¿Qué debés evaluar si te vas del campo a la ciudad?
Mudarte del campo a la ciudad puede parecer una buena idea: más trabajo, mejores servicios, más “progreso”. Pero la realidad es mucho más compleja.
Por
Leidy Puente
Publicado el 21 de agosto de 2025
En El Salvador, la migración interna está transformando al país: según el UNFPA, en 25 años ocho de cada diez personas vivirá en ciudades. Mudarse puede abrir oportunidades, pero también implica retos. Factores como salario, acceso a vivienda, empleo estable, servicios públicos y el impacto emocional de dejar el campo son determinantes. Hoy no solo se migra del área rural a la urbana, también entre ciudades por costo de vida y desigualdad. Antes de dar ese paso, evaluá con realismo tu situación: la clave es planificar para que el cambio realmente mejore tu calidad de vida.
En El Salvador, cada vez más personas dejan las zonas rurales para buscar oportunidades en las ciudades. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), dentro de 25 años, ocho de cada diez salvadoreños vivirá en un área urbana.
Sin embargo, antes de dar ese paso, es clave que evalués bien tu situación. Factores como tu ingreso mensual, el tipo de empleo al que podés aspirar, el acceso a servicios básicos o incluso el impacto emocional de dejar tu comunidad pueden marcar la diferencia entre mejorar tu calidad de vida o complicarla aún más.
Aquí te explicamos cinco aspectos fundamentales que debés considerar antes de dar ese gran salto.
1. Tu salario define dónde y cómo vas a vivir
En las ciudades salvadoreñas, la desigualdad se ve reflejada en el lugar donde vivís. “Dime cuánto ganás y te diré en qué parte de la ciudad podés vivir”, resume el UNFPA al hablar sobre la inequidad socioespacial. No es lo mismo alquilar en una zona residencial segura y con servicios completos, que hacerlo en una colonia periférica con acceso limitado a transporte, salud o educación.
Cuanto menor sea tu ingreso, más lejos te vas a ubicar del centro, y eso se traduce en más tiempo y dinero gastado en traslados, menos acceso a recreación, y una vivienda con menos espacio o servicios.
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2. Hay más servicios, sí… pero también más gente usándolos
Las ciudades concentran más hospitales, escuelas, universidades y servicios públicos, pero también más población. Según el UNFPA, esa demanda puede sobrepasar la capacidad instalada del Estado. Eso significa que aunque haya un centro de salud cerca, quizá no haya cupo ni médicos suficientes. Lo mismo pasa con las escuelas públicas o el transporte colectivo.
Por eso, si estás considerando mudarte, es clave investigar cómo está la cobertura real en la zona a la que vas. ¿Hay espacio para tus hijos en el sistema educativo?, ¿Hay una unidad de salud con medicamentos?, ¿Hay buses accesibles?, son algunas de las interrogantes que debés responder.
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3. El empleo puede no ser tan bueno como esperás
Muchas personas migran a la ciudad buscando un mejor empleo, pero el informe revela que gran parte de las oportunidades son de subsistencia: salarios bajos, sin seguridad social, sin estabilidad ni posibilidad de ahorro. En algunos casos, apenas alcanzan para cubrir lo del día.
Además, esos trabajos suelen estar altamente concentrados en ciertos sectores informales o de servicios, lo que genera competencia y precariedad. Mientras tanto, el agro pierde fuerza laboral y se vuelve menos atractivo para nuevas generaciones.

4. El cambio también te impacta emocionalmente
Irse del campo no es solo una decisión económica. También es un cambio de vida. En el campo podés tener más contacto con la naturaleza, una red comunitaria cercana, menos estrés y hasta más tiempo libre. En la ciudad, el ritmo es más acelerado, el entorno puede ser más hostil y la soledad más común.
Aunque no siempre se menciona, el UNFPA señala que las aspiraciones culturales juegan un rol clave. Muchas personas idealizan la ciudad, pero luego enfrentan el choque de realidad: el costo de vida, el tráfico, la inseguridad o la falta de apoyo emocional pueden afectar tu bienestar.
5. Hoy ya no solo se migra del campo a la ciudad, se migra entre ciudades
Un dato interesante del Censo 2024 es que la migración interna ya no se limita al clásico "del campo a la ciudad". Ahora muchas personas se mueven de una ciudad a otra, o de zonas céntricas a periféricas, buscando mejores condiciones económicas o escapando del alto costo de vida.
El 19% de quienes hoy residen en zonas urbanas vienen de municipios rurales, pero según el Censo 2024, la mayoría de los movimientos internos en el país ya se están dando entre zonas urbanas. Esto refleja que incluso dentro del espacio urbano hay desigualdades marcadas que obligan a muchas personas a seguir cambiando de lugar en busca de mejores condiciones.
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¿Y entonces, vale la pena mudarse a la ciudad?
Todo depende de tus condiciones personales y de lo que estés buscando. Pero lo más importante es hacerlo con información. El UNFPA insiste en que no se trata de controlar cuántos viven en una zona u otra, sino de garantizar que, sin importar dónde vivás, tengas acceso a derechos como salud, educación, empleo digno, vivienda y espacios seguros.
La recomendación es clara, evaluá bien antes de moverte. Hacelo con números, con planes y con ojos bien abiertos. Porque si bien la ciudad puede ofrecer oportunidades, también puede ser un territorio difícil para quienes no llegan preparados.
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