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Almacén Chahin cuenta con más de 60 años ofreciendo diferentes productos para deportes al aire libre. Video EDH/ Ever FLores

El futuro incierto del almacén Chahin en el centro de San Salvador: “No estoy seguro si voy a cerrar”

La vitrina del Almacén Chahin evoca épocas pasadas de la historia de San Salvador. El negocio fue por décadas la vanguardia en la venta de artículos para deportes al aire libre, pero la actual evolución del uso del espacio en el centro hace dudar a su propietario sobre su continuidad.

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Por Miguel Lemus
Publicado el 27 de mayo de 2025


En sus vitrales se refleja el remozado Hotel Centro Histórico, algunas ventas de comida a la vista y un local cerrado que hasta hace unas semanas albergó unas barberías, una mezcla entre lo viejo, lo clausurado, renovado y demolido, que es la es imagen actual del centro de la capital. Allí donde pareciera que negocios de productos y servicios cotidianos para la mayoría de la población ya no tienen cabida, poco a poco van cerrando al son de las rechinantes melodías de sierras eléctricas y golpes repetitivos de martillos que finalizarán su concierto hasta remodelar algún local.

Sobre la 1a Calle Poniente varios curiosos se detienen a observar a través de la vitrina del antiguo Almacén Chahin, del centro de San Salvador,  que por décadas estuvo a la  vanguardia en la venta de artículos para deportes al aire libre a precios accesibles. |Foto EDH / Miguel Lemus

Al otro lado de la calle, Alfredo Chahin maneja su negocio familiar. Con las manos en la cintura, buscando acomodar su cangurera, sale a observar la calle, un vistazo rápido de izquierda a derecha le basta para reconocer cómo estará el día, mientras su imagen se pierde entre el humo del constante tráfico de la 1a Calle Poniente, en espera de clientes o de algún curioso… Lo que daría pie a una primera interrogante. "¿Pero aquí deben venir muchas personas a preguntar, solo a ver sin comprar?" A lo que contesta: "Yo a todas las personas les atiendo igual, compren o no compren, a todas les doy información y todas merecen mi atención", comenta el comerciante.

Alfredo Chahin es heredero de una tradición de mas de 100 años en el comercio de artículos para actividades deportivas y al aire libre. |Foto EDH / Miguel Lemus

Con su rostro enmarcado por una blanca y poblada barba, de voz grave y potente pero cordial, buzo profesional, pescador y experimentando hombre de naturaleza, Alfredo dice que a sus 71 años no está dispuesto a dedicarse a otra cosa que no sea su negocio, el mismo que hace seis décadas construyeron su abuelo y su padre.

A inicios de la primera década de 1900, un hombre llamado Gabriel llegó a El Salvador desde Palestina motivado por la búsqueda de oportunidades. Tendrían que pasar varios años para que, después de juntar capital, lograra por fin iniciar su negocio. Con ello se inició una tradición en el rubro de artículos de importación, algo innovador para la época. Luego a mediados del siglo y con mucho bagaje en el negocio, su hijo, Alberto, asumió las riendas hasta los años 90, cuando Alfredo, el último de la descendencia Chahin, se posicionó al frente de la herencia que aprendió a manejar desde niño.

El negocio trata de subsitir en medio de las trasformaciones del centro de San Salvador. |Foto EDH / Miguel Lemus

Cantimploras, navajas, cañas de pescar y variedad de artículos para actividades recreativas se combinan con la particular tipografía en el vidrio de la vitrina de hace más de seis décadas. También ha innovado fabricando mochilas de tipo táctico o para acampar. "Con el tiempo les vamos a poner una viñetita, un distintivo que diga que es marca de nosotros y que las damos a precios accesibles", agrega.

Este negocio se ha enfrentado en varias ocasiones a las transformaciones y a las dificultades de los tiempos.

En primer lugar, Alfredo comenta que optaron por dejar de vender algunos artículos de cacería y armas para tiro deportivo durante el conflicto armado de los años 80, "por obvias razones".

Luego las pandillas representaron no solo una modificación de su oferta de productos sino una amenaza a la continuidad por algún tipo de tributación ilegal, alias "la renta", que tenían que pagar.

Y ahora, cuando pensó que todo iría bien, el proceso de transformación de las calles del centro lo coloca en una incertidumbre con altas probabilidades de cierre.

La sala de venta conserva la tipografía característica de la época. |Foto EDH / Miguel Lemus

Según este comerciante, estar en el Centro Histórico le ha generado algunos problemas, ya que la exigencia de remodelación de los locales se traduce en el incremento de los precios de arrendamiento y los negocios pequeños no logran sacar para el alquiler. Sostiene que ante sus ojos han cerrado pupuserías y barberías a causa de la falta de disponibilidad económica.

