito

En La Unión también se ubica Sastrería La Bendición, emprendida por Ruth Noemy Lazo Castro, otra retorno forzado que encontró en la sastrería una forma de transformar talento local en oportunidades. Siempre con el apoyo de la cooperación alemana y ejecutado por Swisscontact.

El modelo combina lo tradicional (confecciones hechas localmente) y lo moderno, con capacitación empresarial, acompañamiento técnico y apoyo para comercializar sus productos, lo que le ha permitido mantenerse y crecer con base comunitaria.

Emprendedores salvadoreños retornados muestran los negocios que han construido tras su regreso, desde panaderías y sastrerías hasta restaurantes y talleres.
Emprendedores salvadoreños retornados muestran los negocios que han construido tras su regreso, desde panaderías y sastrerías hasta restaurantes y talleres. / Foto generada por IA.

4. David Enríquez: de deportaciones a talleres y negocios de aromatizantes

David Enríquez vivió la experiencia de ser deportado varias veces desde Estados Unidos. La adversidad no le quitó las ganas de aprovechar lo aprendido afuera.

Hoy elabora aromatizantes y desinfectantes, y ofrece talleres gratuitos para otros salvadoreños retornados, enseñándoles cómo poner en marcha un emprendimiento desde cero, cómo organizarse, costear insumos, precios, ventas. Su negocio combina lo artesanal con lo educativo, procurando generar un impacto social además del económico.

‘’Quiero que vean al deportado como alguien que trae luz’’, exclamó David Enriquez.

Claves comunes y desafíos

Claves que impulsan el éxitoPrincipales desafíos que enfrentan
- Acompañamiento institucional (programas gubernamentales o ONGs) que ofrecen capital semilla, capacitación, certificación.- Uso de lo aprendido en el exterior: habilidades laborales o culturales que suman valor en producción, gestión o marketing.- Enfoque local: comprar insumos en la zona, adaptar productos al contexto y gusto local, generar empleo local.- Barreras para formalizar: costos, licencias, requisitos.- Limitado acceso a financiamiento continuo más allá del capital semilla.- Estigma o discriminación contra quienes hayan sido migrantes o deportados.- Infraestructura deficiente, acceso irregular a mercados mayores.

Impacto económico, social y recomendaciones prácticas

  • Inversión: Programas como Transformando Vidas han entregado montos de US$150,000 aproximadamente para apoyar a 75 retornados, distribuidos en varios departamentos, en rubros como agricultura, alimentos, cosmetología, textiles y servicios.
  • Escala y multiplicación: se han creado decenas de emprendimientos bajo proyectos como Gene‑Sis Nuevas Oportunidades, que ha impulsado al menos 76 emprendimientos en los últimos dos años.
  • Recomendaciones prácticas para retornados que quieren emprender:
    1. Identificar habilidades o conocimientos adquiridos en el extranjero que puedan adaptarse al contexto local.
    2. Aprovechar los programas estatales u ONG, que ofrecen capacitación, certificación y capital semilla.
    3. Iniciar con un plan de negocio claro: costos, demanda, proveedores locales, costos de transporte.
    4. Priorizar la formalización lo antes posible para poder acceder a permisos, apoyos oficiales, crédito.
    5. Buscar redes locales de emprendimiento o asociaciones de retornados que permitan compartir aprendizajes.

Estas historias muestran que el retorno puede ser una nueva oportunidad, no una derrota. Los salvadoreños retornados aportan al país no solo con lo que traen como remesas o ahorros, sino con experiencia, creatividad y resiliencia. Con apoyo institucional, inversión estratégica y compromiso personal, sus emprendimientos no solo mejoran sus vidas individuales, sino que ayudan a reconstruir economías locales, comunidades y tejido social.

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