Compleja tarea dirigir el ISSS

El Coronel y Doctor Roberto Escobar García, ministro de Trabajo y presidente nato del Consejo Directivo del ISSS por los años de mil novecientos setenta y tantos en una reunión de trabajo al mediodía, como las que solía convocar, hizo el siguiente comentario: “En instituciones como el ISSS el solo mantener el rumbo es ya un trabajo difícil, no se diga lograr avances importantes en sus múltiples componentes. Implementar mejoras que se mantengan en el tiempo que realmente causen un impacto positivo son palabras mayores reservadas solamente para unos pocos. Sin embargo, no falta gente que opine que para la complejidad de la institución, mantener una producción razonable aun con los reclamos y quejas de siempre es para sentirse feliz y contento”.

El el transcurso de la década de los sesenta del siglo pasado se echó andar el flamante y recién construido Hospital General y Consultorio Externo, infraestructura insignia del ISSS en la capital. Complemento de este avance histórico, fue la visión acertada de las autoridades de la época al crear entre 1967 y 1972 las unidades de Planificación Medica, Supervisión Médica, Departamento de Consulta Externa, Departamento de Medicina Preventiva, Infraestructura y Departamento de Enseñanza y Promoción Científica, que contribuyeron grandemente con el crecimiento y desarrollo institucional acelerado de los primeros tiempos.

El incremento de la afiliación y sobre todo levantar la impostergable red de servicios para atender a los derecho-habientes distribuidos a nivel del país para protegerlos de riesgos por enfermedad y riesgos diferidos, instauración de procedimientos para nuevas prestaciones, introducción de innovaciones en las diferentes áreas, etc., no cayeron del cielo ni surgieron por generación espontánea sino fueron producto del trabajo diario, tenacidad y diligencia de los directores generales, naturalmente con el apoyo de los Consejos Directivos de las diferentes épocas.

En la década de los Setenta se descentralizó la consulta externa a las unidades médicas periféricas en la zona metropolitana, además la Maternidad, Medicina Física y Rehabilitación y otros servicios se trasladaron al edificio ex Hospital Benjamin Bloom y buena parte de la hospitalización del Hospital General se desplazó al recién construido Hospital Médico Quirúrgico. Todos estos movimientos mejoraron el funcionamiento y naturalmente, además de los servicios médicos la modernización se extendió también a las áreas financiera, administrativa, pensiones, jurídica, técnica, informática e incorporación de nuevos colectivos.

Aproximadamente por 1975 se creó la primera Unidad de Cuidados Intensivos, se reorganizaron y modernizaron los servicios de apoyo al diagnóstico y tratamiento y en esa línea de nuevos proyectos nació el Laboratorio de Cateterismo Cardíaco y se crearon las condiciones para la puesta en marcha del Programa Nacional de Cirugía Cardiovascular y de Grandes Vasos. Por primera vez en el país se empezaron a realizar intervenciones a corazón abierto, implantes de válvulas protésicas, plastias de arterias coronarias, by pass, etc. Comenzaron también los trasplantes de riñón y nació el Programa Nacional para el Manejo Integral del Pacientes con Cáncer, como parte del mismo se construyó el Hospital Oncológico que por cierto ha sido equipado con tecnología de punta para beneficio de los enfermos.

No hay dudas que los directores generales que pasaron por la institución en los últimos tres cuartos de siglo aportaron una buena dosis de dedicación y esfuerzos, más de algún dolor de cabeza, satisfacciones y sobresaltos, unos más, otros menos, y es que desempeñar el cargo no es tarea fácil sobre todo en tiempos difíciles o de aparente calma. Además de las dificultades para estar al tanto y conocer con más detalle ese laberinto de acontecimientos políticos, médicos, técnicos, administrativos y sindicales es posible deslindar que sobresalieron, como directores los doctores, en orden descendente, José Kuri Asprides, Mario Reni Roldán, Rodolfo Girón Flores, Jorge Bustamante y María Julia Castillo. Obviamente hubo otros que alcanzaron logros importantes, en este grupo se mencionan los ingenieros Alfredo Aquino y Carlos Regalado que por cierto se les reconocía por rendir mucho y llamar la atención poco.

Desde que se creó la Ley y Reglamento del ISSS el siglo pasado se suscitaron algunas dudas sobre la autoridad y capacidad de maniobra por así decirlo del director general, porque en la práctica en el transcurso de los años se ha podido percibir que son más limitadas de lo que podría pensarse, de ahí que el éxito de su gestión en buena parte está supeditado a su capacidad de dialogar, negociar  y trabajar en consonancia con al Consejo Directivo y sus componentes.

Es un hecho que el director general se encuentra en la parte media de un “sandwich”, por un lado al cuerpo colegiado del Consejo Directivo, la autoridad máxima, con una diversidad de representantes y por el otro, los mandos superiores, intermedios y de coordinación operativa indispensables para administrar la gigantesca organización del Instituto, que en suma es una estructura especializada en otorgar prestaciones dentro del contexto de la Seguridad Social, a un conglomerado circunscrito que acredita derechos para recibirlas.

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