La principal exigencia que le están haciendo es remodelar, que aunque le corresponde al dueño del local, a ellos como inquilinos también les compete una parte de la modificación. Con esto se adjunta otro problema, "el incremento del alquiler de la cuota, que ya es bastante alta y lamentablemente no hay un tope, no hay un control ni un techo, alguien arregla un local, lo deja muy bonito y entonces tiene que cobrar más", acota.

Detalle de algunos anzuelos comercializados en el almacén, Alfredo trata de motivar a sus clientes y ofrece alternativas económicas para la práctica de diferentes actividades recreativas. |Foto EDH / Miguel Lemus

Según Chahin, el rubro de su negocio es algo que se reserva para gastos de otro tipo. "Es como un gusto para recrearse, un pasatiempo", cree que la gente tiende a invertir en prioridades: "Yo creo las dificultades las generan las condiciones económicas del país, la gente no cuenta con mucho y todos los precios se están incrementando, están subiendo demasiado rápido, el dinero no alcanza, y yo no vendo artículos de primera necesidad",.

Alfredo no tiene dudas y afirma que este proceso va a embellecer San Salvador, pero también eleva la voz cuando sostiene que todo se está reservando para los negocios turísticos y eso incrementa el alquiler, "el problema es que el dinero en el bolsillo de las personas no crece, es el mismo y entonces se paga mucho más caro por algo que era más barato, eso no tiene cuenta".

"Muchos vienen a comprar anzuelos y un bollo de nylon, con eso ya tienen para ir a pescar, logran llevar algo de comer a sus hogares y se distraen", agrega Alfredo Chahin. |Foto EDH / Miguel Lemus

Modificación en las tarifas

Según reportó este periódico el 17 de marzo de 2025, la Junta Directiva de la Autoridad de Planificación del Centro Histórico de San Salvador (APLAN) aprobó una disminución en las tarifas aplicables a las actividades comerciales dentro del Centro Histórico.

Las tarifas que habían sido establecidas en diciembre de 2024 oscilaban entre $420 y $2,500, según el tipo de establecimiento y su ubicación. Con la modificación recientemente aprobada, los costos fueron reducidos de forma significativa, situándose ahora entre $180 y $585.

El mismo 17 de marzo del corriente, el presidente Nayib Bukele escribió en su cuenta de "X": "Hoy, lunes, a las 12 de la medianoche, vence el plazo para que todas las alcaldías del país REVIERTAN todas las tasas, multas, licencias, permisos, impuestos y cualquier otro cobro, devolviéndolos a la misma situación en la que se encontraban antes de la toma de posesión de los nuevos gobiernos municipales el 1 de mayo de del año pasado".

Luego hacía referencia a la judicialización de quienes omitan el cumplimiento, "Espero que el 100% de los concejos municipales acaten esta instrucción. De lo contrario, serán acusados por el delito de EXTORSIÓN ante la Fiscalía General de la República", y más adelante en el mismo mensaje el mandatario concluye, "Los empresarios, especialmente los micro, pequeños y medianos, merecen el respaldo del Estado. Son clave para el crecimiento económico de nuestro país. Acosarlos, llevarlos a la quiebra o incluso cerrar sus negocios es inaceptable y no será tolerado".

Otros negocios históricos, víctimas del nuevo orden del Centro Histórico

En mayo del 2024 el histórico billar Bobby Kings iniciaba un proceso de dimes y diretes con la municipalidad de San Salvador, luego de más de 90 años de encontrarse establecido en el barrio Zurita. La salvedad para los propietarios es que un documento de la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (OPAMSS), los reconoce como un lugar histórico y de aporte cultural. La OPAMSS también sostiene que la Alcaldía de San Salvador no puede aplicar la actual ordenanza ya que el negocio es más antiguo que ella, además de no tener ningún tipo de denuncia.

Luego de 48 años, la cerrajería "Las Cien Mil Llaves" cerró las puertas de la sucursal en la avenida España, debido a que por la cercanía con el corazón del centro les solicitaban una serie de remodelaciones, las cuales serían demasiado para mantener el alquiler del negocio.

Sobre la 4a Calle Poniente del centro se encontraba la Mía Pizza, que luego de 40 años decidió cerrar la sucursal en diciembre del 2024. También los requisitos para funcionamiento y las solicitudes de remodelación han pasado factura en este negocio.

En noviembre del 2024 la comuna capitalina cerró discotecas, bares y expendios de licor del centro, alegando el cumplimiento de la Ordenanza para la Convivencia del Municipio de San Salvador.

Alfredo comenta que han lanzado una colección de mochilas para todo tipo de usos que son realizadas por ellos, con el tiempo esperan poder bautizarla con su marca registrada. |Foto EDH / Miguel Lemus

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