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La democracia es todo menos silencio o complicidad

La represión se ha enfocado en sectores populares que se manifiestan de manera pacífica que lo hacen reclamando derechos fundamentales como el de una vivienda digna, además expresan el cansancio con las condiciones de vida a las que han sido relegados, con vidas precarizadas, sin escuelas, sin clínicas comunales, con salarios miserables y el acumulado de enojocontra los abusos de poder en sus comunidades.

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Por Ondina Ramos
Publicado el 16 de mayo de 2025


Protestar no es un delito, ser pobre tampoco. Nuestro deber como ciudadanos responsables es defender las libertades democráticas contra el autoritarismo, denunciando todas las detenciones arbitrarias y exigiendo la libertad para los presos por protestar sin olvidarnos de ninguno. Preocupa particularmente que quienes defienden a las personas detenidas en las manifestaciones pacíficas mencionan que han sido objeto de intimidaciones y señalamientos por parte de autoridades estatales, así como de detenciones arbitrarias.

La represión se ha enfocado en sectores populares que se manifiestan de manera pacífica que lo hacen reclamando derechos fundamentales como el de una vivienda digna, además expresan el cansancio con las condiciones de vida a las que han sido relegados, con vidas precarizadas, sin escuelas, sin clínicas comunales, con salarios miserables y el acumulado de enojocontra los abusos de poder en sus comunidades.

Muchos callan por temor porque ahora en día expresar lo que pensamos puede ser causa de represarías. Todos sabemos que los problemas existen y avanzan perjudicando a los más vulnerables, es por esto por lo que se señala, se denuncia, pero sobre todo se pide resolución de problemas urgentes.

Conforme a la Constitución y las leyes de El Salvador, la libertad de expresión y el derecho a la información se encuentran reconocidos como garantías y derechos humanos, pero en la realidad existe censura, autocensura y hasta gente judicializada por defender causas válidas. 

Que quede claro que solo queremos un mejor país, donde la mayoría de los salvadoreños puedan gozar de sus derechos, que las familias puedan salir adelante por si mismos y que se nos escuche porque lo único que buscamos es un gobierno para el pueblo que priorice a los pobres. 

Somos testigos de niveles de represión en su mayoría de manera silenciosa en un tiempo tan corto, con detenciones de líderes de las organizaciones de sociedad civil, trasladados a cárceles de máxima seguridad, incluidos personas con discapacidad o enfermedades crónicas. Sin poder contar con el derecho a defenderse y a presentar pruebas de inocencia. 

Los salvadoreños seguimos soportando más pobreza y agudización de la crisis económica. Es común darse cuenta de que las personas no tienen para obtener una alimentación básica que les permita defenderse de la morbilidad, en este mismo orden cada vez es más frecuente que no puedan acceder a la educación, por diversas causas, entre las que se pueden mencionar: falta de recursos económicos para costear algunos gastos mínimos que genera la educación, escuelas muy retiradas y trabajos a temprana edad para cubrir gastos del hogar. 

La Asamblea Legislativa aprobó la propuesta presupuestaria del gobierno para 2025, que pone en primer lugar el gasto en seguridad y defensa, mientras que sectores clave tales como la salud, la educación y agricultura les han hecho recortes importantes, lo que claramente perjudica el acceso de la población a estos, profundizando las desigualdades. 

Según una investigación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el hostigamiento al que se somete a los defensores de los derechos humanos incluye vigilancia policial, amenazas y detenciones arbitrarias. Las organizaciones de derechos humanos denunciaron el uso de agentes encubiertos y campañas de difamación en redes sociales contra quienes defienden a las víctimas de violaciones de derechos humanos cometidas durante el estado de excepción.

Este informe también menciona que el gobierno está silenciando las voces críticas mediante la criminalización y represión de los defensores de los derechos humanos, especialmente a quienes piden justicia para las personas detenidas de forma arbitraria y quienes defienden los derechos ambientales y relacionados con la tierra y el territorio.

La democracia es todo menos silencio o complicidad; un ciudadano callado es, en definitiva, ciudadano incompleto. Cuando se silencia a un líder comunitario por consecuencia se está tratando de silenciar la causa, al trabajador con sueldo miserable, a familias que quedan sin hogar, ríos y territorios contaminados por la avaricia, a los jóvenes sin oportunidades, a los enfermos desatendidos, a los ancianos abandonados y a los estómagos vacíos.

Siempre hay que alzar la voz ante las injusticias, es nuestro derecho. Y Debemos hacer lo que esté a nuestro alcance para mejorar un poco la vida de quienes nos rodean.

Ingeniera.

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