El arte de volver a la fotografía analógica toma fuerza en jóvenes de El Salvador
En tiempos de inmediatez digital, la fotografía de rollo gana fuerza en El Salvador. Iván López muestra cómo este medio se convierte en arte y experiencia.
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Marcella Palacios / Lissette Figueroa
Publicado el 09 de septiembre de 2025
La fotografía analógica vive un renacer en El Salvador de la mano de jóvenes como Iván López, de 18 años. Para él, disparar en rollo es más que un estilo: es un arte que exige paciencia, técnica y una conexión profunda con el entorno. Con cada rollo limitado a pocas tomas, la práctica invita a pensar antes de capturar, a valorar la luz y a aceptar el error como parte del proceso creativo. Iván ha explorado retratos, colaboraciones artísticas y campañas comerciales, siempre defendiendo lo analógico como medio tangible, reflexivo y humano en plena era digital.
La fotografía analógica vuelve a ganar terreno en El Salvador como una práctica artística que exige paciencia, técnica y una mirada consciente. Para jóvenes como Iván López, de 18 años, disparar con una cámara de rollo no es nostalgia: es una manera de pensar el arte desde la pausa, lo tangible y lo imperfecto.
En lugar de decenas de imágenes instantáneas en un celular, cada rollo ofrece apenas 24 o 36 oportunidades. Ese límite obliga a mirar con calma, a esperar la luz adecuada y a considerar cada disparo como una decisión artística.
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Una experiencia que va más allá de la estética

Iván explica que trabajar en analógico es tan importante por el proceso como por el resultado. Elegir el tipo de película, planificar la luz, calcular la exposición y luego esperar el revelado forman parte de una experiencia que convierte a la fotografía en un arte de paciencia y emoción.
“El analógico no es solo un estilo visual: es una manera distinta de entender la luz y de relacionarse con el entorno”
Iván López
Para él, lo esencial es que cada imagen se convierte en un objeto físico, en un registro tangible que resiste al paso del tiempo.
Su interés principal siempre ha sido la gente. Desde sus primeros retratos hasta proyectos más experimentales, Iván ha buscado capturar gestos, miradas y costumbres. Define la fotografía como un puente para provocar una emoción o reflexión, más que como un objeto estético.
Entre sus proyectos destaca una colaboración con el pintor Andrés Guardado, donde recrearon técnicas de light painting inspiradas en Pablo Picasso. Con ello, Iván demuestra cómo lo analógico puede dialogar con otras artes y convertirse en un laboratorio creativo.
Una comunidad en crecimiento en El Salvador

Aunque pueda parecer un medio en desuso, la fotografía de rollo tiene hoy un espacio renovado en la cultura visual salvadoreña. Iván reconoce que cada vez más jóvenes se animan a experimentar con cámaras mecánicas, a revelar sus propios rollos y a compartir resultados en redes sociales.
El auge de esta práctica también responde a una búsqueda colectiva: desacelerar frente a la saturación digital y reconectarse con lo manual. En palabras de Iván, “el error también es parte del proceso, y eso lo vuelve más humano”.
Consejos para iniciarse en la fotografía analógica
Para quienes quieren experimentar con este arte en El Salvador, Iván recomienda:
- Comienzo simple: usar una cámara mecánica básica o incluso una desechable.
- Estudiar y practicar: entender lo técnico, pero no temerle al error.
- Invertir con calma: revelar y escanear tiene un costo, pero cada rollo es una inversión en aprendizaje.
Sobre películas, sugiere tres opciones según la experiencia:
- Kodak Gold para tonos cálidos y retratos.
- Cándido con estética retro, ideal para paisajes rurales.
- Ilford HP5 en blanco y negro, perfecto para escenas urbanas.
Además, recomienda a turistas capturar tanto los paisajes salvadoreños como la vida cotidiana de su gente en sitios como Suchitoto, el centro histórico de San Salvador, el Lago de Coatepeque, Comasagua o la playa El Tunco.

Fotografía como arte y función social
Más allá de técnicas y materiales, Iván insiste en que el arte no se limita a lo visual, sino a lo que logra transmitir. Para él, la fotografía analógica es un medio que invita a la reflexión, que conecta con la memoria y que tiene una función social: mostrar realidades, preservar identidades y provocar emociones.
“El arte es todo lo que te hace sentir o pensar distinto. En la fotografía analógica encontré esa conexión humana que no tiene la rapidez digital”, concluye.
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