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Los jinetes del cambio climático

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Por Carlos F. Imendia
Publicado el 03 de junio de 2025


Ya no son los jinetes del apocalipsis cuyas visiones catastróficas del fin de los tiempos nos atemorizaban a quienes tratábamos de comprender el complicado último libro de las Sagradas Escrituras. Ahora nos damos cuenta que la ignición del Fin está en manos del cambio climático, la alteración del clima causada por la misma humanidad.

Las temperaturas inusuales registradas en el pasado mes de mayo, calor extremo  en México y Centroamérica, alcanzando una máxima de 43.7 °C en San Miguel, solo es la prueba para saber que los próximos años las temperaturas serán peor y mortales, en un estudio se estimó que El Salvador ha tenido 113 días de altas temperaturas entre mayo 2024 y mayo 2025, atribuidas al cambio climático.

Pese a esos parámetros, los machetes, hachas, motosierras no paran de talar árboles en todo el territorio, como que somos aficionados a la deforestación, nos gusta vivir en planchas de cemento sin ningún tipo de sombra. Ahora con el apogeo de la construcción en San Salvador, se acelera cada vez más la pérdida de cobertura boscosa. 

Entre 2001 y 2023 El Salvador perdió aproximadamente el 8.5% de cobertura boscosa (a pesar de suscribir convenios) posicionándose como el segundo país más deforestado de América Latina solo después de Haití. También, desde 1950 el país ha perdido cerca del 60% de sus manglares. Una situación alarmante que parece no preocupar.

¿Cuáles son las causas  que propician la deforestación en el país? La agricultura intensiva, monocultivo de caña de azúcar, urbanización descontrolada, proyectos turísticos y de infraestructura que afectan zonas protegidas, entre otros.

Cabe mencionar que los cafetaleros (un sector importante en la agroindustria salvadoreña) , que resguardan el bosque cafetalero, muy importante para el ecosistema y la biodiversidad, peligran en desistir a seguir sosteniendo la operación del mantenimiento de dicho bosque por falta de apoyo, ingresos, alto costo de producir sus manzanas de tierra, y muchos optan por otro tipo de proyectos.

Sin reforestación no se puede producir agua,  cuando la evaporación del Océano Pacífico,  sus nubes blancas llegan al filo de la cordillera como en el caso de Panchimalco, Comasagua, Jayaque este vapor se condensa, se filtra en las montañas y se produce agua que alimenta los ríos y mantos acuíferos. Pero se necesita de la cobertura boscosa para generar mayor precisión y que este ciclo sea eficiente, sin árboles este mismo ciclo se convierte en amenaza y catástrofe porque son los árboles los que de alguna manera retienen el agua lluvia y hacen que no baje violentamente llegando a erosionar el suelo y a provocar deslaves, también no se sature el suelo. 

 También muchos técnicos que están cerca del tema hídrico en nuestro país han sido testigos de ver la cruenta sequía de pozos vacíos sin el vital líquido, plantas que colapsan por falta de agua, además del poco mantenimiento que en algunos lados se da a dicha infraestructura que potabiliza el agua. 

 Entre los jinetes del cambio climático, sobresale la crisis hídrica, resalta cada vez más el difícil acceso al agua potable en muchas comunidades del país, perdiendo la cobertura boscosa y luego nos hacemos la pregunta: ¿eso se está tomando en cuenta? ¿Preocupa? seguramente no. El agua contaminada es lo que nos queda, el 95% de las aguas residuales en El Salvador se descargan sin ningún tipo de tratamiento adecuado y terminan contaminando afluentes importantes, finalmente al océano. Por cierto, el río Lempa ha perdido el 27% de su cobertura forestal en menos de 15 años.

Menor rigor para conceder permisos para construir suena a progreso, pero en realidad  es el golpe del látigo de los jinetes del cambio climático, que ante esas facilidades, la pérdida de cobertura boscosa será peor y nos haría más vulnerables. De igual manera, la aprobación de la Ley de la Minería, donde las comunidades en el norte y oriente del país absorberían el impacto nocivo. 

El tema ambiental no es decorativo, ni mucho menos de índole turística, es un tema vital que garantiza la vida. Por esa razón es necesaria la empatía ante el galope de los jinetes del cambio climático, mayor entereza, liderazgo y conocimiento, para que la mejor decisión  sea óptima y proteccionista del poco medio ambiente que tenemos (pero muy valioso).

Especialista en temas ambientales

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