¿Qué pasó con el ausol de Ahuachapán? Científicos explican la explosión en Agua Shuca

El 10 de julio pasado, varios videos que circularon en redes sociales alertaron sobre una explosión de agua azufrada y una nube de vapor en el termal Agua Shuca, en Ahuachapán. La escena generó alarma entre pobladores y autoridades, pues de inmediato se recordó la tragedia de 1990, cuando una explosión en la misma zona dejó 35 personas fallecidas.

Treinta y cinco años después, la historia estuvo cerca de repetirse. Esta vez, sin embargo, no hubo víctimas mortales, solo árboles dañados y habitantes asustados. Para esclarecer qué ocurrió, un equipo de investigadores de la Universidad de El Salvador (UES) se trasladó al lugar y realizó estudios de campo y laboratorio. Sus resultados ya fueron concluyentes: no se trató de una erupción volcánica, sino de un fenómeno hidrotermal natural.

Ahuachapán, cuyo nombre en náhuatl significa “Lugar de los Manantiales”, es conocida como la ciudad de los ausoles, de los farolitos, de la historia y el turismo. Sus termales volcánicos son un atractivo natural que cada año recibe visitantes, pero también son espacios que requieren monitoreo constante por el riesgo que implican.

En 1990, los habitantes del cantón El Barro vivieron la peor tragedia registrada en la zona. Aquella noche, mientras descansaban, escucharon un retumbo seguido de una fuerte explosión. El termal Agua Shuca expulsó lodo hirviendo que arrasó con casas cercanas. La oscuridad y el vapor impidieron que muchos pudieran escapar. Veinticinco personas fallecieron poco después, a causa de las quemaduras, sumando un total de 35 víctimas.

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La alarma del 10 de julio

La reciente explosión ocurrió de madrugada, bajo circunstancias similares: un ausol activo que lanzó vapor, agua hirviendo, lodo y rocas. En videos difundidos se observó a soldados y policías corriendo para evitar ser alcanzados por el material expulsado, en escenas de angustia que hicieron recordar la tragedia pasada.

Los pobladores narraron que días antes habían observado ceniza en los árboles y movimientos inusuales en el agua del termal, señales que en su momento no fueron notificadas. Aunque esta vez no hubo pérdidas humanas, varios árboles resultaron dañados y debieron ser talados.

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Lo que explican los científicos

Miguel Hernández, coordinador de la carrera de Ingeniería Geológica de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la UES, explicó que lo ocurrido fue una erupción hidrotermal, un fenómeno natural que sucede cuando el vapor de agua subterráneo fluye hacia la superficie a través de fracturas o fallas en las rocas.

“Los fluidos hidrotermales son ácidos y alteran las rocas, convirtiéndolas en arcillas. Estas sellan los conductos y acumulan presión de vapor, que con el tiempo destruye el sello y genera una erupción hidrotermal, lanzando agua caliente, lodos y rocas”, detalló.

Las muestras recogidas en la zona fueron analizadas en laboratorios de la UES y otras enviadas al Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico Ckelar Volcanes, de la Universidad Católica del Norte de Chile. Los resultados confirmaron que no hubo actividad volcánica.

Emerson Martínez, geoquímico, vulcanólogo y coordinador de la Unidad de Desarrollo Académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la UES, reforzó esa conclusión: “No son alarmantes los resultados. Se trata de una explosión hidrotermal y no volcánica. Estos fenómenos suceden de manera natural por los gases y la presión de vapor en la zona que necesitan salir”.

Según Martínez, la explosión lanzó materiales hasta 70 metros de distancia y alcanzó 10 metros de altura en los árboles quemados. Lo expulsado no fue ceniza, sino arcilla y partículas minerales. Con equipo multigas se determinó que la presencia de azufre fue mínima en comparación con el vapor de agua y el CO₂, lo que descarta relación volcánica.

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Los científicos subrayan que estos fenómenos pueden tardar años en repetirse, pero cuando ocurren dejan daños materiales y ponen en riesgo vidas humanas. Por ello, recomendaron a las autoridades locales y nacionales establecer protocolos de seguridad para las comunidades cercanas y para quienes visitan los termales.

“Cuando vean algo anormal deben avisar de inmediato a los cuerpos de seguridad para evitar tragedias como las de 1990 o lo que pasó este año”, enfatizó Hernández.

El equipo multidisciplinario de la UES entregará los datos a instituciones nacionales e internacionales, incluyendo el Ministerio de Medio Ambiente, Protección Civil y las alcaldías locales, con el fin de dar seguimiento a los sitios hidrotermales del país y garantizar la seguridad de los visitantes.

Retomado de El Diario de Hoy, con reporteo de Wilfredo Díaz.

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