El legado de Evelyn García para el ciclismo y el deporte del país
De Santa Ana a podios internacionales, Evelyn García desafió límites y abrió camino para que nuevas generaciones de ciclistas sueñen en grande en El Salvador.
Por
Lissette Figueroa
Publicado el 15 de agosto de 2025
La ciclista salvadoreña Evelyn García, nacida en Santa Ana en 1982, anunció su retiro en exclusiva con plática con elsalvador.com, tras una carrera que la llevó a tres Juegos Olímpicos: Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012. Inició en el ciclismo a los 16 años y se formó en Colombia, Francia y España, logrando históricos resultados como medalla de plata en Guadalajara 2011 y bronce en Toronto 2015, ambos en contrarreloj. También obtuvo variedad de medallas en varias ediciones de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Reconocida por su entrega y sacrificio, combinó su rol de atleta de élite con la maternidad, convirtiéndose en referente para nuevas generaciones y ejemplo de perseverancia en el deporte salvadoreño. Es el adiós deportivo de la máxima referente del ciclismo salvadoreño.
Cada niña salvadoreña que sueñe con ir a Juegos Olímpicos puede inspirarse en Evelyn García, nacida en Santa Ana el 29 de diciembre de 1982, quien logró esa meta en tres ocasiones: Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012. Acaba de compartir su retiro oficial con elsalvador.com, que conversó con ella para hacer un repaso de su carrera, para dimensionar su legado en el deporte nacional.
Evelyn pasó su infancia y adolescencia en su natal Santa Ana, explorando deportes como el atletismo y el baloncesto, hasta que a los 16 años se decantó por el ciclismo.
En octubre de 1998, comenzó a entrenar en la escuela de su tío Mario Contreras y, desde entonces, su sueño fue portar el uniforme de la selección salvadoreña.
Con ese inicio en el deporte, salió del país para entrenar en el extranjero siendo aún adolescente, en el año 2000, a sus 18 años. Esta oportunidad llegó gracias al Instituto Nacional de los Deportes (INDES) y decidió tomarla sin estar segura de dedicarse profesionalmente al ciclismo. Por ese entonces, Evelyn iba a empezar la universidad, pero su madre —quien siempre la apoyó— la animó a probar una nueva faceta, recordándole que, al ser joven, podría retomar sus estudios si no se decidía por el ciclismo.
Durante esos primeros años, de 2000 a 2009, hacía pretemporada en Colombia y luego viajaba a Europa. Primero llegó a Suiza y, en los años siguientes, se movilizó a Francia e Italia. Solo regresaba a El Salvador tres meses al año: octubre, noviembre y diciembre.
“Yo me fui de casa a mis 16 años. Yo dejé todo. O sea, dejé todo por el deporte, por la carrera. Por ganar o por perder”, recuerda hoy.
Una elección de vida
En ese periodo, mientras transitaba del final de la adolescencia al inicio de la adultez, García se dedicó de lleno a su carrera como ciclista. Su compañía principal era su madre y, debido al poco tiempo en el país, no tenía muchos amigos; su apoyo venía del equipo y los entrenadores.
El motivo de dejar El Salvador durante nueve meses al año no era solo parte de una estrategia para llegar a ser olímpica, sino también porque el país no contaba con las condiciones necesarias para profesionalizar el deporte. Aunque compartir y crecer junto a atletas de otras nacionalidades era una satisfacción enorme, Evelyn confiesa que también implicaba una carga emocional, que sobrellevó únicamente con autocuidado al no contar con asistencia profesional.
“Creo que la bendición fue que me gustaba lo que hacía. Dejé de hacer muchas cosas por el deporte. Cosas que la mayoría de jóvenes normales hacen, pero yo sí tenía claro que no era normal. A los deportistas nos gusta sufrir, el esfuerzo, el luchar… y eso no es de todo el mundo. Poder darle alegría a mi país fue lo que me ayudó a seguir”.
Evelyn García reflexiona sobre su carrera en el ciclismo
En 2002 llegaron los Juegos Centroamericanos, en San Salvador. Ahí, Evelyn confirmó con una plata y un bronce que quería desarrollarse como ciclista y, desde entonces, los resultados fueron favorables, hasta ganar en 2003 su lugar en sus primeros Juegos Olímpicos, tras destacar en el Mundial B del deporte, en Sudáfrica.
Los Juegos de Atenas 2004 le dieron la oportunidad de ser la segunda ciclista salvadoreña en participar en un evento de esa magnitud. Además, se posicionó en el puesto 33 de ciclismo en ruta, siendo la mejor latinoamericana, y en pista, en persecución individual, posición 12.

