Sí a la ley migratoria, pero con cabeza y corazón
La nueva propuesta de ley sobre migración, presentada ante la Asamblea Legislativa, representa una oportunidad histórica para construir una normativa que reconozca la dignidad, las necesidades y los derechos de las personas migrantes. No se trata de una simple pieza legislativa: es un intento de dar forma a una política que refleje la realidad transnacional de miles de compatriotas que han construido vínculos, redes y familias dentro y fuera del territorio nacional.
Por eso, más que acelerar el proceso, conviene que la Asamblea revise esta propuesta **con calma, criterio técnico y buena letra**—es decir, revisando puntos y comas, considerando el contexto sociopolítico actual y cuidando cada uno de los elementos que definirán su implementación territorial y sus efectos reales.
Todo esfuerzo institucional que busque proteger y acompañar a quienes migran, especialmente en su retorno. Toda iniciativa que abone a los derechos de la población migrante debe ser bienvenida, siempre que se base en evidencia, participación real y enfoque integral.
Entre las observaciones que ya se han planteado desde diversos espacios ciudadanos, destacan al menos cuatro puntos que merecen atención prioritaria:
La participación efectiva de los gobiernos locales y sus alcaldías. Ellos son el primer punto de contacto con las personas migrantes retornadas, y su inclusión activa en la aplicación de esta ley garantizaría un enfoque más cercano, contextualizado y sostenible. Sin su protagonismo, la reintegración corre el riesgo de ser centralizada y poco funcional.
La atención a la salud mental y el duelo migratorio Este componente no puede ser accesorio ni voluntarista. Debe abordarse como parte esencial de cualquier política pública orientada a la reintegración emocional y social. Proponemos que el Ministerio de Salud participe de forma estructurada en el diseño de programas psicosociales, comunitarios y especializados.
La inclusión laboral efectiva para retornados. El Ministerio de Trabajo debe ir más allá de las ferias de empleo. Se requiere un análisis profundo del mercado laboral nacional, diferenciando sectores como industria, turismo, construcción y tecnología, para que se facilite la portabilidad de habilidades adquiridas en el extranjero y se ordene la demanda de mano de obra.
Vigilancia al sistema financiero. Las personas migrantes necesitan productos financieros justos y adecuados. Proponemos que la Superintendencia del Sistema Financiero supervise activamente el diseño y aplicación de servicios bancarios pensados para esta población, evitando prácticas excluyentes o abusivas.
Además, este proyecto de ley debe incorporar formalmente a la **sociedad civil organizada**, con voz en el mecanismo interinstitucional que se pretende crear. Las organizaciones que han trabajado por años en el acompañamiento directo a migrantes y retornados tienen conocimientos que deben ser escuchados, recogidos y sistematizados dentro del marco legal.
El país está frente a una decisión que puede marcar un antes y un después. Esta propuesta no debe ser una respuesta rápida, sino una semilla que, si se cultiva con cuidado y criterio, puede transformar vidas y fortalecer el tejido nacional.
Una ley migratoria con enfoque humano requiere voluntad política, técnica legislativa y sensibilidad social. Desde AAMES, reiteramos nuestra disposición de contribuir a ese camino con propuestas, experiencia territorial y sobre todo, con el compromiso hacia quienes migran, retornan o se mantienen construyendo desde fuera.
Director AAMES
Asociación Agenda Migrante El Salvador

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