¿Recordás la Fuente Luminosa en los años 70 y 80? Este es el verdadero significado del monumento
Entre luces que alguna vez brillaron y chorros de agua que alcanzaban los 10 metros, este emblemático punto de San Salvador esconde una historia que mezcla arte, nostalgia y homenaje a la vida.
Por
Leidy Puente
Publicado el 26 de agosto de 2025
La Fuente Luminosa, ubicada sobre la 25 Avenida Norte en San Salvador, fue inaugurada en 1971 como un homenaje al mar y al agua como fuente de vida. Creada por el escultor español Benjamín Saúl junto al colectivo Uqhuxkah, muestra a una mujer yacente rodeada de formas marinas, símbolo de fertilidad y conexión con la naturaleza. En los años 70 y 80 fue un ícono moderno, iluminado por las noches y con chorros de agua que alcanzaban gran altura. Aunque hoy luce apagada y en abandono, sigue siendo parte del legado artístico y urbano que marcó la transformación de la capital salvadoreña.
Quien transita por la 25 Avenida Norte, entre la 21ª Calle Poniente y la diagonal Doctor Arturo Romero, en San Salvador Centro, ha visto —más de una vez— una fuente con una silueta femenina rodeada de aletas, escamas, caracoles y tentáculos.
Esta escultura, conocida popularmente como la Fuente Luminosa, fue durante muchos años uno de los íconos urbanos más modernos y llamativos de la capital. Sin embargo, su significado permanece aún desconocido para algunos.
Inaugurado en febrero de 1971, el monumento fue creado por el escultor español Benjamín Saúl, en colaboración con el colectivo salvadoreño Uqhuxkah, como una obra pública que rindiera homenaje al mar, al agua como fuente de vida y a la figura femenina.
Según explicó el propio Saúl en una entrevista publicada por El Diario de Hoy en 1972, la obra simboliza “la dualidad del origen de la vida”, donde convergen el espacio exterior y las profundidades del océano. La figura central —una mujer desnuda yacente— fue inspirada en su esposa, y representa la belleza, la fertilidad y la conexión vital con el mar.

“El agua que la rodea es la fuente de vida que baña a los seres del mar”, dijo el artista, quien llegó a El Salvador en 1963 con el propósito de erigir un colosal Cristo en el Volcán de San Salvador, un proyecto que no se concretó, pero que dio paso a otras obras importantes.
La escultura fue trabajada en concreto, con detalles que evocan organismos marinos: branquias, sargazos, tentáculos y caracoles que emergen desde la fuente. En su base, aún puede leerse una placa de bronce que reza:
“Esta obra ha sido donada a la nación por el grupo Uqhuxkah. Dago Alberto Ríos Blanco, Andrée Castillo, B. Saúl, Comité Pro-Cultura San Salvador. Febrero de 1971.”
Te recomendamos: 5 datos sorprendentes sobre la Catedral de Santa Ana que no conocías
Así era la zona en los años 70 y los 80
Durante esas décadas, el entorno de la fuente era uno de los más activos de San Salvador. Imágenes compartidas en el grupo de Facebook Nuestro El Salvador de Antaño muestran vistas aéreas de la rotonda y sus alrededores: la antigua Embajada de Estados Unidos, el restaurante Pete’s Donuts, el edificio La Fuente, El Cisne, Cementos CESSA y la sucursal del almacén Kismet.
El monumento ofrecía un espectáculo único: luces de colores por las noches y chorros de agua que alcanzaban hasta 10 metros durante el día, generando ocasionales arcoíris con la luz solar. Hoy, estas funciones ya no están activas.
Con el paso de los años y los cambios en el paisaje urbano —incluido el devastador terremoto de 1986— la fuente fue perdiendo protagonismo. Actualmente, luce apagada, sin iluminación nocturna y con señales de abandono.
Sin embargo, su valor artístico y simbólico permanece. La obra fue una expresión de modernidad y poesía visual en una ciudad que comenzaba a expandirse y transformarse.

Te puede interesar: 10 secretos y hallazgos de Ciudad Vieja, el primer San Salvador
El legado de Benjamín Saúl
Benjamín Saúl nació en Galicia, España, en 1924. Estudió en la Real Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, y fue premiado en varias ocasiones por su talento escultórico. Llegó a El Salvador tras un recorrido por América Latina, y fue nombrado director de la Escuela Nacional de Artes Plásticas.
Entre sus obras más conocidas en el país están Mujer Yacente (1968), el Homenaje al Padre Cañas y el Monumento al Mar. Según reseñó la revista Centuria de El Diario de Hoy, su obra se distingue por una síntesis de elementos naturales, alejándose del grotesco y apostando por una visión poética.
“Saúl ha buscado lo fantástico no a través de contraposiciones del tipo hombre-animal, sino en la dignidad de sus criaturas, hijas del pensamiento poético”, destaca la publicación de la época.
De esta manera, la Fuente Luminosa no solo es una pieza escultórica. Es un fragmento del San Salvador de los 70 y de los 80, de tardes en familia y de modernidad. Redescubrirla es también una forma de reconectar con ese pasado que aún vive en la memoria de muchos salvadoreños.
TAGS: El Salvador | Historia salvadoreña | Monumentos | Notas de antaño | San Salvador
