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Cirugía y cirujanos del siglo pasado

La demanda quirúrgica del país era abatida mayormente en los Servicios de Cirugía del Hospital Rosales.

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Por Rodolfo Chang Peña
Publicado el 05 de mayo de 2025


Hace 3/4 de siglo la cantidad de médicos que existían en El Salvador no pasaban de 500 y de esa cifra aproximadamente un tercio eran cirujanos los que a su vez en su mayor parte residían y laboraban en la capital. Varias causas explicaban la concentración anterior; en primer lugar, por esos tiempos la mayor cantidad de referencias a cirugía se orientaban hacia San Salvador, los médicos anestesiólogos y técnicos anestesistas también en su mayoría residían en la urbe y naturalmente existían mejores instalaciones y equipos en el medio urbano que en el interior de la República.

En suma, la demanda quirúrgica del país era abatida mayormente en los Servicios de Cirugía del Hospital Rosales. Cada Servicio estaba conformado por dos pabellones, uno asignado a Mujeres (Costado norte) y el otro a Hombres (Costado sur). Cada Servicio tenía un Jefe Médico y un staff de cirujanos adjuntos, asociados y estudiantes de varios niveles. Personal de enfermería, técnicos y de apoyo. Un ejemplo típico de organización era el Primer Servicio de Cirugía cuyos pabellones por más de un siglo fueron paradigma de producción de egresos hospitalarios y formación del personal, especialmente medicos y enfermeras.

En 1960 el Jefe del Primer Servicio de Cirugía era el Dr. Ernesto Núñez, experimentado cirujano general de larga trayectoria. Si bien era atento, respetuoso y considerado con el personal era notorio su carácter fuerte. Al no más entrar al pabellón de mujeres a las 7:00 a.m. proyectaba seriedad, formalidad y disciplina. Era analítico, observador, organizado, planificador frio de pocas palabras. Hablaba con los silencios y su mirada glacial surgía cuando las cosas no estaban bien. Colaborador inmediato era el Dr. José Francisco Valiente, talentoso profesional, cirujano general y de tórax, además especializado en Tisiología (Tuberculosis Pulmonar). De cabeza fria y sentido común en su puesto, organizado, puntual cumplidor de su trabajo, aunque poco propenso a la sonrisa.

Por el “Correo del Fantasma” se sabía que ambos eran más temidos que respetados y que por su carácter especial y ser estrictos cumplidores de las técnicas operatorias, procedimientos y normas, algunos estudiantes declinaban ser sus ayudantes en los quirófanos. Esto no era nada nuevo porque ya se tenía conocimiento que en el pasado, algunos grandes maestros, con las excepciones del caso, era común que fueran arrogantes, no contestaban el saludo, daban instrucciones sólo a través de residentes e internos e incluso fueran más allá con los estudiantes. No obstante, lo deseos de aprender de los jóvenes eran más poderosos y la mayoría salió adelante en los quirófanos y pabellones del Primer Servicio de Cirugía.

En los días en que no operaban a menudo los jefes médicos se sentaban a conversar alrededor del escritorio de la Estación de Enfermería, a veces se incorporaba el Dr. Ricardo Hernández Suarez y uno que otro miembro del staff. Los tópicos de la tertulia eran variados, se debatía por ejemplo el probable diagnóstico de la próxima conferencia clinicopatológica, la calidad de los productos lácteos de Metapán, el tratamiento quirúrgico de la tuberculosis, la elección de la reina de las fiestas patronales, etc. etc.

Antes de la Segunda Guerra Mundial en el medio hospitalario se mencionaba con frecuencia a los cirujanos Liberato Dávila, Raúl Estupinián, Saturnino Cortez, Carlos Llerena, Luis A. Macías y otros que formaban un grupo que cada vez se hacía más pequeño en la medida que por su edad se iban retirando. Después de finalizar la Segunda Guerra Mundial el grupo de cirujanos comenzó a crecer y para 1961, entre los más conocidos estaban los doctores Carlos González Bonilla y Salvador Infante Diaz, por cierto, ambos realizaron la primera Comisurotomía Mitral cerrada (intervención quirúrgica de válvula cardiaca) medio siglo antes de que existiera el Programa Nacional de Cirugía Cardiovascular. Orlando de Sola fundador del Hospital de La Merced ubicado por el rumbo de la Calle de Concepción, Ministro de Salud de enero a marzo de 1961. Mario Reni Roldan, Director General del ISSS, en la década de los Setenta.

Ernesto Núñez, José Francisco Valiente, Ricardo Hernández Suarez, Juan Hasbún, Alejandro Gamero Orellana, Roberto Jiménez, José Antonio Saldaña, Alfredo Choto Pérez, Manuel Morán, Fernando Alvarado Piza, Roberto Ávila Moreira Director del Hospital Militar, Julio Ulloa, Víctor M. Pino, Simge Befeler, Fernando Berrios Director del Hospital Militar y después Ministro de Salud de Mayo a Diciembre de 1982, Jorge Sánchez Arauz, José Cepeda Magaña, Daniel Olivares Ministro de Salud de Enero a Junio de 1962, Enrique Muyshondt, Guillermo Rodríguez Pacas y otros que escapan a la memoria. La mayoría se desempeñaba como Cirujano General con alguna especialidad adicional.

Médico.

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