Shicali, cerámica artesanal que moldea inclusión y tradición
Desde hace más de 40 años, Shicali transforma el barro en arte, inclusión y cultura viva, dando trabajo y formación a personas con discapacidad.
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Redacción elsalvador.com
Publicado el 24 de agosto de 2025
Shicali Cerámica, ubicada en San Salvador, lleva más de 40 años fusionando arte, inclusión y tradición. Fundada por ACOGIPRI, la iniciativa brinda formación y empleo digno a personas con discapacidad mediante la cerámica artesanal. Cada pieza refleja historias de superación y cultura viva. Artesanos como Roberto Ramos, con pérdida auditiva, encuentran en el barro una forma de expresión y sustento. Además de producir vajillas con valor simbólico, Shicali ofrece talleres abiertos al público, promoviendo el arte como puente de sensibilización. El legado de su fundadora, Eileen Girón Batres, sigue vigente, demostrando que el arte transforma vidas y comunidades.
En un país donde la cultura muchas veces se enfrenta al olvido, hay espacios que resisten y crean. Uno de ellos es Shicali Cerámica, una casa-taller ubicada en la colonia Centroamérica, en San Salvador, donde el arte se cuece lentamente con barro, esfuerzo y convicción.
Desde 1981, Shicali ha formado a decenas de personas con discapacidad en el arte de la cerámica artesanal. Lo que allí se produce no son solo tazas, platos o figuras decorativas. Cada pieza lleva la historia de quien la moldeó, la memoria de un oficio tradicional y el mensaje de que la cultura también puede ser un camino para la inclusión laboral y social.
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La iniciativa nace de la Asociación Cooperativa del Grupo Independiente Pro Rehabilitación Integral (ACOGIPRI), fundada como respuesta a una época en la que hablar de discapacidad era aún un tabú. Hoy, más de cuatro décadas después, ese impulso se mantiene firme: generar oportunidades a través del arte.
Moldear el barro, construir dignidad
Una de las historias que dan rostro a este proyecto es la de Roberto Ramos, un artesano de 60 años con pérdida auditiva que desde hace más de tres décadas trabaja en Shicali. Viaja todos los días desde Panchimalco hasta San Salvador para reencontrarse con el barro, su torno y su propósito.
Roberto se comunica mediante lengua de señas, pero su trabajo habla por él: cuencos, platos, tazas y piezas utilitarias que conservan técnicas tradicionales y al mismo tiempo cuentan historias nuevas. “Aquí he encontrado una forma de expresarme”, comparte con orgullo. Su caso es ejemplo de lo que representa este espacio: la posibilidad real de transformar una habilidad en una forma de vida.
Según Kenny Avilés Tomasino, presidenta del consejo de administración de ACOGIPRI, ese ha sido siempre el objetivo de la cooperativa: brindar formación técnica y empleo digno a personas con discapacidad, mientras se construye una comunidad solidaria. “Queremos que puedan desarrollarse, que tengan acceso a mejores oportunidades”, explica.
Las piezas producidas en el taller también circulan fuera de sus paredes. Muchos cafés, restaurantes y emprendimientos salvadoreños utilizan vajillas hechas en Shicali, no solo por su diseño personalizado, sino por el valor simbólico y social que cargan.
Cerámica como puente cultural

Además de su producción artesanal, Shicali abre las puertas a la comunidad a través de talleres y cursos libres. Durante todo el año, personas interesadas —desde estudiantes hasta profesionales— se suman para aprender los procesos cerámicos desde cero: preparación del barro, torneado, esmaltado, decoración y cocción final.
Para Andrea Michelle Enríquez, de 30 años, participar en uno de estos cursos fue una experiencia reveladora. “Tenía conocimientos básicos desde la universidad, pero aquí viví todo el proceso. Es terapéutico, artístico y muy humano”, cuenta. Estos espacios permiten no solo acercarse a un oficio antiguo, sino también conectar con su dimensión cultural y comunitaria.
Los talleres también funcionan como espacios de sensibilización, pues al compartir con los artesanos de Shicali, los participantes descubren nuevas formas de comunicación, colaboración y valoración del trabajo manual. El arte se convierte así en un puente entre mundos distintos, pero no distantes. Si te interesa formar parte, podés estar pendiente de sus redes sociales, donde anuncian las fechas y modalidades de los talleres.
El legado de Eileen Girón Batres (1949–2013), fundadora de ACOGIPRI, se mantiene vivo en cada rincón del taller. Su visión fue clara: el arte puede ser una herramienta poderosa para la transformación social. Y Shicali lo demuestra todos los días, con cada pieza que sale del horno desde su espacio en colonia Centroamérica, pasaje 11, casa #202, en San Salvador, donde la cerámica se convierte en testimonio de resistencia, identidad y esperanza.
Con reporte de El Diario de Hoy.
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