Itinerario de 7 días para descubrir El Salvador: guía ideal para turistas extranjeros

Después de un desayuno típico salvadoreño —plátano frito, frijoles, crema y café—, comenzás el día con rumbo al Parque Nacional El Boquerón. Ubicado en la cima del volcán de San Salvador, este parque ofrece senderos de fácil acceso, vegetación exuberante y vistas impresionantes desde el borde del cráter. A solo media hora de la capital, es la manera perfecta de iniciar una inmersión en la naturaleza volcánica del país.

Más tarde, tomás la carretera hacia el occidente para visitar Joya de Cerén, un sitio arqueológico único en el continente, “La Pompeya de América”. Aquí, una antigua aldea maya fue sepultada por ceniza volcánica hace más de mil años, conservando en perfecto estado viviendas, herramientas y detalles de la vida cotidiana. El recorrido es corto, pero profundamente revelador, y es ideal para conectar con la historia viva de El Salvador.

Para el almuerzo, nada mejor que el imponente lago de Coatepeque, una caldera volcánica con aguas de color turquesa (por temporadas). Elegí uno de los restaurantes con terraza como Las Palmeras, Torremolinos o Cardedeu. Si el clima lo permite, también podés relajarte con un recorrido en jet ski o lancha o simplemente descansar frente al paisaje.

Hospedaje

Al final de la tarde, llegás a la zona de Cerro Verde, donde vas a pasar la noche rodeado de bosque, niebla y un clima que puede bajar hasta los 12 °C. Aquí tenés tres opciones de alojamiento según tu estilo de viaje y presupuesto.

La primera es Casa Cristal, una opción rústica y auténtica, ideal para grupos o familias. Ofrecen cabañas equipadas para cuatro personas desde $50 por 24 horas, además de áreas de camping, cabañas pequeñas desde $30 y opciones de kioscos tipo cabaña con comedor y ducha. Todo rodeado de pinos y tranquilidad.

La segunda alternativa son las nuevas cabañas del Parque Nacional El Cerro Verde, inauguradas recientemente dentro del recinto. Estas cabañas ofrecen comodidad en medio del bosque, con baño privado, camas matrimoniales y detalles que combinan naturaleza con confort. Son ideales para quienes buscan una experiencia de montaña más privada y moderna, desde los $75.00

Por último, están las Cabañas del Tíbet, ubicadas a pocos minutos del parque. Su estilo acogedor, con hamacas, jardines, miradores y áreas comunes, las convierte en una excelente opción para viajeros que prefieren un ambiente relajado y vistas hacia los volcanes, las alternativas van desde los $20.00.

Después de un día cargado de historia y naturaleza, la noche cae, el aire es fresco, el silencio absoluto y el descanso garantizado. Mañana, el volcán más alto del país te espera.

Hoy es un día para madrugar y alistarse para una de las experiencias más memorables del viaje: la caminata al volcán de Santa Ana, también conocido como Ilamatepec. Con sus 2,381 metros de altura, es el más alto de El Salvador y uno de los más espectaculares por sus vistas, flora y cráter activo con una laguna color turquesa en su interior.

La caminata inicia desde el Parque Nacional Cerro Verde, generalmente entre las 8:00 y 9:00 a. m., siempre en compañía de un guía local. El sendero tiene una dificultad moderada y toma entre 1.5 y 2 horas en subir, más otra hora de bajada.

En la cima, la vista lo recompensa todo, a un lado el lago de Coatepeque, al otro el volcán Izalco, y justo frente a vos, el cráter activo y su laguna humeante. No olvidés llevar agua, protector solar y una chaqueta.

Tras el descenso, el viaje continúa rumbo al occidente, hacia la famosa Ruta de las Flores, un corredor turístico lleno de pueblos pintorescos, cafetales, murales y gastronomía típica. Dependiendo del ritmo del día, podés hacer una parada en Juayúa o seguir directo hasta Apaneca o Concepción de Ataco, donde vas a descansar esa noche.

En el trayecto, notarás cómo el clima se vuelve más templado, las calles se estrechan y los pueblos comienzan a mostrar su esencia artística y colorida. Huele a café tostado y pan dulce recién horneado. El ritmo de vida baja, y eso se agradece después de una mañana intensa de senderismo.

