Sembrar para poder cosechar: la apuesta de la Liga Nacional

Fue en 2003 que a directivos del fútbol nacional se les ocurrió la idea de suprimir las reservas de los equipos de Primera División, y no pasó mucho tiempo para que la respuesta de por qué los malos resultados internacionales de selecciones y equipos pasaba por no invertir en las bases, o por el técnico de turno, frases que igual llevaban ya tiempo en el inconsciente colectivo.

Los datos oficiales arrojan, sin embargo, que desde 2009 dieron marcha atrás los directivos y, convencidos del error, volvieron a promover que hubiera jugadores jóvenes para los equipos de Primera División, que derivó, eventualmente, al que hoy conocemos como reservas.

Cambiaron un poco los nombres, las formas, pusieron a veces minutos u obligatoriedad de "x" reservistas en partidos de Primera, pero a nivel general, poco y nada cambió en cuanto a la producción nacional de jugadores. Contrario a lo que ocurre en otros países, las reservas nacionales han sido utilizadas más como un requisito (y gasto) con el que hay que cumplir, que como el futuro del fútbol nacional y la piedra filosofal que convertirá al triste balompié nacional en una suerte de alegría y cantera que permita hacer crecer selecciones, económicamente a los mismos equipos (por las ventas de dichos jugadores) y, con el correr del tiempo, eleve al deporte rey. En otros lados, reservas implica múltiples equipos inferiores, y comienzan muy chicos a aprender que el fútbol es más que pegarle a una pelota. 

Todos los grandes entrenadores que vinieron al país, y también los nacionales, se han cansado en decir por décadas que hay que invertir en la formación de jugadores, y en la formación de los formadores, pero nadie se lo termina de tomar en serio.

Hace poco más de 10 años, Proyecto Azul, en gran parte promovido por la Fundación Educando a un Salvadoreño y su presidente Jorge Bahaia, trajo expertos de Costa Rica y otros lugares para que explicaran cómo empezaron a producir jugadores en esa nación para exportarlos a ligas europeas. Hubo un curso de formación y daban un diploma, pero más se tardaron muchos de esos directivos en escuchar esos días las charlas que en hacer exactamente lo opuesto que se mencionaba: tratar mal a su materia prima, no pagar a tiempo, entrometerse en áreas que no les competen porque no están capacitados, como el área técnica, y un largo etc. que no es necesario describir. 

Cada vez es más notorio el retroceso del fútbol nacional en relación a otras naciones, y también cómo países "beisboleros", como Panamá, República Dominicana y Puerto Rico, (hasta Nicaragua), con un poco de inversión, orden y trabajo ya alcanzaron o superaron el nivel salvadoreño. 

En medio de toda esta realidad histórica y desorden eterno, no han sido pocos los que han lanzado propuestas, y tampoco no han sido únicas las ofertas desde el ejecutivo por impactar de manera positiva o generar algún tipo de cambio.

La Liga Nacional

Por las razones que fuere - populismo, interés real, o la que se le ocurra al lector -, al presidente del Instituto Nacional de los Deportes, Yamil Bukele,le ha interesado involucrarse en el fútbol nacional, y contrario al tema de la FESFUT (la intervención, el nombramiento posterior de la Comisión de Regularización), hubo un interés mucho más previo, que tenía que ver en alguna medida precisamente con producción de jugadores para el mercado local: la Liga Nacional (LNF).

Bukele dijo a El Diario de Hoy que la LNF "nació como un proyecto sociodeportivo que buscaba abrir oportunidades para el desarrollo local a través del deporte", y decidieron usar el fútbol por ser el rey.

Para el directivo deportivo, ha sido exitosa la LNF porque tras 4 ediciones ha permitido que "más de 40 jóvenes talentos... encontraran espacio en el fútbol profesional del país... porque ha demostrado que un proyecto con seriedad y bien estructurado puede captar interés de la empresa privada", además de calificarla como "ordenada, con un protocolo establecido en donde resaltamos el orgullo patrio, también lograr con una liga tan joven fuese transmitida por televisión, demostrar que es posible lanzar desde el inicio y sin interrupciones un calendario que se respetó y cumplió, que fuese autosostenible" por los patrocinadores, según Bukele.

En el camino, modificaron algunos aspectos: por ejemplo, ya no cuenta con extranjeros y ahora es para menores de 21 años. Sin embargo, tampoco es una liga que promueva el talento joven, y nutra de futbolistas en una etapa formativa.

Esta semana, se conoció que, pese a que la consideran exitosa, "haremos una pausa... porque queremos ayudar a la estructura del fútbol federado... y lo haremos directamente con la categoría sub-17... y darle mayor impulso a la liga femenina y a las reservas", sostuvo. 

Sin embargo, es claro, y lo ha dicho el mismo Bukele, que a veces los periodistas - y la gente - confunde: INDES no hace el deporte, solo crea condiciones para que la práctica sea más fácil, pero el desarrollo lo hacen las federaciones. De nuestra parte siempre abiertos para apoyar, y no tener miedo de acercarse a Indes".

El INDES, sin embargo, sí tiene un programa para chicos. "...invierte en las bases con el Programa LaLiga, Valores y Oportunidad, el cual se ejecuta con apoyo de Fundación LALIGA, de España. Actualmente contamos con 264 academias sociodeportivas de fútbol a nivel nacional de 100 niños cada una, que están becados al 100%, es decir más de 25.000 niños y niñas de todo el país están teniendo acceso a esta iniciativa impulsada y ejecutada por el Instituto Nacional de los Deportes. Les damos uniformes, balones y demás implementos deportivos para su desarrollo", explicó.

Un esfuerzo que, vistas las carencias de los futbolistas nacionales y a lo que se enfrentan ahora en cuanto al profesionalismo exterior, sin duda requerirá más apoyo del gobierno, pero también mucho más trabajo de la propia federación, y de sus miembros, así como un plan nacional para enfocarse en la verdadera producción de talento. Por ahora, la Federación ya tiene aprobados los estatutos homologados con FIFA, y falta la elección de la cabeza para echar a andar los cambios.

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