"Un padre de muchos hijos", así es el sacerdote Pepe Moratalla
Aún recuerda cuando un grupo de militares sandinistas entró a su colegio de Monimbó y uno de ellos le puso la pistola en la nuca, casi a punto de matarlo. Fue el primer sacerdote expulsado de Nicaragua por los sandinistas en 1982.
No es salvadoreño de nacimiento, pero se siente más que un nativo. No es un artista consagrado, pero es un enamorado promotor del arte y la cultura. No es un padre de familia como otros aunque tiene infinidad de "hijos".
José Moratalla nació en Sisante (Cuenca) en 1948, en la región de La Mancha, la tierra de Don Quijote. "Por eso siempre he tenido algo de soñador y desde pequeño he soñado con servir a barrios donde haya pobreza y necesidades y ensayar respuestas para ellos a través del trabajo y la educación", reseña en entrevista con El Diario de Hoy.
Menudo, de 76 años, este hijo de Don Bosco está cumpliendo 50 años de sacerdocio, tiempo que ha dedicado a la educación de jóvenes en barrios pobres en Nicaragua, en Panamá y en El Salvador. Siempre llena la iglesia de María Auxiliadora (Don Rúa) en su misa dominical de las 6:00 de la mañana, en la cual predica con su característico acento castellano y su profundidad característica, pero sin perder la humildad.
Fue el primer sacerdote expulsado por los sandinistas de Nicaragua en 1982 por tener un colegio ideal, popular, con 2000 alumnos, tres turnos y el nocturno gratuito. "En aquel ambiente aprendí muchísimo para trabajar aquí (en El Salvador)", recuerda.
El legendario Padre Pepe, como se le conoce popularmente, el menor de cuatro hermanos, dice que inicialmente quería ser escultor y tenía su casa llena de muñequitos de arcilla, pero antes de los 13 años se interesó por los salesianos cuando supo que promovían el arte y la educación y tiempo después sintió la vocación de ser cura, no en una ciudad donde las necesidades estuvieran cubiertas, sino en un barrio donde hubiera necesidad. Su padre no estaba de acuerdo, pero finalmente José María profesó como Salesiano en 1965 en Godelleta (Valencia) y se ordenó en Barcelona en 1975. Ejerció su ministerio en Valencia y fue profesor en Villena.
Esta es la iglesia en San Salvador que visitó el Papa León XIV en el año 2012

"En lugar de escultor, terminé siendo sacerdote", dice sonriendo.
Las oportunidades estaban para ir como misionero a África, donde abundaba quien quisiera ir, pero él quería llegar a trabajar de inmediato y no pasar gran parte del tiempo aprendiendo dialectos, para después trabajar. De tal manera que prefirió Latinoamérica y en 1979 lo enviaron a Nicaragua, al turbulento barrio de Monimbó, cuna de levantamientos y revoluciones.
Cuando llega el padre Pepe a Monimbó los jóvenes habían pasado dos años en la guerrilla sandinista, eran difíciles, anárquicos ante sus maestros o quien quería imponer disciplina, por lo cual trataron de boicotearlo. Ya un año antes habían sacado a otro sacerdote español.
El padre Pepe recuerda que buscó muchas maneras de ganarlos, incluso con el fútbol, hasta que lo logró con el arte escénico y montó en teatro la obra Jesucristo Superestrella con 50 jóvenes, lo cual fue un éxito y finalmente contó con el apoyo de los padres de familia, algunos de los cuales habían pedido el retiro de Moratalla. La fórmula del éxito fue, primero, aprovechar la inclinación de los nicaragüenses para la poesía y la declamación, y segundo, la danza, la alegría que les caracteriza.
El entonces ministro de Cultura, Ernesto Cardenal, les permitió presentarse en el Teatro Rubén Darío, donde fue un éxito la obra y motivó a los muchachos propios y extraños.
Se rompió el hielo y se pudo incluso montar equipos deportivos, buscando acompañar al pueblo. "El colegio se convirtió en la casa del pueblo y el número uno del país", pero eso generó incomodidades en el régimen marxista leninista.
Una noche se presentó un grupo de militares sandinistas, lo tendieron en el suelo y le pusieron la bota en la cabeza y una pistola en la nuca, de la cual aún recuerda el frío del cañón y la convicción en ese momento de que iba a morir como mártir. "La misma escena que cuando llegaron por los jesuitas", dice recreando el asesinato de seis miembros de la Compañía de Jesús y dos empleadas en San Salvador en noviembre de 1989.
Los sandinistas no perdonaban que unos días atrás Monimbó entero se levantó porque el régimen atacó al cardenal Miguel Obando y Bravo y al padre Bismarck Carballo y quiso cobrársela al colegio Don Bosco por la representatividad que tenía en el barrio.
"Cuando me ponen la pistola en la nuca, sentía que apretaba el gatillo y me sentía alegre porque dije que me iría al cielo, pero también pensaba que había mucho trabajo por hacer ahí", relató, recordando que también en tiempos de Somoza quisieron hacer lo mismo con otro salesiano y la gente salió en manifestación. Finalmente lo llevaron a la cárcel y un cubano lo entregó al embajador de España, quien pudo sacarlo una semana después hacia Panamá, donde estuvo dos años antes de venir a El Salvador en enero de 1985.
Recuerda que venía por un año y ahora ha cumplido 40 "y soy más salvadoreño que español", dice con satisfacción.
En los años 90 lo invitaron al programa Sábado Gigante con Don Francisco, precisamente el Día del Padre y lo presentaron como "padre de muchos hijos", al igual que se conocía a Don Bosco, por todos los jóvenes que estaba formando en Polígono Industrial Don Bosco, con el apoyo de la empresa privada y del gobierno, que se mantiene hasta hoy.
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En el momento no pudo cuantificar cuántos "hijos" ha formado en el Polígono, "muchos", alcanza a decir, pero sabe que han progresado profesionalmente y algunos son hasta empresarios industriales.
El Polígono, en el colonia Iberia, en uno de los barrios con más necesidades en la capital, ha llegado a tener hasta 700 alumnos y ofrece formación integral, no sólo académica, sino también en arte y es así como ha revivido la recordada Orquesta Juvenil Don Bosco, pero ahora con decenas de músicos juveniles sinfónicos y un súper coro, que han contado con el adiestramiento de reconocidos músicos internacionales que han venido al país con ese propósito.
El padre Pepe no guarda rencor a quienes casi lo matan y lo expulsaron de Nicaragua porque los caminos de Dios son misteriosos y la Providencia tenía para el una misión más colosal en estas tierras…
El padre Pepe define el Polígono como centro de la Doctrina Social de la Iglesia, que promueve el nuevo papa León XIV como un legado de su antecesor, León XIII, promoviendo el bien común, la educación y la formación integral, sin ideologías políticas. Incluso Don Bosco en su tiempo procuró la capacitación de los trabajadores y con ellos y los empresarios promovió el convenio laboral, estableciendo las reglas de unos y otros.
"(Con la Doctrina Social de la Iglesia) se trata de poner en práctica, ya no el referente de "ama a tu prójimo como a ti mismo" (amarse a uno mismo y después a los demás) como en el Antiguo Testamento, sino el mandamiento de Cristo: "Ámense los unos a los otros como Yo los he amado" ", explica el padre Pepe.
Ese ha sido su ideal, su inspiración y su fuerza todos estos años en El Salvador…

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