Turismo con esencia salvadoreña en las montañas de Chalatenango
Inspirado en la arquitectura de Bali y en la memoria rural de Dulce Nombre de María, este hospedaje ecológico invita a reconectar con la naturaleza desde el corazón de Chalatenango.
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Redacción elsalvador.com
Publicado el 06 de septiembre de 2025
Jaraguah Unique Eco Cabin, en Dulce Nombre de María, Chalatenango, ofrece hospedaje ecológico inspirado en la arquitectura asiática con raíces locales. Sus cabañas en forma de A, construidas con bambú, madera y zacate jaragua, invitan a desconectarse: no hay WiFi ni agua caliente, solo naturaleza y calma. Fundado en 2017 por el arquitecto Bryan Ábrego, el proyecto rescata tradiciones y promueve el turismo responsable. Con cocinas equipadas y vistas panorámicas, es el destino ideal para quienes buscan experiencias auténticas a dos horas de San Salvador.
A dos horas de San Salvador, en el municipio de Dulce Nombre de María, se encuentra Jaraguah Unique Eco Cabin, un proyecto turístico que une diseño, sostenibilidad y herencia salvadoreña. Rodeado de montañas, este hospedaje ecológico se ha convertido en un lugar ideal para quienes buscan experiencias auténticas lejos del estrés cotidiano.
Las cabañas —construidas con materiales como bambú, pino, roble, teca y zacate jaragua— están diseñadas bajo un concepto arquitectónico que toma como referencia la estética asiática, pero con raíces locales. Cada estructura tiene forma de A y nombres únicos: Jaraguah, Pangolera y Sorgo. Todas tienen capacidad para cuatro personas, con sala, cocina equipada, baño, ducha al aire libre y habitaciones con vista panorámica a la vegetación.

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Turismo responsable con identidad propia
El proyecto nació en 2017 gracias al arquitecto Bryan Ábrego Cano, originario del mismo municipio. Inspirado en historias familiares sobre los ranchos construidos con zacate jaragua, Bryan diseñó un espacio que combina saberes tradicionales con arquitectura ecológica. En lugar de materiales industriales, decidió reutilizar madera y mobiliario antiguo, restaurado con esmero para dar vida a los espacios.
En Jaraguah no hay WiFi ni agua caliente, una decisión intencional que busca invitar a los huéspedes a reconectarse con su entorno y con las personas con quienes viajan. La experiencia está pensada para quienes disfrutan lo esencial: cocinar juntos, caminar por los alrededores, escuchar insectos por la noche o ver el amanecer desde una cabaña entre árboles.

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Aunque no se ofrece restaurante en el sitio, los visitantes pueden preparar sus propios alimentos en la cocina.Ruta recomendada: desde San Salvador, tomar la carretera Troncal del Norte (CA-4) hacia Chalatenango. El viaje dura aproximadamente dos horas en vehículo particular.
*Con reportaje de El Diario de Hoy
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