“Mi meta es que mis alumnos vayan al cine”: Profe Verónica, de la escuelita de la isla Perico"
La escuelita esta a cargo de una docente y tiene una matrícula de 17 alumnos desde parvularia a sexto grado.
“En una clase que les puse en la televisión sobre el cine, salió la idea de ellos en conocer cómo es un cine porque nunca han ido; y esa es mi meta buscar apoyo para pagar las entradas de cada uno de los alumnos con su respectivo representante o padre; y el transporte terrestre. Les he pedido como meta a varios niños que se apliquen con la lectura ”, dice la Profe Verónica, ella es la profesora de la única escuela que hay en la isla Perico, en La Unión. Su deseo como profesora es llevar a sus 17 alumnos a San Miguel, para ver por primera vez una película en el cine.
La profesora Verónica Guadalupe Orellana dice que: el maestro llega a conocer las necesidades y problemas que enfrentan sus alumnos en el hogar o en la misma comunidad, conocen cuando un niño o niña no ha desayunado en casa porque no había pan o tortilla, o solo tenían una taza de café.
“Profe, fíjese que no hemos comido solo tomamos café porque no tenemos pistos, me puede dar cereal con leche; casos como eso uno de docente conoce por ese vínculo y confianza de nuestros niños”, añade.
Hace 26 años
A Verónica Guadalupe su primera oferta de trabajo, luego de egresar como docente de la universidad en 1999, le llegó para trabajar a la isla Perico, ubicada en la bahía de La Unión; las clases las daban en las casas de los padres o en una ramada porque no había escuela, una comunidad llena de carencias, fue hasta tres años después que lograron conseguir las láminas y madera para construir la escuelita.

Aceptó la oferta, que fue la única que recibió, a sabiendas que eso le implicaba muchos retos.
Ella tuvo que viajar desde Usulután hasta la isla, un reto que ha implicado asumir el costo del viaje en lancha o cayuco desde tierra firme en La Unión hasta la isla; que en sus inicios eran 50 colones y ahora son $5.72.
La profesora, en estos años, ha aprendido a conocer las mareas, pues este es un factor clave para saber cuándo puede embarcarse para entrar o salir de la isla.
Tras tres años de trabajar en el lugar, conoció a un isleño que se convirtió en su esposo y formó su hogar en la isla.
La Profe Verónica, como le dicen los alumnos, tiene ya 26 años dando clases en la escuelita; un lugar que la recibió cuando en la isla ni siquiera había electricidad, ni agua potable.
Poco a poco las condiciones han mejorado; hace 8 años llegó la electricidad, no así el agua potable, a la isla y por ende a la escuela.

También la escuelita de lámina se fue transformando, y ahora es de paredes de tabla roca esas mejoras hechas en entre el 2001 y 2002, fueron por el apoyo de la embajada de Los Estados Unidos a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Verónica tiene 48 años y llegó a la isla a la edad de los 22; ahora es directora y docente. Ella opina que como maestros no pueden estar excluidos de los problemas o necesidades de las comunidades, lo que sufren los habitantes, también lo padecen los docentes, como el temor de los isleños ante la posibilidad de ser desalojados del lugar debido a que determinada porción del islote fue comprada por Hun empresario chino.
“Si están sufriendo, pensando en que los van a desalojar, nosotros también porque somos parte de ellos (docentes), al igual las carencias como cuando hay lluvias y no se puede salir de la isla a comprar”, agregó la maestra.
Hasta el 2024 en la escuelita estaban asignadas dos maestras para atender desde parvularia a noveno grado, a partir de este 2025, la otra docente pidió traslado.

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