“Tener la paciencia de trabajar año con año, mostrar con acciones que realmente eras capaz de estar entre las mejores en Juegos Olímpicos, entre las 60 corredoras que clasificaron, fue algo que al final te demuestra lo que podés lograr”, cuenta sobre su experiencia.
Los años siguientes continuó entrenando en Europa y El Salvador, enfocándose en los grandes retos: Panamericanos de Río 2007, Olímpicos de Beijing 2008, Panamericanos de Guadalajara 2011 y los Olímpicos de Londres 2012.
En Río 2007, sin embargo, no obtuvo el resultado esperado y considera ese momento como el más difícil de su carrera. En la contrarreloj, estaba en posición de plata a pocos minutos de terminar, pero a dos kilómetros de la meta sufrió una caída ocasionada por el viento y por una rueda mal puesta por ella misma. A esa competencia llegó sin mecánico ni entrenador, un factor que lamentablemente vivió de forma constante en buena parte de su carrera.
Al cruzar la meta, Evelyn recuerda que lloró al ver el resultado, completamente sola. “No estaba ni mi entrenador, no tenía mecánico, no tenía a nadie. Nadie que en verdad supiera todo lo que yo había preparado para estar ahí, y que entendiera cómo me pude haber sentido el hecho de no haber ganado”, recuerda.
También perdió la medalla de bronce en el velódromo de esos Panamericanos, y no por falta de preparación física, sino por la desmotivación tras la primera derrota. Después de esa experiencia, comprendió que nunca más podía competir sin el equipo que le diera tanto apoyo técnico como humano.
A partir de 2009 se estableció en El Salvador para estudiar economía, gracias a una beca del INDES. Más tarde, entrenó en Colombia y se preparó para los Panamericanos de Guadalajara en 2011, donde subió al podio con una medalla de plata en contrarreloj. En esa prueba, se quedó a nueve segundos de la medalla de oro que ganaría la colombiana María Luisa Calles, quien lo hizo por cierto con 42 años, es decir uno más que los 42 con que en este 2025 la salvadoreña se está retirando del deporte.

Esto es parte de cierta espina que siente Evelyn, ya asumido el retiro: que ella se sentía con la voluntad, el compromiso y el nivel como darle más gloria a El Salvador, en un deporte donde la experiencia y el factor mental tienen un enorme pasa hacia los resultados, más allá de la edad física.
En sus terceros Olímpicos
Pero volvamos al repaso de su carrera. Su tercera participación olímpica fue en Londres 2012. En 2014, ganó oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en México. Luego sumó un bronce en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, siempre en contrarreloj individual.
Después de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2023, que fueron en San Salvador y donde no pudo subirse al podio, Evelyn García decidió retirarse del ciclismo profesional para enfocarse en su vida familiar, un acto que ha hecho oficial en este 2025, tras esperar en 2024 que hubiera luces desde las autoridades del deporte para apoyarle en el cierre de su carrera, algo que no pasó.
Evelyn fuera de la bicicleta: su vida como esposa y madre
Más allá de la bicicleta, Evelyn construyó una familia junto al médico Carlos Vega, quien desde el inicio fue su mayor aliado. Carlos la acompañó desde que eran novios y luego como esposo, convirtiéndose en su apoyo más constante durante toda su carrera. Fue quien realmente entendía el esfuerzo y la disciplina detrás de cada logro, y no dudó en motivarla y orientarla en los momentos difíciles. “Él ha sido parte fundamental en mi carrera, siempre creyó en mí y conocía todo lo que había detrás de cada medalla”, afirma Evelyn.
El doctor Vega, como apoyo firme y lejos de las cámaras, construyó a su vez su carrera en España como médico y su respaldo fue clave para que Evelyn pudiera continuar entrenando y pedaleando en busca de la gloria deportiva.

La llegada de sus hijas Ariana y Mariana en 2014 marcó una nueva etapa en su vida. Aunque ser madre trajo desafíos, también le dio una motivación extra para seguir dando lo mejor de sí en cada competencia. Evelyn siempre quiso demostrar que es posible ser mamá y atleta de alto rendimiento a la vez, rompiendo el mito de que una cosa excluye la otra.
El apoyo de su familia fue clave para lograr ese equilibrio. Cuando las niñas eran pequeñas, su suegra y su cuñada no dudaron en ayudar, cuidando de ellas mientras Evelyn entrenaba o viajaba a competencias. Incluso cuando la familia se mudó a España por el trabajo de Carlos, la logística se adaptó, pero el respaldo familiar nunca faltó.
Gracias a ese apoyo, Evelyn logró organizar su calendario de competencias para estar el mayor tiempo posible con sus hijas y no perderse los momentos importantes en familia.
El futuro del ciclismo y el valor de atreverse: consejos de Evelyn para las nuevas generaciones
Para Evelyn, uno de los grandes retos para el futuro del ciclismo en El Salvador es crear oportunidades reales para los jóvenes que sueñan con llegar lejos. A partir de su propia experiencia, reconoce que hacen falta programas deportivos sólidos y a largo plazo, donde los talentos puedan prepararse, foguearse y recibir apoyo constante, no solo motivacional, sino también económico y técnico.
Recuerda que cuando ella empezó, tuvo la suerte de contar con un respaldo que incluía entrenadores, competencias internacionales y un pequeño sueldo que la motivaba a darlo todo. “Yo estaba dispuesta a dejarlo todo, pero sabía que tenía ese apoyo detrás. Ahora, muchos jóvenes dependen de la ayuda de sus padres o de algún patrocinador que confíe en ellos, pero no es suficiente en un deporte tan costoso”, reflexiona.
Para Evelyn, el camino no es solo soñar en grande, sino también trazar metas paso a paso: primero destacar en Centroamérica, luego en Panamericanos y después pensar en dar el salto internacional. Cree que una clave sería buscar alianzas con otros países, para que los atletas puedan salir a prepararse fuera y vivir ese proceso de alto rendimiento, aunque reconoce que no todos están dispuestos a sacrificarlo todo, como ella lo hizo.
Al final, su mensaje para las nuevas generaciones es claro: el camino no es fácil y requiere entrega total, pero con programas adecuados y el compromiso de invertir en el desarrollo deportivo, sí es posible llegar lejos. Evelyn espera que su experiencia sirva para motivar a otros a atreverse, a buscar su espacio y a nunca dejar de luchar por sus sueños deportivos, aun cuando el camino parezca cuesta arriba.
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