En Ataco, podés aprovechar para recorrer algunas calles, tomar una taza de café artesanal o cenar en alguno de los restaurantes locales que combinan recetas tradicionales con ingredientes de temporada, como Cielito Lindo, Primavera, Xochicalco, La Raclette o El Brasero.

Hospedaje

Para pasar la noche, encontrás una amplia variedad de hospedajes que se adaptan a todos los gustos y presupuestos. Si buscás comodidad y un ambiente boutique, Casa 1800 Ataco es una de las opciones más destacadas, con habitaciones elegantes, restaurante propio y jardines bien cuidados; sus tarifas rondan los $99 a $113 por noche. También está Casa De Graciela, un hotel boutique de estilo colonial con detalles artesanales y excelente atención, donde podés alojarte desde $88 en temporada regular.

Para algo más accesible, pero sin perder el encanto local, Hotel María Isabel y Hotel San Angelo son excelentes elecciones por su ambiente tranquilo, limpieza y ubicación céntrica, con precios que oscilan entre los $60 y $70. Si preferís una experiencia más sencilla y económica, hay hostales como Casa Don Quijote, donde una noche puede costar entre $20 y $30, ideales para mochileros o viajeros que priorizan el ambiente local por encima del lujo.

Este día está hecho para dejar el reloj en la mochila y caminar sin prisa. La Ruta de las Flores no se recorre, se vive. Después del desayuno, salí a explorar las calles empedradas de Concepción de Ataco, uno de los pueblos más encantadores de la zona.

Las fachadas pintadas a mano, los murales coloridos y los balcones llenos de flores crean el escenario perfecto para perderse cámara en mano. Acá no necesitás un mapa, cada esquina tiene algo que ver, desde galerías de arte local hasta tiendas de artesanías y cafés con terraza.

Una parada obligada en Ataco es alguna de sus cafeterías de especialidad. Café Entre Nubes, el Café del Artista o Axul Café ofrecen desde el clásico café de olla hasta métodos artesanales como Chemex o prensa francesa, siempre con granos cultivados en la zona. Si tenés ganas de aprender más, podés sumarte a un tour de café en Finca El Carmen, donde verás el proceso completo, desde el grano en la planta hasta la taza.

Si es fin de semana, no podés perderte el festival gastronómico de Juayúa, a menos de 20 minutos en carro. Ahí vas a encontrar desde carnes asadas, sopas, ceviches, antojitos y postres caseros, todo cocinado en el momento. A la vez, hay música en vivo y puestos de artesanías, ideal para llevar recuerdos hechos a mano.

Si buscás una experiencia más aventurera, en los alrededores podés hacer senderismo hacia las famosas Siete Cascadas, un circuito natural donde podés saltar de roca en roca, nadar en pozas frías y dejarte llevar por la adrenalina.

Otra opción más relajada es visitar las aguas termales de Santa Teresa, ideales para sumergirte en piscinas naturales y dejar que el cuerpo descanse. Son perfectas para quienes vienen de hacer el volcán y quieren una pausa sin renunciar a la experiencia local.

Por la tarde, podés regresar a Ataco o seguir hacia Apaneca, otro pueblo encantador que combina arquitectura colonial con miradores naturales, jardines de flores, un centro histórico renovado y aventuras en buggie, canopy o las atracciones del parque de aventuras Albania. Una caminata por sus calles al final del día, es un cierre perfecto para esta jornada.

La noche vuelve a ser tuya en Ataco. Podés cenar en un restaurante con vista a la montaña o comer pupusas con tenquique en una pupusería local. Si aún tenés energía, algunos bares o cafés abren con música en vivo, creando ese ambiente de pueblo donde todos se saludan y nadie se quiere ir temprano.

El día arranca con un buen desayuno entre montañas y cafetales antes de dejar atrás la Ruta de las Flores. El viaje continúa hacia Santa Ana, la segunda ciudad más importante del país, conocida por su riqueza arquitectónica, ambiente cultural y patrimonio arqueológico. En menos de una hora, pasás de los caminos empedrados a la vida urbana.

Una vez en Santa Ana, el punto de partida obligado es su imponente Catedral, una joya neogótica. A su alrededor también podés visitar el Teatro Nacional, el Palacio Municipal y el Parque Libertad, donde podés caminar un rato, tomarte un café o disfrutar un sorbete artesanal. Si lo que querés es profundizar en historia antigua, la siguiente parada es el Sitio Arqueológico Tazumal, en el distrito de Chalchuapa, a solo 20 minutos de distancia.

