¡Ya está en el cerebro y no es parte de la IA!
Todos los materiales de los que están fabricados los muebles, los aparatos domésticos, los vehículos, los juguetes y los tejidos para las prendas de vestir, desde la ropa interior hasta los abrigos, incluso con una mezcla que parece inofensiva del 15% de algún polímero y 85% algodón, ya tienen suficiente plástico que nos afecta. Por un lado, es muy cierto, son útiles un determinado tiempo y cuando los desechamos, pueden ser parte del 10% del plástico que se recicla, o se suma a los miles de millones de toneladas esparcidos por la tierra, los océanos y la atmósfera.
Lo anterior lo sabemos desde hace años y quizás muchos siguen pensando, que ahí finaliza su ciclo de vida y Gracias a Dios, nos liberamos del plástico…
Pero tenemos las 4 Leyes de la ecología: “Todo está interconectado con todo”, “Todo va a parar a alguna parte”, “Nada es gratis” y “La naturaleza es sabia” y con el tiempo, cada día más, los plásticos se colaron en la cadena alimentaria de prácticamente todos los productos que consumimos, del mar y la tierra como alimentos líquidos, sólidos y también en el aire que respiramos.
Fíjese: Si deja su carro al sol y la temperatura en el interior sube a 70 grados, se produce un proceso de fotodegradación, porque los rayos ultravioletas de la luz solar rompen las cadenas de polímeros y se desprenden micro y nano partículas de plástico, que conforma el mal olor que percibe cuando abre la puerta. De ahí la recomendación de abrir las ventanas un tiempo antes de conectar el aire acondicionado para reducir aspirar las micro partículas de plástico y que no lleguen a los pulmones, pues de ahí según explican los investigadores, a través del torrente sanguíneo, llegan a otros órganos, incluso hasta el cerebro.
En la dirección: https://genomicpress.kglmeridian.com/view/journals/brainmed/1/3/article-p1.xml encontré el resumen de una investigación científica sobre como el plástico en forma de nano plástico ha penetrado en nuestro cuerpo. Y resulta que encontraron 30 veces más nano plástico en el cerebro que en los riñones y el hígado.
Por la cantidad de micro plástico alojada en el cerebro, para hacerlo inteligible, si lo juntan, es como si llevamos una cucharita de plástico dentro de la cabeza. Aún no se sabe si estas partículas dispersas en el cerebro pueden influir en la memoria y el estado de ánimo. ¡Está por ver!… Hace dos años, se utilizó una tarjeta de crédito como ejemplo del plástico que ingerimos por semana.
La plaga de plásticos en cifras, por lo que se ha venido produciendo y desechando, se calcula que vamos por seis mil millones de toneladas esparcidos por el globo y sigue creciendo, pues aunque existen alternativas, aún son más caras.
Las modas que nos invaden… En los años 45-60, veíamos en las películas cómo el protagonista por cualquier motivo se servía un whisky y encendía un cigarro. Más adelante, se popularizó la comida rápida y el vaso de bebidas carbonatadas. Desde hace unos años la gente camina con un vaso de plástico con café, y actualmente, la moda de la botella para agua, a cual más bonita, la mochila, la gorra, la ropa holgada, los audífonos, los tenis y el teléfono inteligente; cosas, en su mayor parte, fabricadas con plásticos de diferentes tipos.
Hace años empezamos a ingerir los micro y nano plásticos que se colaron en las cadenas alimentarias y terminan en el sistema digestivo, de donde pasan por diferentes vías a todos los órganos y parece que no hay un solo rincón de nuestro cuerpo ajeno a esta invasión, y lo nuevo y espeluznante es que también se está acumulando en el cerebro.
Pues ya sabemos, semanalmente ingerimos una tarjeta de crédito y en la cabeza llevamos una cucharita de plástico.
¿Y entonces?… Los científicos, continuar buscando nuevos materiales, y nosotros, preferir envases y utensilios biodegradables.
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