Secundino camina 80 minutos para ir a la clínica donde la doctora llega cada martes
Las consultas las dan una vez por semana o cada 15 días, los afectados son alrededor de 2,000 personas Este año no hubo médico de año social en el cantón El Ocote , de Polorós en el municipio de La Unión Norte.
Para tener una revisión médica, Secundino Amaya camina 80 minutos desde su casa en el caserío El Potrero hasta la Unidad Comunitaria de Salud Familiar del cantón Ocote; pero en alguna ocasión ese esfuerzo fue en vano porque no llegó la doctora debido a reuniones de trabajo.
A partir de enero de este año en el cantón Ocote se quedaron sin los servicios del médico de año social; el año pasado ese doctor daba consultas de tres a cinco veces a la semana. Ahora las consultas están programadas cada martes, y en ocasiones cada quince días, todo depende de la disposición de tiempo que tiene la doctora que asigna la unidad de salud del casco urbano.
“Hay semanas que aunque la doctora quiera llegar a dar las consultas no puede hacerlo porque la mandan a reuniones los del ministerio; por eso cuando quiero ir a pasar consulta primero le llamó por teléfono a una amiga que vive cerca de la clínica para que me confirme si llegó o no la doctora, para no hacer esa gran caminada y regresarme sin pasar la consulta”, explica Amaya.
Secundino dice que cada vez que se reúnen entre vecinos, amigos, incluso cuando llegan a la Casa de la Salud, abordan el tema de la necesidad de hacer público el problema que están enfrentando y hacer un llamado al Gobierno para que les vuelvan a enviar un médico que esté dando al menos tres días de consulta a la semana.
El cantón Ocote, en el distrito de Polorós en el municipio de La Unión Norte, está formado por los caseríos El Potrero, Piedra Redonda, Agua Salada, Agua Blanca, Quebrada Onda, El Carrizal, El Hueco, La Escuela, Joco Mico, Las Trojas; con una población de un aproximado de 2,500 personas.
Amaya comenta que muchas personas se van directo a la unidad de Salud del pueblo en busca de atención médica, pero en ocasiones no los atienden y les mandan para que sean atendido en la Casa de la salud del cantón al que pertenecen; él lo considera de injusto e ilógico, tomando en cuenta que a veces llega la doctora y solo es una vez por semana.
Según Amaya, es bastante la demanda que hay en los servicios de salud, que el día que llega la doctora, le toca trabajar pasadas las 5:00 de la tarde, hasta atender al último paciente, “es considerada y bastante humana porque ella sabe que la gente llega desde bastante retirado, ella sabe de nuestras grandes necesidades”, señala.

De acuerdo con información extraoficial del Ministerio de Salud, en el 2024 contaron con los servicios de un médico de año social, las consultas las daba de lunes a viernes, y a veces eran de tres a cuatro días, todo dependía si era asignado a capacitaciones o reuniones en otras zonas.
La fuente agregó que actualmente se quedaron solo con el apoyo que el ministerio les mandan de una doctora de la unidad de Salud del casco urbano de Polorós.
Además, explican que la Casa de Salud Comunitaria del cantón Ocote está abierta porque siempre pasa uno de los dos promotores o una enfermera.
Para el cantón Ocote, están asignados un polivalente (ordenanza), dos enfermeras y dos promotores de salud.
El trabajo de los promotores es de campo, visitar los caseríos que tienen asignados de cobertura para llevar los controles de las vacunaciones de niños, de perros y gatos.

María Escobar tiene una pequeña tienda frente al dispensario de salud, dice que el temor de la comunidad es que el ministerio los deje en abandono como ha ocurrido en otras zonas del país, “el día que viene la doctora a dar las consultas esto pasa lleno, y es de reconocer la labor de ella porque hace más de sus horas laborales, se retira ya oscureciendo hasta que atiende al último paciente”.
El padre de María donó el terreno para que la comunidad contará con una clínica. Ella recalca que si no fuera por el aporte de Japón, la alcaldía de Polorós y la misma comunidad, en el Ocote no contarían con ese establecimiento.
Escobar reconoce el esfuerzo que está haciendo la doctora, “es bastante la necesidad que tienen las personas de los caseríos, que el martes cuando ella viene se llena la clínica”.
Por la cercanía de la tienda con la clínica, muchas personas tienen el número de teléfono de María Escobar, para comunicarse con ella y confirmar si ha llegado la doctora a dar consultas.
Yorleni Gálvez, habitante, manifestó que nunca la clínica ha contado con un médico permanente, “solo mandan a los que harán su año social, y para éste año nos hemos quedado sin ese servicio (...) Son bastante las familias que dependen de los servicios de la clínica, y el llamado para el ministerio es que nos manden un médico permanente”, agregó Gálvez.

El dispensario lo construyó Japón y la comunidad
Anteriormente el establecimiento funcionaba provisionalmente en un área construida con láminas donde no contaban con los servicios de energía eléctrica, durante el invierno el agua se filtraba por el techo dañado; y los pacientes eran atendidos en el corredor de la casa del presidente de la asociación de la comunidad.
Fue hasta que la comunidad con el apoyo de la alcaldía gestionaron los fondos con el gobierno de Japón para su construcción en el terreno fue donado por Gregorio Bonilla Escobar.
De acuerdo con los registros de información, el proyecto denominado Traslado de la Infraestructura de la Unidad Comunitaria de Salud Familia en Cantón Ocote, contó con una inversión de $121,041 a través del Programa de Asistencia Financiera no Reembolsable para Proyectos Comunitarios de Seguridad Humana (APCS) de la embajada de Japón.

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