Análisis: Maduro, ¿quién dejó escapar a tus rehenes?
A Nicolás se le sale el poder de sus ensangrentadas manos. Sus cómplices más cercanos no entienden que está pasando y no escaparán la justicia. Los normalizadores, apólogos, caprileses y luisvicenteleones, valga la híper redundancia, también tienen fecha de expiración.
Con 48 horas de retraso, y rumbo a Moscú en una caravana ridícula de cuatro aviones, @NicolasMaduro se enteró de que los cinco colaboradores de @MariaCorinaYA, acorralados durante más de un año en la residencia del embajador argentino —vecina, por cierto, de la embajada rusa—, habían logrado fugarse. También había salido del país, sin su conocimiento ni el de la Capa di Tutti Capi, Cilia, la madre de María Corina: una octogenaria hostigada día y noche por el régimen.
¿Qué ocurrió? ¿Cómo fue la operación? ¿Por qué la celebra @SecRubio? ¿Por qué Argentina agradece a EE. UU.? ¿Qué tan sólida es la alianza entre los ganadores del 28 de julio y Washington? ¿Qué viene ahora? Todas son buenas preguntas, pero por razones obvias, los detalles permanecerán bajo reserva… por ahora.
Lo que sí se sabe es que no hubo negociaciones, ni salvoconductos, ni delaciones. Esto último debe quedar claro para quienes temen no salir bien parados en la foto que viene. El sistema volvió a quebrarse —ya había pasado el 28 de julio—, pero esta vez, la burla fue aún más audaz.
Ahora lo que sí hay, post facto, es una brutal cacería de brujas (y brujos) dentro del aparato represivo de la tiranía. Se acusan mutuamente, se mienten entre ellos, los más ingenuos inventan excusas, y los más astutos ya activan sus planes B, C o D.
Un sistema que se sostiene únicamente por la represión se tambalea cuando implosiona su propio aparato represivo. Y desde el 28 de julio, el único sostén de Maduro se ha vuelto cada vez más raído y deshilachado. Sin represión no hay dictadura.
Dentro de la FAN(B*), las pugnas son cada vez más irreconciliables y el miedo más evidente. Oficiales que no han cometido crímenes graves buscan ahora marcar distancia de quienes roban, trafican, expolian, torturan y asesinan. De ser una institución con múltiples facciones, ahora solo quedan dos: una híper-criminalizada, sin salvación posible, y otra —mayoritaria— compuesta por quienes, aunque cómplices por acción u omisión, no participaron activamente en la bacanal criminal. Estos últimos no quieren salir retratados con los primeros. Y con razón. Es refrescante saber que los Hermanos y Generales Hernández Lárez @dhernandezlarez @hljohan - sinverguenzas ambos - están aterrados y buscando cómo proteger a sus familiares.
En el aparato represivo propiamente dicho, el terror es aún mayor. En el SEBIN, la DGCIM y la PNB faltan piezas clave que han huido silenciosamente del país. Algunos son testigos fundamentales para la Fiscalía de la CPI; otros ya están colaborando con la justicia estadounidense. Pronto veremos los resultados concretos de esas defecciones.
Dentro del círculo íntimo del régimen, la lucha entre los hermanos Rodríguez Gómez y los hermanos Cabello Rondón es a muerte. Ambos bandos cometen errores de lectura, se engañan con señales falsas, se ilusionaron con improvisadores como Grenell (felizmente desplazado del tema Venezuela por @POTUS) y sueñan con apoyos que no vendrán —ni de Pekín ni de Moscú.
A Nicolás se le sale el poder de sus ensangrentadas manos. Sus cómplices más cercanos no entienden que está pasando y no escaparán la justicia. Los normalizadores, apólogos, caprileses y luisvicenteleones, valga la híper redundancia, también tienen fecha de expiración.
Por ahora hay que celebrar que Corina, Magi, Pedro, Claudia, Omar y Humberto ya no son víctimas de la crueldad de Maduro. También tenemos que felicitar y agradecer a quienes con ingenio, paciencia y sangre fría montaron una compleja operación que le quitó el queso a unas ratas disque bolivarianas.
La libertad de Venezuela está bastante cerca. No desmayemos.
https://x.com/pburelli/status/1920189584228368494?s=46&t=OpLMUUoDpRT5IzK_5ru_aA

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