Cómo afecta a Centroamérica y El Salvador la baja de tasas en EE.UU.
El recorte de tasas de la Reserva Federal abre oportunidades y riesgos para Centroamérica y El Salvador, desde deuda más barata hasta retos fiscales.
Por
Evelyn Alas
Publicado el 18 de septiembre de 2025
La decisión de la Reserva Federal de bajar sus tasas de interés tiene efectos directos en Centroamérica y El Salvador. Para la región, significa un posible abaratamiento del financiamiento externo, atracción de capitales e impulso a la inversión. En El Salvador, la dolarización transmite de inmediato los movimientos de la Fed al sistema financiero, reduciendo costos de crédito y deuda, aunque con el límite de no contar con política monetaria propia. A su vez, las remesas podrían sostenerse si la economía estadounidense se fortalece. El reto sigue siendo la disciplina fiscal y el manejo del riesgo país.
La decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) de reducir las tasas de interés tiene repercusiones que van mucho más allá de su territorio. América Latina, con fuertes vínculos financieros y comerciales con la mayor economía del mundo, se encuentra en el centro de estas implicaciones.
El recorte puede abrir oportunidades en materia de financiamiento, inversión y crecimiento, pero también plantea riesgos en términos de inflación, competitividad y vulnerabilidad externa.
En Centroamérica y, particularmente, en El Salvador, las consecuencias adquieren matices especiales debido a la dolarización y la fuerte dependencia de remesas.
1. Flujos de capitales y el comportamiento de las monedas
Uno de los primeros efectos de una reducción de tasas en EE.UU. es el cambio en los flujos de capital. Con rendimientos más bajos en los bonos del Tesoro estadounidense, los inversionistas globales suelen buscar activos más rentables en mercados emergentes, lo que beneficia a países latinoamericanos.
- Positivo: entrada de capitales hacia bonos soberanos y acciones de la región, lo cual puede fortalecer reservas internacionales y dar liquidez.
- Riesgo: si las percepciones de riesgo aumentan (inestabilidad política o dudas fiscales), el flujo puede revertirse de manera abrupta.
De acuerdo con el Banco de España, este diferencial de tasas es clave: mientras más atractivo se mantenga invertir en América Latina frente a EE.UU., mayor será la probabilidad de entrada de capitales.
En el plano cambiario, las monedas locales tienden a apreciarse frente al dólar si los capitales fluyen, reduciendo la presión inflacionaria importada. Sin embargo, esa apreciación puede afectar la competitividad de exportaciones no tradicionales.

2. El costo de la deuda y el financiamiento externo
América Latina arrastra altos niveles de endeudamiento en dólares. Una caída de tasas en EE.UU. suele traducirse en menores costos de financiamiento internacional. Para gobiernos y empresas, refinanciar o emitir nueva deuda se vuelve más barato.
En su Informe Económico sobre Latinoamérica, Deloitte resalta que el recorte abre espacio para aliviar la carga fiscal en países con vencimientos de deuda cercanos. Esto es crucial en un contexto de estrechez presupuestaria y altos pagos de intereses.
No obstante, el beneficio no es automático: países con mayor riesgo crediticio deben seguir ofreciendo primas más altas para atraer compradores de bonos. En otras palabras, el recorte ayuda, pero no elimina los problemas estructurales.
3. Inflación, crecimiento y política monetaria regional
Las autoridades monetarias de la región deben calibrar cuidadosamente su reacción.
- Inflación: si las monedas locales se fortalecen, las importaciones —alimentos, combustibles, manufacturas— resultan más baratas, lo que puede ayudar a contener los precios internos.
- Crecimiento: menores tasas globales permiten mayor acceso a crédito, lo que favorece inversión, consumo y proyectos de infraestructura.
- Riesgo: si los bancos centrales reducen demasiado rápido sus propias tasas, pueden perder credibilidad y generar fuga de capitales.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha advertido que la región camina sobre una “cuerda floja monetaria”: el reto es estimular la economía sin desanclar las expectativas inflacionarias.
4. El caso de Centroamérica
La región centroamericana presenta características particulares frente al recorte de tasas en EE.UU.:
- Economías muy vinculadas a EE.UU.: comercio, turismo, remesas e inversión extranjera directa dependen en gran medida de la economía estadounidense.
- Remesas: si la reducción de tasas en EE.UU. impulsa el empleo y consumo, puede sostener el envío de remesas hacia la región. En países como Honduras, Guatemala y El Salvador, representan más del 20% del Producto Interno Bruto (PIB).
- Monedas locales: salvo El Salvador y Panamá, la mayoría de países tiene bancos centrales que podrían aprovechar el espacio para reducir sus tasas internas sin temor a fuga de capitales. Esto podría estimular el crédito y dinamizar la inversión doméstica.
En síntesis, Centroamérica se beneficia de un entorno global de tasas más bajas, aunque sigue siendo vulnerable a choques externos y a la evolución de la economía estadounidense.
5. El Salvador: entre la dolarización y el alto endeudamiento
En el caso salvadoreño, los efectos se magnifican y se limitan a la vez:
- Dolarización: al no tener moneda propia, El Salvador no puede usar política monetaria para estimular la economía. El recorte de la Fed se traslada directamente a su sistema financiero, influyendo en el costo de los préstamos.
- Deuda externa: la deuda bruta ronda los $24-25 mil millones de dólares. Un entorno de tasas más bajas facilita el refinanciamiento y reduce la presión sobre las finanzas públicas, aunque la calificación de riesgo país sigue siendo un factor limitante.
- Riesgo fiscal: el Departamento de Estado de EE.UU. ha señalado que la deuda pública salvadoreña es “insostenible”. Esto significa que, aunque la baja de tasas ayude, los inversionistas exigirán primas altas para prestar dinero.
- Remesas: representan más del 25% del PIB. Si EE.UU. mantiene su economía sólida con tasas más bajas, se sostendrán, impulsando el consumo interno y reduciendo la pobreza.
El recorte de tasas en EE.UU. representa un arma de doble filo para América Latina. Puede abaratar la deuda, atraer capital e impulsar el crecimiento, pero también implica riesgos de apreciación cambiaria, pérdida de competitividad y fuga de capitales si la política local no se maneja con prudencia.
En Centroamérica, la fuerte dependencia de EE.UU. convierte esta decisión en un factor clave para el envío de remesas, la inversión y el comercio. Y en El Salvador, la dolarización hace que los efectos sean más directos: menor costo de financiamiento y posible alivio a su deuda, pero con la limitación de una política monetaria atada a la Fed y un alto nivel de riesgo país.
En definitiva, la medida abre una ventana de oportunidad, pero aprovecharla dependerá de la disciplina fiscal y la credibilidad institucional de cada país.
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