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Formar periodistas en tiempos de autoritarismo, los retos de la UES

El Departamento de Periodismo de la Universidad de El Salvador es, a nivel académico, la primera escuela especializada en la formación de periodistas y la única en el país. Tras 70 años de existencia sigue cultivando la ética y la vocación.

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Por Menly González
Publicado el 27 de julio de 2025


Ser periodista salvadoreño en la actualidad es sinónimo de persecución. Según la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), al menos 40 comunicadores han huido del país tras ser víctimas de persecución, allanamientos y amenazas. El riesgo es real y el clima de hostilidad hacia la prensa se propicia desde el gobierno.

A pesar de los ataques para desprestigiar la profesión, en el Departamento de Periodismo de la UES —fundado en 1955— se enseña que el periodismo es un servicio social fundamental para el desarrollo de una sociedad democrática.

La misión de esta casa de estudios no se limita a preparar a sus estudiantes para ocupar plazas en los principales medios de comunicación; también ha impulsado la creación de medios alternativos comunitarios, según explica Edis Edgardo Monge.

Monge asumió hace un año como jefe del departamento. El reto es complejo: debe enfrentar la reciente reestructuración del pensum académico con una escalada deserción estudiantil. Pues el ingreso de estudiantes a esta carrera ha disminuido considerablemente para este año.

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También faltan materiales didácticos esenciales. Computadoras, consolas de grabación, cámaras de video y otros equipos, se arruinaron por falta de uso tras cuatro años de cierre por la pandemia y la construcción de la Villa Olímpica por parte del INDES.

"Las autoridades saben de esta situación. En reuniones nos dicen que van a ayudarnos, pero aún estamos esperando", señala Monge. Aun así, la enseñanza continúa con la convicción de que este oficio debe sostenerse y fortalecerse.

Aunque los cambios de infraestructura y la adecuación de las aulas ha mejorado, la falta de los equipos para prácticas y material didáctico, afectan al desarrollo del aprendizaje en varias de las asignaturas. Foto EDH/ Menly González

"El periodismo no es algo que cualquiera puede realizar"

La formación de un periodista debe cultivar un pensamiento crítico que le permita cuestionar la realidad. Esto implica dominar métodos de reporteo, análisis y tratamiento de datos, así como desarrollar técnicas de redacción e investigación desde una perspectiva reflexiva, ética y consciente del contexto en el que se ejerce el oficio.

Para docentes como Carlos Melgar, el trabajo periodístico no es algo que cualquiera pueda desempeñar.

"La información y la comunicación no son cualquier cosa; son aspectos fundamentales, la base de la sociedad. Permiten el desarrollo y la transformación. Son necesidades y derechos vitales. El periodista incide en la manera en que las personas comprenden su realidad y les brinda herramientas para decidir o actuar", afirma.

A través de asignaturas como Periodismo Alternativo, Semiótica General y Redacción para Medio Impreso, Melgar busca inculcar el pensamiento crítico. "El periodismo está en el cerebro, en la mente, y todo el periodismo es investigación. El periodista debe saber ver, saber escuchar, saber decir las cosas y cuándo decirlas", y sostiene que esto debe ser así a pesar de las repercusiones que pueda traer el ejercicio del oficio. "No servimos a un grupo determinado. Investigamos, no somos repetidoras", recalca.

Para David Bernal, docente de las nuevas cátedras de especialización en la licenciatura, el periodista es el vínculo entre lo que la sociedad necesita saber y los acontecimientos que marcan la vida del país.

Para él es significativo, relevante e histórico que la única universidad pública del país mantenga una licenciatura especializada en periodismo. "Es una lucha por mantener viva una profesión en un momento en que muchas personas consideran que ya no vale la pena", reflexiona.

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Bernal reconoce que la censura, el acoso y las agresiones contra la prensa lo han llevado a incluir en sus clases recomendaciones de seguridad para coberturas en el terreno. "Los estudiantes comprenden esos riesgos y, aun así, quieren aportar desde el oficio. Son jóvenes que observan críticamente la realidad y entienden el valor de la ética y la responsabilidad social", afirma.

No obstante, admite que el temor a la persecución y al exilio es latente. "Da miedo, pero hay que entender que ni los que han tenido que irse ni los que nos hemos quedado tenemos la culpa. Solo hacemos nuestro trabajo. No somos oposición ni cachiporras. Lo bueno se dice, y lo malo también", subraya.

Vicente Cuchillas es uno de los profesores que motiva a los estudiantes a la práctica, al estudio de la historia y al análisis de los acontecimientos cotidianos. A través de la asignatura Movimientos Sociales I y II, ha enseñado la importancia del periodismo para documentar momentos históricos y facilitar la información para que los ciudadanos comprendan los procesos democráticos de todas partes del mundo.

Al igual que otros de sus colegas, concuerda con que seguir educando periodistas en este contexto es un reto que se va asimilando. "El espíritu aquí se fortalece, porque hacer periodismo —uno que busca hasta lo más profundo del porqué de las cosas— no es un delito".

