Trump, Platón y Nerón…
El caos de Los Ángeles es un adelanto apocalíptico de lo que viene. Y seguramente en las elecciones primarias, estatales e intermedias del próximo año tendremos sobre la mesa un adelanto de lo que pueda suceder.
La caída del trumpismo y del movimiento MAGA es eminente, y ya comenzó con la primera grieta: Elon Musk, el fiel compañero de campaña histriónico que gastó millones de dólares en promocionar a Trump…
La “teoría del loco” –poderoso pero impredecible- y la incertidumbre de los aranceles, lejos de lograr el slogan de hacer grande a América de nuevo (Make America Great Again) comenzó a generar fisuras; a esto se suma el desmantelamiento de la USAID, debilitando las redes de comunicación e influencia; luego siguió “su lucha” contra las universidades élites; y para rematar, la cruzada anti-inmigrante, que integra capturas, impuestos a remesas y la fractura de la primer línea de la fuerza laboral en Estados Unidos.
El famoso “Día de la liberación” fue un show; más que una política de muro comercial para fortalecer la productividad interna, representó un espectáculo de subir, bajar, quitar y poner aranceles.
El caos de Los Ángeles es un adelanto apocalíptico de lo que viene. Y seguramente en las elecciones primarias, estatales e intermedias del próximo año tendremos sobre la mesa un adelanto de lo que pueda suceder.
Trump no es ningún filósofo, pensador, teórico o político; sin embargo, canaliza instintivamente ciertos conceptos gracias a su dominio de la narrativa popular. Más bien es un empresario muy comunicacional con habilidades de negociar y gestionar tratos –Deal-. Y ha demostrado que es un desastre en el manejo de la geopolítica. Actualmente nadie puede tomar en serio a Trump, sólo que es el presidente de un país poderoso, hasta ahí.
Como ya lo hemos descrito, su gabinete de gobierno es un staff de personalidades mediáticas más que políticas; seguro están rodeados de decenas de asesores para guiarles qué deben hacer y decir.
Para comprender a Trump hay que leer a dos actores importantes, a nivel económico: Stephen Miran y su paper: “A User’s Guide to Restructuring the Global Trading System” y a nivel político a Steve Bannon, a través de Isaac Arnsdorf y su libro "Terminar lo que empezamos". La idea es acabar con la democracia y establecer un nuevo sistema político de “Ejecutivo unitario”.
El fenómeno de Trump no remonta a Platón y al Libro VI de la República: En efecto, para Platón, la democracia no era un sistema político ideal, sino “una forma agradable de anarquía”. La consideraba susceptible a la influencia de la multitud, donde la toma de decisiones se basaba en la opinión pública en lugar del conocimiento. En su visión, el gobierno de la mayoría podía llevar a la anarquía y la tiranía, ya que la libertad sin restricciones podría conducir a la falta de orden y disciplina.
Platón creía que la democracia carecía de la guía de un gobierno que tuviera el conocimiento y la capacidad para tomar decisiones acertadas. Argumentaba que el pueblo, en general, no estaba capacitado para gobernar, ya que se dejaba llevar por sus pasiones e impulsos. También veía la falta de disciplina y la anarquía. La libertad sin restricciones, según Platón, podía llevar a la decadencia moral y a la desintegración del orden social. Y sobre todo advertía sobre el peligro de que demagogos, con habilidad para manipular a la multitud, tomaran el poder y lo usaran para sus propios intereses.
Estos demagogos, según Platón, podían corromper el gobierno y llevar a la tiranía, a la inestabilidad y al caos. El contexto es muy diferente, pero en el fondo hay argumentos ocultos en MAGA que tocan la arista platónica.
Trump y otros títeres afines, se creen imprescindibles y los nuevos reyes filósofos que arreglarán sus sociedades y el mundo. Pero la gente no entiende de debates platónicos, aristotélicos o cartesianos. Lo que manda es aquella famosa frase de James Carville, utilizada en la campaña de Bill Clinton: “Es la economía estúpido”.
Si no hay crecimiento económico y empleo, si no se controla la deuda y los precios, tarde o temprano hasta el modelo más sofisticado se vendrá abajo. Trump parece ser un buen empresario, pero un país necesita buenos economistas –macroeconomía- y teóricos formados.
El marketing digital y las redes sociales son una plataforma fundamental para proyectar buenas mentiras, y todo funciona, hasta que llega el momento que no te alcanza el dinero para satisfacer las necesidades mínimas.
Los aranceles, las políticas anti inmigrantes, el ideal teórico de volver a un Estados Unidos que ya no existe, llevarán a esta súper potencia al caos, y Trump, tal como cuenta la saga de Nerón, está incendiando Estados Unidos.
La leyenda dice que Nerón incendió Roma para poder reconstruirla a su gusto y, según algunos, para frenar la creciente influencia cristiana en la ciudad. Trump quiere reconstruir Estados Unidos y los migrantes molestan. Se repite la historia, el imperio romano desapareció, solo queda el Coliseo como un recuerdo para los turistas…
Director Editorial /oscar.picardo@altamiranomedia.com
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