Venecia, el esplendoroso marco de la boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez
Venecia, la Perla del Adriático y durante siglos una de las grandes potencias mundiales gracias al control del tráfico de especias (que eran las refrigeradoras de carne en los viejos tiempos al hacer embutidos de carne con canela, pimienta, sal...como preservantes) fue el escenario escogido por uno de los tres o cuatro hombres más opulentos del mundo, Jeff Bezos, fundador de Amazon, para casarse con su mujer de varios años, Lauren Sánchez.
La boda, la presencia de muchas "celebridades" de la moda, las finanzas y otros campos, no fueron del agrado de los venecianos en sí, pese a que el acontecimiento costó más de 50 millones de dólares que beneficiaron las arcas fiscales venecianas, además de recalcar el embrujo de una ciudad, de su gran plaza frente a su catedral bizantina con los cuatro caballos evidentemente robados del hipódromo de la "segunda Roma", Bizancio, caballos que Napoleón robo a su vez y los llevó a París para instalarlos en el Carrusel pero que tuvieron que devolverse a Italia a su caída.
El mundo siguió el espectáculo, ya sea para ver a los asistentes, admirar o criticar el boato, como los aficionados al fútbol, al tenis, o quienes disfrutan de la danza, óperas.
La actriz Charlize Theron y la comediante Rosie O’Donell fueron algunas de las personalidades que criticaron el festejo por el derroche de lujo mientras la administración Trump persigue implacablemente a cientos de miles de inmigrantes en Estados Unidos, “destruyendo la vida de familias, no de criminales”, dijo Theron.
En los días en los que se celebraron los diferentes eventos de la boda, se produjeron protestas por el impacto en la ciudad. Los activistas de “No hay espacio para Bezos” continuaron con sus protestas al considerar que se había acarreado un daño para los habitantes y unos 700 manifestaron por las calles de la ciudad y arrojaron al Gran Canal decenas de flotadores y encendieron algunas bengalas en el Puente de Rialto.
Los tres días de celebraciones concluyeron con un gran baile de máscaras, una fiesta al estilo del carnaval veneciano del siglo XVIII.
Los que tienen la fortuna de haber visitado Venecia, recorrerla, ver sus magníficos y decorados templos e iglesias, haber comprado para guardarlos como un tesoro vasos y figuras de cristal veneciano... nunca olvidan su embrujo, además de tomar y comer algo en la gran plaza frente a San Marcos, como en la película de "sus soñadas vacaciones" de una actriz en la que cae dentro del canal y es seducida por un veneciano.
Una anécdota para no olvidar
Una persona cercana a nosotros cuenta cómo, al declararse una huelga cuando estudiaba segundo año de ingeniería que el año iba a perderse, y aprovechando una invitación de su primo que trabajaba en la Pan American, la extinta línea aérea estadounidense, se marcharon a París y luego a Italia y posteriormente le tocó ver la devastación causada por los bombardeos ordenados por Truman (el mismo de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki), dejando ciudades literalmente "aplanadas".
Con el primo tomaron viaje en el Expreso de Oriente de entonces, hicieron escala en Milán para ver La Última Cena de Leonardo y luego tomaron camino a Venecia sin tener idea de lo que iban a encontrar.
En la estación de tren se apostaban carga maletas, fachinos, representando hoteles: el escogido, Hotel Diana, ofrecía media pensión y el primo ya mayor, besaba a la linda hija del administrador, lo que obviamente ¡no le hacía ninguna gracia al padre!
Salieron del hotel, tomaron una calle, luego un pasadizo... hasta que frente a ellos se abrió lo inesperado… !!!La Plaza de San Marcos!!!
Después de Venecia siguió Florencia, luego Roma, luego Nápoles... Cada ciudad italiana es un tesoro de arte, de magníficas catedrales, espléndidos museos y, para coronarlo todo, la rica cocina italiana que en cada región ofrece sus especialidades... Una buena práctica es comer lo local, salir de la aldea culinaria y apreciar lo que otras naciones y culturas ofrecen...

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