Las restricciones que el Estado viene imponiendo también han alcanzado a los estudiantes que hacen prácticas o pasantías. Iván Hernández, docente de Semiótica de la Imagen y Fotografía, confirma que algunos alumnos han sido acosados o restringidos en su labor por cuerpos policiales en espacios públicos, pese a estar identificados.

Hernández también enseña tips de seguridad en coberturas hostiles y ciberseguridad. Considera que el departamento no puede estar aislado de las organizaciones y otras instancias que alzan la voz por los derechos humanos, especialmente de la Asociación de Periodistas de El Salvador.

"Las agresiones a periodistas deberían ser una preocupación para el departamento. Algunos afectados son nuestros exalumnos. Debe haber un acompañamiento y un trabajo informativo propio", agrega.

Por su parte, para Milagro Hernández, quien ha educado a varias generaciones desde hace 29 años en materia como Teoría de la Comunicación e Información y Sociedad Actuales, considera que la herramienta más importante para formar periodistas éticos y propositivos es un plan de estudios que cumpla con los requisitos que exige la profesión actualmente.

La docente, al igual que otros maestros entrevistados, ha expresado descontento por la manera en que se está implementando el nuevo plan de estudios en un momento como este, además de señalar que dicho plan no está acorde a las necesidades urgentes de la profesión, pues se elaboró sin las consultas necesarias con todos los docentes y excluyó la opinión de otras instituciones.

El sistema educativo sigue arrastrando deficiencias y vacíos causados por los métodos educativos virtuales implementados en la pandemia y los años posteriores. "En el caso del periodismo, esto es especialmente grave. Si un médico, por una formación deficiente, comete un error y provoca la muerte de un paciente, es algo muy peligroso; pero si un periodista da una información errónea, también puede causar serios problemas en la sociedad", agrega Milagro.

Las medidas de restricciones a la prensa por parte de las autoridades a alcanzado también a los estudiantes, algunos pese al miedo, aún sueñan con poder un periodismo responsable de denuncia y que aporte al desarrollo de la democracia. Foto EDH/ Menly Gonzalez

Periodistas siguen siendo ejemplo para las nuevas generaciones

Los estudiantes Andrea y Roberto coinciden en que el periodismo es un trabajo social que debe servir a la población para aportar a la solución de las problemáticas que enfrentan las comunidades.

Sin embargo, para ambos, en sus familias ha sido un tema delicado la carrera que eligieron. Andrea comenta que una de sus tías esperaba poder estudiar periodismo, pero por la crudeza de la guerra civil tuvo que elegir otra carrera. "Mi familia se alegró cuando elegí estudiar periodismo, pero siempre me recalca que debo cuidarme. Me aconsejan que cuando ejerza, lo haga siempre con la verdad, pero también me piden evitar temas profundos que me pongan en peligro".

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Por su parte, Roberto cuenta que su interés por el periodismo surgió tras un trabajo en el que tuvo que visitar distintos puntos del país. "Yo había iniciado otra carrera y mis padres no tomaron a bien el cambio. La más afectada fue mi mamá, porque conoce los riesgos del oficio y el estigma que existe por ser estudiante de la UES. Además, durante la guerra ella perdió a un familiar a manos de las autoridades de ese entonces".

Aunque ambos tenían una idea de lo que implicaba ser periodista, su visión ha cambiado al conocer el trabajo investigativo que se realiza en distintos medios.

Ambos saben cual es la situación actual para la profesión. "Es triste que se piense que hacer un periodismo crítico significa ser parte de la oposición, de algún partido político o ser anti gobierno", reflexiona Roberto, quien está seguro que señalar la corrupción y el despilfarro de los recursos públicos sirve para mejorar el trabajo de las autoridades.

Ambos lamentan el silencio del Departamento de Periodismo y la pasividad con que se toman las precariedades que afectan a los estudiantes. "Estamos desatendidos, y la solidaridad entre nosotros es lo que nos sostiene", explica Roberto, quien también señala que algunos profesores prohiben abordar discusiones sobre la situación política y social actual.

"Aunque no estemos de acuerdo, también notamos angustia y cansancio en los profesores. La situación no solo afecta afuera, sino también aquí adentro", afirma Andrea.

En las aulas se les recuerda constantemente que la profesión es peligrosa y les aconsejan cambiar de carrera, pero para Roberto estudiar periodismo es un acto político revolucionario y de resistencia.

Andrea y Roberto son estudiantes activos en dinámicas, gestiones y proyectos dentro de la universidad, mientras que otros estudiantes participan en convocatorias para talleres ofrecidos en interciclo sobre fotografía, cine, periodismo ambiental, feminista y de derechos humanos.

A pesar de las dificultades y los riesgos que implica educar, estudiar y ejercer el periodismo en El Salvador, se mantiene viva la vocación y el compromiso con una profesión que consideran clave para la democracia y el bienestar social. En un contexto marcado por la censura y la hostilidad, el mantener vigente esta profesión desde las aulas representa una esperanza para el futuro del periodismo salvadoreño.

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