¿Estamos preparados? II

En un artículo anterior que titulé “¿Estamos preparados?”, hablé de la alta probabilidad de que ocurra otra pandemia. Aunque es un tema del que muchos prefieren no pensar y utilizan el mecanismo defensivo de la represión para no traer a la mente ese período que vivimos que produjo mucho miedo, dolor y trauma; la realidad se impone y hay que hablar de él. 

La inmensa mayoría de expertos concuerdan en que existe una alta probabilidad de que otra pandemia ocurra y que esta sea también ocasionada por un virus respiratorio. Se está vigilando muy de cerca al virus H5N1, causante de la influenza aviar. 

Este virus, que ataca principalmente aves, ya creó la capacidad de infectar mamíferos y ya produjo infecciones en humanos. Hasta ahora las infecciones en humanos ha sido baja y se ha dado principalmente en personas que se mantienen en estrecho contacto con aves. Pero sólo falta que el virus perfeccione sus mecanismos de transmisión a través de mutaciones específicas para que se vuelva más contagioso de animal a humano y de humano a humano para que se den las condiciones de otra pandemia. Esto sería tremendo pues el H5N1 es más letal que el coronavirus de la anterior pandemia. 

En el artículo fui optimista al contestar a la pregunta de si estamos preparados. Dije que con los conocimientos adquiridos de la situación pasada y por el desarrollo tecnológico que se va logrando día a día, era factible que para cuando la siguiente pandemia ocurra ya se tengan los recursos para controlarla. 

Desde el punto de vista epidemiológico, una pandemia puede ser prevenida o neutralizada, cambiando drásticamente los hábitos humanos (lo que no va a pasar) o produciendo medicamentos o vacunas efectivas. 

Una tecnología muy prometedora es la de las vacunas ARNm. Tiene la gran ventaja de que, una vez conocido el virus, puede desarrollarse en cuestión de pocos meses, a diferencia de las de virus atenuados, que tardan años en su desarrollo y producción. Las vacunas ARNm pueden ser “programables” y estar listas en el momento oportuno. En esencia estas vacunas hacen que las mismas células del cuerpo fabriquen proteínas relacionadas con y en el patógeno y produzcan una fuerte respuesta inmune. Otra ventaja de la ARNm es que se pueden desarrollar múltiples vacunas al mismo tiempo. La tecnología ARNm está siendo probada en otras enfermedades como las condiciones autoinmunes y diferentes tipos de cáncer. 

El optimismo se vino abajo cuando hace dos días el Secretario de Salud de los Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr. anunció que recortaría 500 millones de dólares en investigación relacionada con ARNm. Esta noticia es muy desalentadora pues implica grandes oportunidades perdidas y entraña riesgos potenciales serios. La comunidad científica está y con razón muy preocupada, especialmente por el inminente peligro del H5N1. Como tantos otros tipos de tratamientos el desarrollo de vacunas pasan por diversas fases, en las que puede haber efectos secundarios o incluso muertes. Pero los tratamientos se perfeccionan hasta alcanzar la máxima efectividad y el menor riesgo. 

Actualmente nadie duda (casi nadie) de la efectividad y seguridad de las vacunas contra la polio, el sarampión, la tosferina, la viruela, la hepatitis, etc. Han salvado cientos de millones de vidas. Es necesario entender que así funciona la ciencia. Si hay otra forma, que alguien me lo diga, porque no lo sé.  

Médico Psiquiatra