El Tazumal es considerado el centro ceremonial maya más importante de El Salvador. Sus pirámides escalonadas, plazas y estructuras funerarias hablan de un pasado poderoso que aún resiste el paso del tiempo. El sitio cuenta con un pequeño museo y senderos interpretativos.

El precio de entrada para extranjeros es de $5.00, para salvadoreños $1.00, y para residentes centroamericanos $3.00. El parque está abierto de martes a domingo, de 9:00 a. m. a 4:00 p. m. Para almorzar, en el mismo Chalchuapa encontrás pequeños restaurantes de comida típica, como sopa de gallina india, tamales, carnes asadas o la imperdible yuca.

Por la tarde, vas rumbo hacia el norte para llegar a Suchitoto, considerado el pueblo colonial mejor preservado del país. El trayecto toma alrededor de dos horas y al llegar el ambiente cambia: calles adoquinadas, casas con tejados de barro, ventanas con rejas trabajadas y una plaza que se vuelve el corazón del pueblo.

Suchitoto te recibe con su luz suave, su ritmo pausado y su belleza auténtica. Lo mejor es caminar sin prisa y dejar que el atardecer te encuentre sentado en algún balcón con vista al Lago Suchitlán.

Hospedaje

Para hospedarte, tenés opciones que reflejan el espíritu del lugar. Casa 1800 Suchitoto es una de las más conocidas, con jardines, terrazas con vista y desayuno incluido. También está Los Almendros de San Lorenzo, un hotel boutique de estilo colonial con piscina y restaurante propio. Ambas opciones tienen precios que oscilan entre los $85 y $130 por noche, dependiendo de la temporada.

Si preferís algo más económico, está el Hostal Delmy, ubicado a pocos pasos del centro, ofrece habitaciones limpias y acogedoras desde unos $47 por noche—una buena relación calidad-precio, especialmente en temporada alta. Otra alternativa encantadora y muy bien valorada es El Mangal B & B, con jardines, habitaciones con baño privado y tarifas desde $32 por noche.

Tu última jornada arranca en Suchitoto, con una caminata matutina por su plaza central, saludando a los artesanos locales y quizás comprando un último recuerdo. Después del desayuno, es hora de dejar atrás las calles empedradas y partir rumbo al litoral.

El trayecto hacia la franja costera de Surf City 1 toma entre 2.5 y 3 horas si vas directo hacia la zona de El Tunco o El Zonte, pero te recomendamos hacer una parada estratégica para recargar energías.

Una buena opción para el almuerzo es el Puerto de La Libertad, donde el Mercado del Mar y los restaurantes del muelle ofrecen platos frescos. Podés probar desde ceviches hasta cocteles de camarón, pescado frito o una mariscada. Si querés un ambiente más relajado con vista al mar, Beto’s, Café Sunzal o Alma Libre son excelentes opciones en el camino.

La tarde está reservada para lo que más disfrutás, el relax o aventura, vos elegís. Podés caminar por la playa de piedras volcánicas de El Tunco, darte un chapuzón en las aguas tranquilas de El Zonte, tomar una clase exprés de surf o simplemente disfrutar de una bebida fría mientras cae el sol.

Hospedaje

En cuanto a hospedaje, la zona tiene de todo, desde resorts ecológicos como Palo Verde (entre $120 y $250 la noche), hasta opciones más accesibles como Papaya Lodge, Casa de Mar o La Guitarra con habitaciones compartidas desde $20 y privadas desde $45. Todos ofrecen una atmósfera chill, desayuno incluido y están ubicados a pasos de la playa.

Este último día es ideal para relajarte, desconectarte y disfrutar de las vistas del océano salvadoreño, mientras te despedís de un país que combina cultura, calor humano, aventura y sabor como pocos.

Despertá con el sonido de las olas y disfrutá tu última mañana en El Salvador desde la playa. Ya sea que hayas pasado la noche en El Zonte, El Tunco, Sunzal o Playa San Blas, tomá un desayuno relajado frente al mar y disfrútá hasta el check-out.

Desde ese punto, el trayecto al Aeropuerto Internacional de El Salvador (SAL) toma entre 40 minutos y una hora, así que planificá con tiempo. En el camino, dejá que la brisa marina y el aroma a sal te acompañen como la última postal de un viaje inolvidable.